Dolores del cuerpo, dolores del alma

Journal for Plague Lovers, Manic Street Preachers

A catorce años de la desaparición de Richey James, líder ideológico de la banda, Manic Street Preachers lanza su álbum de estudio número 9. Journal for Plague Lovers (Sony BMG, 2009) confirma el axioma del panteón de la música: que se debe buscar a los vivos entre los muertos.

Cada nuevo disco de Manic se convierte en un acontecimiento. La razón es simple. La banda ostenta en su historia un mito de proporciones elvispresleysianas. Así como existen fanáticos que aseguran que El Rey no ha muerto, hay quien se empeña en aseverar que ha visto a Richey James en Goa, India, y en las islas de Fuerteventura y Lanzarote, ambas pertenecientes al archipiélago canario.

El principio de la leyenda se remonta a 1995, año en que Richey desaparece misteriosamente. Hasta ese momento, sus principales credenciales lo situaban como el mejor escritor de canciones de su generación. Antes de que Manic se situara en la cima del mundo musical con The Holy Bible había destacado en la Universidad de Gales al graduarse en Historia de la política. Se sintió atraído por el comunismo, postura que trasmitió a los otros integrantes de la banda, especialmente al bajista Nicky Wire, también un recalcitrante seguidor del dietario político ruso.

Desde los dos primeros álbumes de Manic se observa la dicotomía que se convertirá en el destino de la banda. La lucha entre las inclinaciones melódicas de James Dead Bradfield contra la rabia y el deseo de sangre de Richey James. Y como telón de fondo, el fantasma de The Clash, el perfecto padre bastardo para un hijo bastardo. Con su tercer disco, The Holy Bible, Manic cambió la historia de la música. La furia de Richey se impuso por sobre la estética de James Dean. La banda dirigió todo su odio contra el enemigo público número uno: Estados Unidos. De inmediato se vetó al grupo en ese país, despertando un repudio tan profundo que sus discos no se han editado nunca allí.

Como todo genio atormentado e incomprendido, Richey James fue condenado por sus ideas políticas y por su homosexualidad. Ante tal escenario, aunado a las depresiones que lo aquejaban, se involucró en asuntos de drogas, una actitud que fue tolerada y solapada por la banda. Era James un nuevo Sid Vicious que simulaba tocar la guitarra en las presentaciones en vivo del grupo y se hería a sí mismo con navajas de afeitar. Pero, a diferencia de aquél, Richey había conseguido sacudir la conciencia de millones de personas con las lyrics contenidas en The Holy Bible, a tal grado que se presume que la desaparición de Richey tiene connotaciones políticas —aunque otros aseguran que se debe a relaciones con personajes del narcotráfico, teoría desmentida por la banda, quienes aseguraron que era un ardid para desprestigiar la figura del guitarrista.

Manic vuelve a los charts con Journal for Plague Lovers y es imposible no mencionar el nombre de Richey James. Después de catorce años la banda se atreve a sacar de la congeladora las letras escritas por Richey antes de su extravío.

Con su extracción involuntaria del grupo, James dejó huérfano el lado más salvaje de Manic. Es cierto, la actitud política persiste, pero se adolece la falta de poesía, principal recurso de Richey James, el Rimbaud de la Generación X, para manifestar su inconformidad social.

El título del disco es una referencia directa al síndrome Ian Curtis, la plaga del siglo XX de la que adolecía el desaparecido Richey, que como ningún otro pensador tradujo esa angustia existencial en un estilo irrepetible y original. El sonido del Manic de The Holy Bible es el sonido de un cuerpo en descomposición. Los dolores del cuerpo son los dolores del alma. Las plagas habían alcanzado al cuerpo.

El primer track de Journal for Plague Lovers, “Peeled apples”, es un esfuerzo honesto por recuperar el sonido primigenio del grupo que recuerda los momentos más punks de Gold Against the Soul. Un excelente arranque, inmejorable, el Manic guitarrero, el riff streetpreacher, herencia de Black Sabbath. Un comienzo más prometedor que el del disco anterior, Send Away the Tigers.

El segundo track, “Jackie Collins Existential Question Time”, refrenda la devoción que James Dead experimenta hacia el pop. La guitarra suena a Slash, James siempre ha sido un fan del sonido del Gun’s & Roses de Apetito por la destrucción. Una cosa es innegable, nadie suena como Manic Street Preachers a la hora de intercalar el pop con el heavy metal.

Después el álbum decae, se vuelve autocomplaciente. Demasiadas baladas. Y no hay que negarlo, desde la desaparición de Richey la crudeza que caracterizaba a Manic se ha transformado en un fervor por la pop ballad. Algunas han resultado excelentes, pero se extraña el riff. Manic no es una banda de guitarra acústica. Y el empleo de las cuerdas suena demasiado impostado. No se parece en nada al empleado en Everything must go. Repetir la fórmula no resultó un acierto. Era preferible contar con más canciones como “Rendition” o “Winterlovers” del Send Away the Tigers. Canciones que no se encuentran incrustadas en un disco a la altura de The Holy Bible pero que se han convertido en verdaderos himnos para sus seguidores.

Journal for Plague Lovers se levanta hasta el track diez, en el que se presume un poco esa furia que Manic exhibiera en Know your enemy. Los pasajes guitarreros y la forma de cantar de James Dean recuerdan al Manic de Generation Terrorist. Aquella banda que le quería gritar al mundo lo que el sistema ocultaba. Se lamentan los momentos consentidores, preciosistas, en que suenan a The Cure, a Camel. Manic se ha cargado al pop porque no puede ser más una banda oscura. La oscuridad era asunto de Richey James.

Pese a todo, Journal for Plague Lovers contiene excelentes letras y debe ser atendido. Manic es una banda histórica y continúa causando controversia. La portada del disco ha sido censurada. La pintura de Jenny Saville que muestra a un adolescente con el rostro pintado de rojo alrededor de la boca, simulacro que sugiere un banquete de sangre, ha resultado ofensivo en el Reino Unido y la placa es vendida envuelta en una funda negra.

Meses antes, el cuerpo nunca encontrado de James fue declarado oficialmente muerto por la familia. Para mantener vivo su espíritu los otros miembros de grupo desempolvaron la libreta con sus apuntes y vertieron sus palabras en Journal for Plague Lovers. Y si, como se supone, James sigue vivo o está muerto, su trabajo sigue alimentando la historia. Con la votación que puso a The Holy Bible como número uno de todos los tiempos en U.K. por encima de O. K. Computer de Radiohead y The Wall de Pink Floyd, ha refrendado su lugar como el poeta más grande desde Maiakovsky. ®

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Publicado en: Abril 2010, Música

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