El desierto y el sexo

Nazul, Wenceslao y Adrián

Habrá que preguntarle a Humberto Musacchio y a CONACULTA por qué 200 años de periodismo cultural cuesta 800 pesos. ¿No sería mejor un libro de precio accesible que estudiantes y periodistas pudieran adquirir sin sangrar su economía?

Rogelio Villarreal y Nazul Aramayo © Roman Villarreal, FIL 2012

Es una paradoja que los pasillos de la Feria estén atiborrados de chicos y chicas en pleno despertar sexual y que la presentación del libro del torreonense Nazul Aramayo haya convocado apenas a veinte personas. Eros díler, primera novela de este escritor novel ―publicada por Jus, una editorial católica y conservadora en sus orígenes y hasta no hace mucho, cuando se abrió a otras ideas y otras narrativas―, es poderosa y perturbadora. Una tragedia en una ciudad polvorienta y calurosa, fundada en medio del desierto por hombres y mujeres con voluntad de hierro; un drama escatológico en el que una pareja sobrevive entre sudores y humores, hartándose de cocaína, mariguana y cervezas y restregándose furiosamente mientras los soldados, los sicarios, los dílers y los travestis se apoderan de la noche. Un poeta que gana una beca del Fonca y se dedica a escribir para conseguir la admiración de las mujeres y a embotarse de sexo indiscriminado y drogas, las que haya, cuando se hastía de su novia. Una novela breve que se lee como una ráfaga pero que cala hondo en la imaginación.

Torreón es una ciudad que vive, como tantas otras, temerosa de enfrentamientos, levantones y balas perdidas. “Cerros blancos y pelones /tajos llenos de cagada /una bola de cabrones y un calor de la chingada”, escribió en los años cincuenta un poeta ebrio ya olvidado. Esa es la parte que no ha cambiado. La ciudad se ha desparramado y la noche se ha vuelto más violenta y promiscua en este primer tramo del siglo XXI. Es en esa urbe de La Laguna donde transcurre también la historia que narra otro joven escritor de la región, Wenceslao Bruciaga, en Funerales de hombres raros, publicada, sí, por Jus. El descaro y el cinismo del protagonista –en muchos sentidos alter ego del autor— es producto de su rechazo a la moral y a la hipocresía de una sociedad heterosexual que impone sus normas incluso a quienes prefieren follar a los de su mismo sexo. El antihéroe de esta historia odia el amor y ensalza la promiscuidad que, dice, distingue a los homosexuales. Sufre porque ama a alguien y detesta y humilla a quien está enamorado de él. Letras terribles de atmósferas enrarecidas y una búsqueda insaciable de sexo sucio en los lugares más sórdidos.

Lejos del desierto, en las tierras de la América boreal, se sitúa la saga de unos navegantes vikingos que arribaron a sus costas quinientos años antes de Colón y fundaron una población que al cabo del tiempo fue engullida por los indios, por la naturaleza. Vikingos es un relato compacto, apasionante y lleno de hallazgos de Adrián Curiel Rivera publicado por Libros Magenta, modesta editorial que crece cada vez más en calidad, como lo demuestra también el reciente libro de Andrés Téllez Parra Tu materia son los huesos.

Habrá que preguntarle a Humberto Musacchio y a CONACULTA por qué 200 años de periodismo cultural cuesta 800 pesos. ¿No sería mejor un libro de precio accesible que estudiantes y periodistas pudieran adquirir sin sangrar su economía? ®

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Publicado en: FIL, Noviembre 2012

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