Fascinación por Evita

Mito y símbolo gay

Hace unos días se cumplieron sesenta años de la muerte de Evita y para homenajearla la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner puso su cara en el billete de cien pesos. Justo la cara de Eva, la misma que un día dijo: “Volveré y seré millones”.

Evita actriz

Devenir: Cambiar, transformarse, llegar a ser, convertirse en algo.

Devenir otra persona.

Otra mujer.

Eso fue, es y será Eva Duarte de Perón: esa niña argentina bastarda y morena que un día se transformó en actriz, estrella, rubia platinada, enamoró a un político argentino —Juan Domingo Perón— y se convirtió en la primera dama del país. Y eso no fue todo… En su continuo devenir fue política y abanderada de los pobres y marginados. Todo un mito adorado por sus “cabecitas negras” y vejado por sus detractores. Eso sí, nunca olvidado.

Hace unos días se cumplieron sesenta años de la muerte de Evita y para homenajearla la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner puso su cara en el billete de cien pesos. Justo la cara de Eva, la misma que un día dijo: “Volveré y seré millones”.

La mujer tuvo una vida vertiginosa: nació en 1919 y murió en 1952, a la edad de Cristo. Llegó a Buenos Aires de su natal Los Toldos en 1935 y allí se transformó en actriz. En 1944 conoció a Perón y en 1946 se convirtió en la primera dama de los argentinos.

Desde esa nueva postura política mutó a madre protectora de los pobres y los humildes, representando a la clase trabajadora y dirigiendo desde su púlpito de esposa del presidente una amplia obra de desarrollo social. Desde allí defendió la causa de los pobres y acusó a los que no pensaban como su marido de “oligarcas y gorilas” (forma de denominar a los enemigos del peronismo), ganándose de esta forma cuantiosos enemigos que la odiaron más allá de la muerte.

Pero no sólo los más necesitados se identificaron con ella. En ese devenir nunca soltó su multifacético rol de diva y desde allí se formó un complejo proceso de identificación entre Eva y las diversidades sexuales. Desde aquel entonces y hasta hoy la comunidad gay argentina y del mundo encuentra en esta mujer camaleónica un símbolo de superación y heroísmo que permite tirar abajo puertas y abrir ventanas para reivindicarse una y otra vez.

Eva gay

Maverik

Por ello, cuatro hombres que no se conocen —homosexuales— y de distintas partes del mundo se encuentran en este espacio para opinar sobre la fascinación gay por Eva. Tres son argentinos y uno mexicano. En sus relatos hay coincidencias y discrepancias, pero por sobre todas las cosas hay una admiración intacta más allá de distancias, edades, profesiones y nacionalidades.

Adrián Fernández es argentino y artista. A partir de este momento lo llamaremos Maverik, como su personaje de drag queen desde hace doce años. Ese mismo personaje que, por animosidad a Marilyn Monroe y Madonna, cada vez lo supera más.

Cuando Maverik piensa en Evita lo primero que se le viene a la cabeza son dos palabras claves: desafío y osadía. “Eso genera Eva en todos aquellos que quieren luchar en la vida. Hace que uno se anime, confronte, diga lo que piensa”, dice.

Su primer contacto con la figura de Evita fue cuando era chico, en su Mendoza natal. “Fui criado en una familia simpatizante de la Unión Cívica Radical (partido político opositor al peronismo). Pero mis abuelos maternos —inmigrantes— fueron ayudados por Perón y Evita y valoraban lo que ellos habían generado históricamente en el país”, cuenta Maverik.

Su segundo contacto con la figura de Eva fue en una disco cuyana. Allí interpretó a Madonna en su rol de Evita. “Con música de Andrew Lloyd Weber, representé a un Maverik con la fuerza y el temperamento de Eva. Elegí actuar la primera parte, cuando ella llegaba a la “gran ciudad”, porque me identificaba su faceta de ser alguien que lucha por un ideal. Tenía “ese” temperamento actoral increíble, eso me pudo…”, recuerda.

Miguel Miño es un estudioso empírico de la vida de Evita. Es argentino, diseñador gráfico y vive desde hace más de una década en Barcelona. Está casado hace más de tres años con Pastor, gallego de nacimiento y catalán por elección.

Cuando Ángel piensa en Evita lo primero que se le viene a la cabeza es la palabra “descamisados”. “Evita y sus descamisados”, que hace referencia a su trabajo social o político. Esa palabra se me pegó y la enlacé para siempre con el nombre de Evita. Para mí fue descubrir otra forma de llamar a la pobreza o la miseria».

“Vengo de una familia con un padre peronista y una madre ‘gorila’. Cuando mi madre llegó a Buenos Aires desde Mercedes, provincia de Corrientes, tenía quince años y corría el año 1950. Provenía de una familia venida a menos, había sido criada como una princesa, pero en Buenos Aires no era nadie y tuvo que trabajar en una fábrica. Allí la subían obligada a un camión para ir a vitorear a otra recién llegada pero cuyo origen era mucho más prosaico… De allí al odio hubo un solo paso”, detalla.

Miguel recuerda que en 1974, cuando murió Perón, él tenía once años y en su casa no se hablaba de otra cosa. “Mi padre era canillita (vendedor de diarios y revistas) y un canillita se debía a Perón. Por eso, cuando murió, mi padre fue a hacer la cola para ver el cadáver del general en el Congreso”.

Don Miño fue en el Fiat 600 azul del que tanto se enorgullecía y mientras hacía la cola le rompieron el vidrio del auto y le robaron toda la recaudación. “Cuando mi madre culpó a Eva Perón del robo supe que tenía que averiguar quién era esa mujer”, explica Miguel.

Evita se convirtió en una obsesión en la vida de Miguel, quien se ha dedicado a devorar todo tipo de biografía, ensayo, novela, notas, reportajes, obras de teatro y demás información sobre Eva. “Mientras tanto yo descubría mi homosexualidad, la disfrutaba y me sentía rechazado y muchas veces humillado. Incluso podría decir que usado. Cuando descubrí los orígenes de Eva Perón, su faceta de hija ilegítima, sus humillaciones, el inmenso dolor que debía significar en su época el estigma de ser hija de ‘la otra’, entendí sus arrebatos, su lucha, su venganza, su ira”, agrega.

Cristian Miranda es argentino y referente de la agrupación política “Putos Peronistas”en Rosario, Provincia de Santa Fe. El militante recuerda sus primeros contactos con la figura de Eva a los ocho o nueve años. “Recuerdo que mi abuelo me llevó al Sindicato de Obras Sanitarias, donde trabajaba. Ahí vi por primera vez la imagen de Evita y le pregunté a mi papá y a mi abuelo quién era esa mujer. Ellos me respondieron: ‘Es la jefa espiritual del movimiento’”.

Cristian busca una palabra para definir a Eva y la encuentra en un santiamén. “‘Revolución’, sin duda”, dice. “Porque el espíritu que despierta a todo militante es revolucionario. En una sociedad tan estructurada ella se levantó ante la negación de la familia de su padre y se alzó como un ser revolucionario para cambiar la historia. Evita fue y es el hecho revolucionario del peronismo”, puntualiza.

Ángel Rivera es mexicano, antropólogo y periodista. Su primer contacto con Evita fue a través del musical que lleva su nombre, a fines de los setenta. “La canción ‘No llores por mí, Argentina’ había tenido un éxito tremendo y ahí surgió la curiosidad de saber sobre ella. Eran épocas sin internet, así que recurrí a una Enciclopedia Salvat que había en casa —yo era un ávido lector de enciclopedias— y allí localicé los datos de esta mujer”, recuerda.

Cuando Ángel piensa en Evita lo primero que se le viene a la cabeza es la palabra “descamisados”. “Evita y sus descamisados”, que hace referencia a su trabajo social o político. Esa palabra se me pegó y la enlacé para siempre con el nombre de Evita. Para mí fue descubrir otra forma de llamar a la pobreza o la miseria, porque ya no tener ni para una camisa… Me hablaba de una situación verdaderamente extrema”, explica.

¿Mujer o mito?

Evita

Maverik es contundente al considerar a Evita más mujer que mito. “Marilyn fue un mito y ese mito se comió a la diva. En el caso de Eva eso no ocurrió. Su figura se ve más como mujer por todo lo que representó, por la realidad que vivió. Siempre la recordaremos por ese temperamento de desenfado que hay que tener para manejarse en una sociedad”, dice.

Para el artista, Eva es sin duda un icono de las diversidades sexuales. “Ser gay sigue siendo una palabra rebuscada, todavía no se habla y puede ser una mala palabra en la familia o en la educación. Por eso Eva es un icono gay. Te sentís identificado porque con su personalidad te da esa valentía y esa fuerza para enfrentar las cosas y decir: ‘¡Soy gay!’ Así era Evita, para ella no había filtro, todo era transparencia, por sobre todas las cosas”, concluye.

Como Ángel, Miguel también recuerda el estreno del musical “Evita”.

“En el año 1978 se estrenó Evita el musical en Londres. La dictadura (en esos momentos Argentina vivía bajo un gobierno de facto. Unos años después comenzó a circular una foto de Galtieri (entonces presidente de facto) en un viaje a Londres. De fondo se veía el cartel del musical Evita. Todas estas imágenes eran como flashes para mí. No teníamos internet, no había libertad de expresión, y una imagen como esa era la bomba. Por entonces Eva ya era un mito. Lo fue desde el preciso instante de su muerte porque su destino era ser un mito”, explica.

Para el diseñador y ávido lector no se puede luchar contra esto. Es inevitable. “No sólo es un mito sino que es posible que sea el único mito que surja de toda la historia política argentina”, agrega.

¿Que si es un icono gay? “Obviamente”, se apura a contestar Miguel. “En los noventa salió un libro que se llamaba Mujeres peligrosas. La pasión según el teleteatro, de Cecilia Absatz. Allí la autora explicaba que la heroína de toda telenovela tiene el ‘Momento Scarlet O’Hara’. Yo creo que a todos los gays argentinos en algún momento de su vida le llega su ‘Momento Eva Perón’, es un momento de plena identificación con el personaje”, dice.

Por su parte, Cristian considera que la historia argentina siempre intentó tratar a Eva como mito para desarticularla como hecho político. “Las dimensiones del cuadro político que tenía Evita siempre nos hicieron creer que era una santa, cuando en realidad era un cuadro político que tomaba decisiones y obraba a favor del pueblo. Ese precisamente es el mayor contenido que tiene Eva”, dice.

«¿Se siente la comunidad gay parte de los descamisados de Evita? Probablemente sí. La comunidad gay siempre busca en personajes extraordinarios —generalmente mujeres— reflejos o iconos que seguir o cuya obra encaja y enarbola las demandas de los grupos homosexuales».

Para el referente de Putos Peronistas, los gays tienen una gran identificación con mujeres de carácter fuerte. “Creo que nos reflejamos en Evita porque se paraba ante los demás para demostrar quién era y eso a los gays nos ha costado mucho, aunque hoy hay una vuelta de página positiva respecto a las diversidades sexuales”, explica.

Cristian recuerda las memorables palabras que Paco Jamandreu —modisto, amigo de Eva y gay— le dice emocionado a Perón, luego de visitarla cuando ella ya estaba enferma: “Ser puto y ser pobre es ser Eva Perón”.

“Fijate lo que dice Paco, para él ser oprimido y segregado en este país es lo mismo. Por eso la admiración por Eva, quien se planta ante todos y lidera un movimiento”, relata.

Para Ángel el mito es más grande que la mujer. “La apariencia nos la ponen mejor de lo que en realidad es y con el paso de los años y la llegada de la ‘edad madura’ uno descubre que al hombre o la mujer jamás se les llega a conocer en su esencia. Yo mismo aún no sé quién soy y a veces me hago las mismas preguntas que me hacía de niño o de adolescente. Mucho de lo que mis amigos dicen o piensan de mí es un mito. Y eso me hace pensar que Evita es también un mito, quizá hecho a propósito por ella misma. Pero es la época, el entorno, el tiempo lo que hace que los mitos crezcan o desaparezcan y el de Evita está cobijado por todos aquellos que en una realidad sin esperanza voltean los ojos a esos seres extraordinarios, y Evita lo era; que les permite soñar en un mundo mejor y más igual entre todos”, relata.

El antropólogo mexicano no sabe por qué Evita es un icono gay, pero sí sabe que la condición homosexual está muy ligada a la discriminación, al desprecio y en muchos casos al odio. “Los pobres de Evita, los descamisados son también marginados, despreciados y para los poderosos hasta seres odiosos. ¿Se siente la comunidad gay parte de los descamisados de Evita? Probablemente sí. La comunidad gay siempre busca en personajes extraordinarios —generalmente mujeres— reflejos o iconos que seguir o cuya obra encaja y enarbola las demandas de los grupos homosexuales. Como ejemplo podemos agregar a la princesa Diana, y en México a las cantantes Yuri o Gloria Trevi. No dejemos de lado la belleza y el glamour que irradiaban o irradian estas mujeres, y en el fondo es como el sueño gay de la belleza y brillar como el sol”, explica.

Eva hoy

Evita, ya enferma, luego de un discurso, abrazada a Perón.

Para Maverik no habrá otra Eva. Cree que el oficialismo “usa” la figura de Evita, y para el artista eso es una falta de respeto.

“Se valen de su imagen pero ésta es otra época… Siento que hay un doble discurso que embarra su figura. Siento que se vanaglorian de la imagen de Eva pero la corrupción les llega al cuello”, afirma contundente.

Para el artista la cara de Evita en el nuevo billete de cien pesos es un disparate. “La usan como recurso para seguir en la ignorancia ¿Si a ella le hubiese gustado o no estar en el billete? Eso no lo sabremos nunca”, concluye.

Cristian disiente con la opinión de Maverik. El militante cree que hoy en día el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner vuelve a Evita al lugar que se merece, que fue el de la gran figura política, determinante para el rumbo del país.

“Hoy la presidenta es militante y nos dice que hay que ser Evita o Perón en los hechos y en la toma de decisiones, porque ésa es la reivindicación en el plan político. La figura de Eva es determinante en nuestro país para identificarnos con una causa y luchar por ella”, detalla.

Para Cristian, la imagen de Eva en el billete de cien pesos es un merecido reconocimiento y homenaje que se ha demorado demasiado.

“Como argentino me representa más lo que hizo Evita que Roca, Mitre o Sarmiento (expresidentes que aparecen hoy en los billetes), porque Eva sí se identificaba con el pueblo. Sin duda el kirchnerismo pone a Evita en el lugar que se merece”, concluye.

Ángel trata de visualizar sin éxito la figura de Evita en México. “Hoy no es fuerte. Sus ideas no se difunden entre los jóvenes ni forma parte del imaginario de lucha social. Pero hoy día, hay que decirlo, los jóvenes no tienen ni conocimiento ni memoria histórica. No es un personaje de moda, y hoy la moda es la que pesa más”, dice.

El mexicano tampoco cree que un personaje como Evita pueda surgir otra vez. “Ella fue fruto de una época cuya leyenda creció bajo el amparo del misterio y del culto a la personalidad, como muchos otros personajes y personalidades ‘monstruo’ de esa época. Hoy los iconos son de otro tipo, temporales, perecederos… Ya no hay magia ni sueños…”, apunta.

Para Miguel, Evita persiste en el mito que vende. “‘El modelo’, como se dice ahora, lo necesita. El último gran golpe ha sido el billete. Un ser que ha sido humillado, vejado, que ha sido insultado, del que la gente se reía, del que se han dicho miles y miles de verdades, de mentiras, de exageraciones; a pesar de todo eso es amado, venerado e incluso llega a ser imagen del billete más marketinero de la historia… Pues eso es un mito, y eso es una identificación. Si ella ha sido segregada y ha llegado, yo también podré. No me podrán pisar jamás. Ya lo dijo: ‘Volveré y seré millones’. Nunca pensó que serían millones de pesos…”, concluye. ®

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Publicado en: Agosto 2012, Apuntes y crónicas

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