Intestinos a la vista

Ascópolis, de José Ángel Balmori

Ascópolis, además de un breve libro de relatos de José Ángel Balmori publicado por la editorial Moho, es más que nada una consecución de estados de ánimo, todos nefastos. Una plegaria nihilista la mayor de las veces malintencionada.

Si la vida es una acumulación de despropósitos, de ambiciones frustradas, de horizontes demasiado lejanos como para pensar seriamente alguna vez en alcanzarlos, Balmori nos lo recuerda en cada uno de estos relatos.

Y ese despropósito se condensa a veces en los pequeños detalles, siendo Balmori un observador sagaz de nuestra degradada realidad. Así Ascópolis también se convierte en una declaración personal de principios: “Detesto esos pantalones de mezclilla con más de cuatro bolsas que parecen hechos con las cortinas de un burdel de traileros”.

En Ascópolis se dan relaciones amorosas sin amor, pero no ese amor que escribimos con mayúsculas, sino aquel que se da sin el mínimo atisbo de interés por alguien más. El otro reducido a una permanente molestia con la que hay que lidiar.

En el libro ocurren varias muertes. Ya sabemos que la muerte nunca tiene sentido, sobre todo si nos toca de cerca. Pero en estos relatos el narrador experimenta un duelo no tanto por la muerte de quien se va, sino por la miseria de las vidas de quienes se quedan. Si la muerte no tiene sentido, la vida es del todo intrascendente, anodina y la mayor parte de las veces absurda.

De este modo, estos relatos de claro tinte autobiográfico se suceden en la voz del narrador en primera persona por un mundo sin redención posible, donde todo está tan echado a perder, que cualquier mejora, su simple intento, se convierte de inmediato en una utopía desechable.

De este modo, estos relatos de claro tinte autobiográfico se suceden en la voz del narrador en primera persona por un mundo sin redención posible, donde todo está tan echado a perder, que cualquier mejora, su simple intento, se convierte de inmediato en una utopía desechable.

Balmori con sus relatos parece rozar el malditismo literario. Pero más allá de una pose, el mundo que nos describe rebasa la posibilidad de alguna catalogación de tipo moral. La conducta desobligada hacia una realidad hostil no deja mucho margen de acción. A todas luces, ese mundo es terriblemente estúpido, poblado por personajes que aceptan sin más ese sinsentido, o en todo caso, lo ayudan a conformar con su sumisa existencia.

El narrador no se salva de ese manto ácido de desprecio por la vida que cubre la atmósfera en la que se desarrolla Ascópolis. Al hablar del hermano retardado de una de sus novias dice: “Gómez era idiota, digamos que había llegado muy temprano a la repartición de cromosomas, así como yo he llegado tarde a la del talento literario”.

José Ángel Balmori, nuevo autor que se añade al catálogo de la editorial Moho, cumple con todos los requisitos de la ya nutrida lista de escritores que suele publicar la editorial. Marginal, satírico y con pocas ganas de hacer literatura para gustar, en sus relatos la crítica a la sociedad es tan impertinente como mordaz. Relatos que no dejarán indiferente a nadie que los lea.

Algunos pasarán un buen rato sumergiéndose en las atmósferas turbias de Ascópolis, desesperanzadas, infestadas de cinismo y apostando muy poco por esta realidad. A otros, simplemente este compendio de relatos les producirá un gran escozor mental y una repulsión como cuando vemos la basura despanzurrada en la puerta de nuestra casa. Así es este mundo, con los intestinos a la vista. ®

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Publicado en: Libros y autores, Mayo 2012

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  1. Ja ja. Yo leí ese cuento de «Gómez» en la Moho No. 27, y se me hizo graciosísimo.

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