Ingeniería en colocación de uñas

Uña, teoría y práctica

Una nueva opción de estudio se ha abierto para las emprendedoras: inscríbase, no pierda tiempo en consideraciones estéticas.

No logro comprender cómo alguien puede ser capaz de colocarse esas asquerosas uñas postizas de cinco centímetros, colores pastel, bisutería de tres pesos y paisajes ininteligibles que últimamente se han puesto tan de moda.

No lo comprendo porque, amén de la afrenta a la belleza, es claro que las habilidades manuales de quien utiliza tan extraño apéndice quedan severamente limitadas mientras dura el pegamento: estas chicas pierden la capacidad de doblar cómodamente una hoja de papel, por ejemplo; en un descuido amoroso pueden sacarle un ojo o rasgarle el escroto a su amasio; ya no hay posibilidad de disfrutar el exquisito placer de extraerse de la nariz una mucosidad petrificada, a riesgo de rozarse el cerebro, y no quiero ni pensar en las dificultades que deben pasar para cumplimentar sus más íntimas labores fisiológicas.

Lo peor es que incluso existe ya una cosa que se llama “técnico en uñas”, donde enseñan a las emprendedoras paso a paso el modo de colocar estos artificios y mejorarlos con sus imaginaciones, que no deben ser vastas.

Lo peor es que incluso existe ya una cosa que se llama “técnico en uñas”, donde enseñan a las emprendedoras paso a paso el modo de colocar estos artificios y mejorarlos con sus imaginaciones, que no deben ser vastas.

Acabo de encontrar una página donde comparan eso que llaman la “profesión” de técnico en uñas con el deporte. Dice, textualmente: “La carrera del verdadero deportista es de verdadero sacrificio: horarios apretados, alimentación rígida, entrenamientos de no menos de ocho horas diarias… La carrera en técnico en uñas es igual (!): a veces, por ahorrarnos algunos pesos, compramos producto que no está certificado por ninguna autoridad sanitaria. Caemos en la tentación del atleta, ponemos en riesgo la salud utilizando sustancias prohibidas o de dudosa procedencia… Seguramente ningún campeón olímpico se puso una meta baja o fundamentó su entrenamiento en productos comerciales de bajo esfuerzo y resultados rápidos… Invito abiertamente a todos los que nos dedicamos a esta noble actividad (¿eh?), a unirse a la cruzada mundial (sic) cuyo epicentro se inició en México, y cuyo fin no es otro que la dignificación (megasic) de la carrera (…ejem) en técnico en uñas para que cada día seamos más los profesionales que amamos esta carrera”.

Es fácil imaginar a la dignísima y noble comunidad de técnicas en uñas desterrando de sus locales apestosos a pegamento a las charlatanas que no se levantan a las cinco de la mañana a entrenar arduamente quizá con pezuñas de puerquito para lograr ser las campeonas olímpicas en colocación de uñas aberrantes.

Y en sus sesiones de entrenamiento, su filosofía: “Tú no colocas la uña, deja que la uña te coloque”. Lo cual es posible, claro: con tanto químico pegador estas profesionales del mal gusto deben andar tan colocadas que hasta crearon su propia escuela. El emblema sería un cortauñas con hojitas de laurel, el lema “Piensa en uñas y trabaja”, y las prácticas profesionales se realizarían en una morgue o en un obrador.

No me extrañaría que citaran a Baudrillard para justificar sus planes de estudio: “Imaginad algo bello que hubiera absorbido toda la energía de lo feo: aparece con la moda…” ®

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Publicado en: Febrero 2012, Monte Pitón

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  1. Alguien se está proyectando jojo. ¿Tanto drama por las uñas? Y una cosa es un artículo de opinión y otra escribir sus propios traumas existenciales. Esto del intelectual ningunando a diestra y siniestra ya deberíamos de haberlo superado caray.

  2. que penoso, el desprecio con el que se describe a una persona que solo se dedica a trabajar deberia dar verguenza, no entiendo el por que publican algo que denigra a alguien que busca superarse de una manera decente.

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