Los movimientos sociales en los medios

Grecia, los Indignados y los 132

Las redes sociales han venido a adquirir un papel imprescindible en las nuevas formas de organización y acción de los movimientos sociales a nivel internacional, pero su proyección sigue dependiendo en gran medida (y a pesar del considerable número de “medios de comunicación alternativos”) de los tradicionales medios de comunicación masiva.

Después de haberse reunido en París con Pierre Joseph Proudhon, el anarquista griego Plotino Rhodakanaty se traslada a México donde, influido tanto por las ideas del mencionado teórico como por Fourier, publica en 1861 las Cartillas socialistas. Poco después impulsará la creación del Grupo de Estudiantes Socialistas, los cuales se reivindicarán como bakuninistas. Entre algunos de sus entusiastas discípulos se encontrarán Francisco Zalacosta, que encabezará distintas luchas campesinas; Santiago Villanueva, organizador del movimiento obrero, y “Alberto Santa Fe, quien fundara en 1878 el efímero Partido Comunista Mexicano, que puede considerarse como la primera organización bakuninista de México”.1 Diseminación de ideas y proyectos anarquistas que, además de ser una clara evidencia de solidaridad, es una muestra de la gran tradición que el anarquismo ha tenido en Grecia.

En la actualidad el movimiento anarquista en esta región balcánica no es menos pujante. Los anarquistas fueron —a pesar de la intervención y el control de los sindicatos de la Coalición de Izquierda y del Partido Comunista Griego en las Huelgas Generales— una de las piezas medulares en las revueltas y movilizaciones que comenzaron el 6 de diciembre de 2008 en Atenas, que se extendieron por casi todo el país y que duraron, de manera intermitente cobrando cada vez mayor intensidad, hasta la primera semana de junio de este año, poco antes de que se llevaran a cabo las últimas elecciones en aquel país.

A diferencia de otros movimientos sociales contemporáneos, como el 15-M, las movilizaciones en Grecia se iniciaron con una intensa jornada de disturbios callejeros que duró 48 horas, generando una fuerte tensión que el país no había vivido desde hacía por lo menos un cuarto de siglo. Y aunque la gota que derramó el vaso fue el asesinato del joven libertario Alexandros Grigorópulos a manos de un policía, parte de la sociedad civil y grupos organizados (algunos sindicatos convocaron anteriormente a una huelga general de 24 horas) ya habían comenzado a movilizarse para protestar por la grave situación económica, la corrupción, el deplorable sistema político, así como por los agresivos planes de austeridad que el gobierno del entonces presidente Karolos Papouilas presentaba en el congreso y que finalmente éste ratificaría.

Tanto de fondo como de forma, las demandas iniciales de las movilizaciones en Grecia y las del 15-M no serán muy distintas, aunque la manera explosiva en que las primeras aparecieron y se proyectaron a nivel internacional así como la activa participación anarquista, constituyeron dos variantes significativas para que los medios de comunicación comenzaran a satanizarlas y, en consecuencia, a descalificarlas, minimizarlas o simplemente soslayarlas. Mientras que, por su parte, el también conocido como Movimiento de los Indignados será tratado de manera muy distinta por los medios de comunicación; de hecho fue gracias a éstos que el movimiento llegó cobrar tal trascendencia internacional.

Aglutinando a distintos sectores de la sociedad y con una relativa estabilidad organizativa y participativa, las revueltas del 6 y 7 de diciembre de 2008 comenzarán a transformarse en un movimiento social que, a pesar de su heterogeneidad, irá fortaleciéndose a lo largo de poco más de tres años de movilizaciones. Aunque hay que destacar que muchos de los actos que se dieron a cabo dentro de este contexto pueden considerarse, o no, parte de los movimientos, pues varios de ellos han sido históricamente propios del anarquismo europeo, como es el caso de las okupaciones y las actividades antifascistas. Acciones, estas últimas, que han cobrado una mayor dimensión e importancia en Grecia frente al reposicionamiento que el fascismo ha tenido con la cada vez mayor presencia de partidos de extrema derecha, como el caso del ultranacionalista Aurora Dorada, que ganó 21 diputaciones.

El silogismo es sencillo: si no sales en TV nadie sabe de ti y, por ende, no existes. De ahí que, y a pesar de las redes sociales, se haya sabido muy poco de la existencia, duración y resistencia de los movimientos sociales en Grecia,y que los señoritos del #YoSoy132 de la noche a la mañana se convirtieran en una celebridad.

Numerosas y nutridas manifestaciones; acciones en contra de desfiles nacionales y de elecciones municipales y regionales, como las celebradas el 7 de noviembre de 2010; huelgas generales de 24 y 48 horas; okupaciones como las que se hicieran en varias facultades de Atenas el 1 y 2 de septiembre de 2011 o la que llevaran a cabo un grupo de anarquistas, el 27 de septiembre de 2010, en la sede de la Asociación Internacional de Prensa para denunciar el show mediático que Agencias Internacionales como Reuter, Associated Press y EFE montaron, “reproduciendo el comportamiento de las autoridades y los medios griegos, acusando a los anarquistas de terroristas”; certámenes, como el Festival de Democracia Directa en Atenas, celebrado el 11 de septiembre de 2010; ataques diversos, como el que, el 5 de abril de 2009, se hiciera en Tríkala en contra de la sede del partido de extrema derecha Alerta Ortodoxa Popular (LAOS) o el del 9 de septiembre de 2010, que tuvo como blanco una Agencia Tributaria ubicada en la ciudad de Exarcheia; saqueos de supermercados, cuyos productos obtenidos eran después repartidos en barrios de ciudades como Atenas; etc., fueron tan sólo algunas de las intensas actividades que durante estos años se presentaron en Grecia y de las cuales los medios de comunicación internacionales no dieron cuenta alguna, mientras que los nacionales apenas y lo hicieron. De hecho, y a pesar de que estos movimientos sociales griegos antecedían por mucho al 15-M, ingenuamente algunos medios no dudaron en referirse a manifestaciones como la realizada el 5 de junio en la plaza Syntagma de Atenas como una concentración organizada por los “Indignados de Grecia”.

Otro ejemplo de cómo los medios de comunicación son capaces de anular o catapultar a un movimiento social, según sea la cuestión, fue el caso del movimiento #YoSoy132. Nacido tras una pequeña protesta protagonizada por estudiantes de la Universidad Iberoamericana campus Santa Fe en contra del entonces candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, quien el 12 de mayo de 2012 visitaba aquella casa de estudios para presentar sus propuestas políticas, el movimiento #YoSoy132 será conocido rápidamente a nivel nacional e internacional gracias a la cobertura que le dieran a sus manifestaciones distintos medios de comunicación, entre ellos los noticieros más importantes de las empresas Televisa y TV Azteca. Poco después de haberse conformado, #YoSoy132 hizo manifiesto su repudio al duopolio televisivo antes mencionado, sin embargo, muy pronto dejarán claro que esta postura de inconformidad no será más que mero simulacro, ya que en cuanto estas “antidemocráticas” y “excluyentes” televisoras les abrieron sus espacios, los remilgados jóvenes representantes de este movimiento acudieron sin titubeo a escenificar lo que sería su propia deslegitimación.

Indudablemente, y como lo ha señalado el sociólogo Manuel Castells, las redes sociales han venido a adquirir un papel imprescindible en las nuevas formas de organización y acción de los movimientos sociales a nivel internacional, pero su proyección sigue dependiendo en gran medida (y a pesar del considerable número de “medios de comunicación alternativos”) de los tradicionales medios de comunicación masiva. Fue gracias a los noticieros de las grandes cadenas y a los diarios internacionales, y no a las redes sociales, como se tuvo conocimiento de las movilizaciones en Túnez, Egipto, del 15-M y de sus distintas versiones de “los indignados”, o del #YoSoy132. Pero así como las grandes empresas mediáticas son selectivas en la difusión de las acciones de unos movimientos sociales, también recurren a su “poder de anulación” de otros, por medio de la tergiversación de sus demandas y acciones o simplemente con la negación de espacios. El silogismo es sencillo: si no sales en TV nadie sabe de ti y, por ende, no existes. De ahí que, y a pesar de las redes sociales, se haya sabido muy poco de la existencia, duración y resistencia de los movimientos sociales en Grecia, y que los señoritos del #YoSoy132 de la noche a la mañana se convirtieran en una celebridad. ®

Notas
1. Según Carlos Rama, citado por Angel Cappelleti, en Prehistoria del Anarquismo, Araucaira, Bs As, 2006, p. 123.

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Publicado en: Agosto 2012, Apuntes y crónicas

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  1. por qué llamarnos «señoritos»
    parece ser que Ricardo no ha terminado de dimensionar el movimiento, es una lástima

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