La estética del vértigo

Festival Nrmal 2012

El 10 de marzo, el cielo húmedo y omnipresente de Monterrey fue un escenario cargado de sensualidad que auspició la lucidez de los sentidos para los que asistieron a una de las reuniones generacionales de vanguardia musical más importantes en México: el Festival Nrmal 2012.

Para Molly: también estuviste ahí.

There can be no true beauty without decay.
—Montague H. Withnail

Una nueva comprensión estética

El origen de la belleza, de su comprensión y apoderamiento ejerce una fascinación sobre los sentidos y, en última instancia, sobre la conciencia humana. Se trata de una obsesión que nace instintivamente a partir de todos los estímulos que nos hacen sentir vivos, pero que al mismo tiempo nos recuerdan la fragilidad que reside en el momento presente.

Diariamente estamos sometidos a parámetros establecidos de belleza, dictados por los medios de comunicación tradicionales, que han educado a la sociedad para reconocer lo hermoso sólo a partir de telenovelas y actores de Hollywood que son como productos de súpermercado.

La actual generación, tan cercana a la hedonista-creativa de la década de los sesenta, ha trastocado el concepto de estética hacia un híbrido vertiginoso, de parámetros cada vez menos tangibles, cuyas tierras fértiles se encuentran en internet y su posibilidad infinita es la información.

La velocidad con la que se comparten nuevas propuestas de arte y fenómenos culturales es exponencial; al mismo tiempo que propaga, internet disuelve el sentido de pertenencia que otrora se tenía sobre la belleza: el vértigo es la nueva estética generacional y el .rar su vindicación.

Bienvenidos al norte

© Ana Cecilia Ávalos Reyes

El 10 de marzo, el cielo húmedo y omnipresente de Monterrey fue un escenario cargado de sensualidad que auspició la lucidez de los sentidos para los que asistieron a una de las reuniones generacionales de vanguardia musical más importantes en México: el Festival Nrmal 2012.

Los Mundos dieron una cálida bienvenida, como orgullosos representantes de una nueva “avanzada”, ya no regia o de una ciudad en particular, sino de todo el norte del país, donde se están gestando las más interesantes y fuertes propuestas en los ámbitos nacional e hispanoamericano.

El caso de Los Mundos es excepcional, pues con sólo un LP y un EP, ambos de descarga gratuita y lanzados en un corto periodo, Luis y “Chivo”, integrantes también de Piyama Party y En Ventura, respectivamente, han posicionado su música, influenciada por el shoegaze más clásico, melódico y ruidoso, redondeado por letras desenfadadas, como un referente de la emergente vanguardia en español.

Cuando escuchas “No me grites” o “El sol no sabe” te das cuenta inmediatamente de que estás en casa o muy cerca de ella, con amigos y compañeros de generación, todos esperando a que el malhumorado sol sea condescendiente por un día, que “se acople” un poco y permita disfrutar un festival de más de doce horas, y así lo hizo, como atendiendo al canto de invocación del norte mexicano.

Desde hace un par de años Juan Cirerol es el acto en vivo obligatorio. Su música es calidez y rabia a un mismo tiempo. Nadie está a salvo del oriundo de Chicali, nadie es el mismo después de presenciar a Cirerol en vivo y ser parte de la furia norteña que emana desde su guitarra y sus ingeniosas letras.

El vertiginoso ascenso de Juan Cirerol no es una casualidad y tampoco parece tener freno. Su gira por Nueva York, programada para este año, anuncia la internacionalización inminente de la adelantada musical norteña.

La vanguardia pop chilena

© Ana Cecilia Ávalos Reyes

Los chilenos también invadieron Monterrey y anidaron cariñosamente en la memoria del Nrmal 2012, con base en composiciones pop rayanas en la perfección, caracterizadas tanto por la dulzura como por el incendio lúdico de los sentidos, propiciado por los que muchos consideran ya himnos generacionales.

Las actuaciones de Adrianigual, Astro, Javiera Mena y Alex Andwanter fueron precisas y contundentes, y mostraron a todos los asistentes que actualmente hay una cohesión continental, que borra fronteras y hermana a toda una generación.

El incendio provocado por “Maestro distorsión”, de Astro, fue apaciguado por una ligera lluvia, que dio lugar a la transformación del momento: estos chilenos, tan ociosamente comparados con MGMT y Empire of the Sun, trajeron consigo un íntimo y dulce trópico, como una reafirmación sensorial de lo irrepetible que es su música.

Alex Andwanter, un genio de la composición y la sensibilidad pop, fue acompañado por integrantes de Astro y Adrianigual en el escenario Panamérika, donde su acto fue una celebración chilena dedicada al instinto de vida, una fiesta articulada en la perfección del tiempo presente.

El disco más reciente de Alex Andwanter, Rebeldes, merece un lugar privilegiado en la historia de la música en español. No es ocioso pensar que en un par de años, al encender el televisor, aparezca la figura de Andwanter, acompañando en un dueto al artista pop latinoamericano del momento; en el mejor de los escenarios hipotéticos, él será ese músico al que los demás acompañen.

Conciencia del momento histórico

© Ana Cecilia Ávalos Reyes

La sensación de estar en el lugar y tiempo indicados es indescriptible, nos conduce a la conciencia de un momento, así llamado, histórico. Fue ésta la percepción que muchos tuvieron de actos como Grimes y Liturgy.

Claire Boucher, alias Grimes, originaria de Canadá y firmada por la mítica disquera 4AD, se disculpó de antemano con el público por carecer de gran parte de su equipo, el cual fue extraviado por la aerolínea en la que viajó hacia Monterrey. Sin embargo, su acto en vivo transmitió esa sensación de lo histórico inmediato, gracias a una narrativa interna, nunca deliberada, llena de tensión, coraje y dramatismo. Por momentos la base musical se alejaba de Claire, se perdía inevitablemente en la imprecisión técnica, pero su fuerza e inteligencia fueron suficientes para dominar el caos y, de paso, hacer que en la garganta de los asistentes florecieran flores moradas con sutil fragancia femenina.

Por su parte, Liturgy, la banda de Brooklyn firmada por la ya conocida disquera de Thrill Jockey, aunque no fue la más confortable de las presentaciones, sí fue la más interesante por lo perturbador que resultó. Muchos los esperaban con ansiedad, pero nunca imaginaron lo que esa noche sucedió en el escenario.

Sobre una base hipnótica, un par de agresivas guitarras nunca pararon de arder y desgarrar los oídos de los espectadores, cuya actitud era para ese momento más de curiosidad que de un vivo interés en la banda; en el escenario MtyMx estaba tomando forma una especie de DJ set anómalo.

La sensación de estar en el lugar y tiempo indicados es indescriptible, nos conduce a la conciencia de un momento, así llamado, histórico. Fue ésta la percepción que muchos tuvieron de actos como Grimes y Liturgy.

Al terminar la presentación la mayoría se alejó en silencio, preguntándose qué había sido todo eso, intuyendo, no sin fundamento, que el ruido de esas guitarras anunció la apertura hacia nuevos y extraños caminos musicales, que en los próximos años saldrán a la luz como si fueran criaturas subterráneas.

Girls, la banda de San Francisco liderada por Christopher Owens, fue una de las más esperadas por todos. Subieron a un escenario adornado con flores, cuyo aroma flotaba suavemente gracias al clima de Monterrey.

La voz de Owens es pura emotividad desnuda, articulada casi en profundos sollozos, es respaldada por la madurez del bajista JR White, que en conjunto representan una nueva aproximación a la americana, que ha superado le etapa de idolatrar a Neil Young para incorporar su influencia y adecuarla a una nueva generación sedienta de sicodelia inteligente.

La jornada terminó con la presentación de Gatekeeper (feat. Thunderhorse), un dueto de música electrónica agresiva y sin concesiones, una especie de banda sonora para un juego de Atari infinito y nocturno.

Quizá haya sido el cansancio de los asistentes para ese momento de la noche o fue la misma esencia maliciosa, ondeante, de Gatekeeper lo que provocó que no tuvieran una aceptación tan buena como las demás propuestas musicales. A pesar de esto, hay que seguir a Gatekeeper durante éste y el siguiente año, pues su potencial ya se ha convertido en madurez, sólo les hace falta el trampolín que proporciona el hype.

Memoria y mea culpa

© Ana Cecilia Ávalos Reyes

Memorables fueron también las experiencias frente a El Columpio Asesino, música siempre intensa y elegante; la sencillez con delay y la belleza envolvente que reside en las guitarras de Dive; la fuerza en vivo de Unknown Mortal Orchestra, en contraste con la producción de su disco, cuyo sonido asemeja a una artesanía en miniatura; el nuevo entendimiento de una ejecución virtuosa y festiva, en un mismo tiempo y espacio, por parte de AraabMuzik; Antiguo Autómata Mexicano y Selma Oxor, siempre incómodos y desafiantes para cualquiera; así como la oportunidad de sentir la música sinestésica y hermosa de Uvilov en toda su plenitud.

Actos perdidos que un servidor guardará en al cajón ineludible de la mea culpa, prioritarios para quien tenga la oportunidad: Javelin, James Ferraro, Mentira Mentira, Andrea Balency, Daniel Maloso, D.D.A., Mock The Zuma y Tony Gallardo & DJ Nombre Apellido.

La nostalgia instantánea como renovación

Mientras decenas de reos escapaban de un penal en Apodaca o un taxista intentaba “levantar” en el Barrio Antiguo a alguien que no alcanzó transporte público, una minoría gozaba de sus sentidos en un microcosmos de intensa belleza, situado en San Pedro Garza, para reafirmar la vida y la trascendencia de toda una generación.

El Festival Nrmal 2012 fue diseñado especialmente para que los asistentes nos abandonáramos a la experiencia y olvidáramos el tiempo, de la misma manera en que un arquitecto de castillos flotantes olvida lo que pasa su alrededor.

Sin embargo, la estética del vértigo es frágil, momentánea y al mismo tiempo una de las experiencias más intensas que alguien pueda vivir en pocas horas. Los rituales generacionales, también llamados festivales, que celebran esta belleza son despiadados, porque siembran enormes semillas de nostalgia en nuestra memoria.

Al terminar el último acorde del día anida inevitablemente la saudade y todos se aprestan a buscar un after, un último reducto para postergar la caída de un majestuoso castillo construido con naipes. Alguien sopla en el final de la noche y renueva el ciclo de la belleza. ®

Fotografías: Ana Cecilia Ávalos Reyes

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Publicado en: Abril 2012, Música

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