Necesidad y deseo de salir de Argentina

Entrevista con Fabián Lebenglik

El director de Adriana Hidalgo editora (AH), Fabián Lebenglik, un editor argentino que comenzó a mediados de los años setenta en editoriales que publicaban libros, diarios y revistas. Desde entonces hasta ahora, dice satisfecho, “Sigo haciendo lo mismo”.

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Entre los cientos de stands que conforman la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2011 se encuentra el correspondiente a Adriana Hidalgo editora, fundada en 1998 en Argentina por Fabián Lebenglik, su director editorial, y la misma Adriana Hidalgo, quien, al igual que él, venían de la editorial centenaria El Ateneo.

Surgieron con la idea, hace ya doce años, de hacer una editorial de calidad, con buenos títulos, tratando de rescatar lo que para ellos es la tradición argentina: “Cosmopolita y con buena edición independiente, con buenas traducciones y fundamentalmente descubrir textos y autores, viejos y nuevos”.

Para Lebenglik, el trabajo de editor es una profesión muy actual, ya que con ella se hace la importante labor de “Seleccionar entre todo el cúmulo que hay, generar una guía de lectura buscando adaptar a la lógica propia de los textos haciendo sugerencias a los autores o generando antologías”. Además, le parece que es una tarea fundamental en cualquier área de la cultura.

—¿Cómo ha sido el trabajo de ir encontrando el equilibrio entre lo nuevo y lo antiguo en cuanto a libros desde esta editorial argentina?

—Si hay algo que destacaba a la edición argentina, entre los años treinta y setenta, fue la de que muy comúnmente un escritor de otra lengua que publicaba su texto en Italia, en Alemania o en Polonia la primera traducción que se encontraba, fuera del lugar de origen, la primera versión era argentina. Esta idea del lector, tratando de buscar al lector sagaz, al lector que descubre, al lector inquieto, eso es la idea que tratamos de recuperar nosotros.

”En este sentido, cuando surgimos empezó una etapa que en Argentina se vivió muy fuertemente que es la de la compra de grandes grupos editoriales multinacionales, la compra de prácticamente todas las editoriales argentinas. Entonces surgir, a fines de los noventa, con una editorial de proyecto autónomo, independiente, donde el tema literario, cultural, fuera lo más importante y por supuesto que también hay que tratar de que los libros se vendan, pero que el dinero no fuera el eje de la empresa cultural.

”Cuando surgimos éramos prácticamente una flor en el desierto, porque en el país ya no quedaban editoriales que tuvieran esta función y tuvimos que remar bastante contra la corriente y el hecho mismo de haber surgido en un momento tan malo de la Argentina, a dos años antes de la gran caída, de la gran crisis, de algún modo nos inmunizó, peor no se podía estar, sólo quedaba mejorar y habíamos planeado hacer una editorial internacional, exportar, pensar globalmente en el sentido de lectores como nosotros en otras partes, salir a buscarlos, no correr tras una demanda, sino generar una demanda de lectura, con base en esta guía que supone un trabajo editorial.

—Hay otro impacto también interesante que es internet, supongo que también es una doble crisis y a lo mejor también una doble oportunidad. ¿Ustedes de qué manera ha vivido esta migración o diversificación en cuanto al trabajo editorial, del libro como objeto?

—Son temas que se entrecruzan porque la tarea del editor subsiste en cualquiera de estas formas: en el libro electrónico o en internet siempre hay alguien que selecciona, que pule los textos, que antologa, que recomienda, que recopila, que elige, que titula, que divide, genera y propone. Toda esa tarea de editor subsiste en cualquier tipo de soporte casi sin variación y, en este punto, el libro objeto, nosotros hacemos un trabajo que tiene que ver con la lectura placentera, siempre hay un conocimiento en la literatura y en todo lo que publicamos, pero sobre todo en la lectura placentera y el contacto físico con el objeto tiene que ver con lo placentero; a este punto todavía preferimos, además por ser la última editorial del siglo XX, te decía, todavía preferimos el libro objeto para esta lectura placentera.

”Las lecturas más expresivas, subjetivas, tentativas, todo eso. Circula en un plano por la web que me parece fantástico, incluso el libro herramienta que se puede leer también en la pantalla, pero el tipo de libro que hacemos nosotros creo que no causa el mismo placer leyendo y releyendo y girando la página y tocando el objeto. Me parece que hay un sano fetichismo en el libro como objeto.

—La editorial en un principio sacaba a la luz entre cuatro y seis títulos por mes, y actualmente eso se ha ido reduciendo. ¿Cuál es la razón?

—Al principio publicábamos cuatro libros por mes, había que generar una masa crítica, el empuje, la inercia con la que uno viene porque la editorial surge en septiembre de 1999, pero con muchas reuniones y proyectos previos. Lanzar todo eso supuso un enorme trabajo que nos hizo publicar cuatro libros por mes y en algún casos seis libros en un mes.

”Luego, en las distintas formas que uno tiene de concatenar lo que uno hace con la respuesta que hay por parte de los libreros, los lectores, los distribuidores y demás. Nos dimos cuenta de que la mejor forma de llevar adelante era dosificar a dos libros por mes. Es el modo en que mejor se acepta, la cantidad de personas que estamos atrás de los libros y que hacemos la editorial. Todo generaba más armonía haciendo dos libros por mes y, además, lo que supone un peso, un peso positivo, quiero decir, como son libros que no se saldan ni se trituran, sino que permanecen, son de fondo, por suerte están vivos, el catálogo editorial está vivo, es una de nuestras características respecto de otras editoriales. En este punto, cuando uno se hace, digamos, intelectual, administrativa y legalmente responsable por lo que publica los libros anteriores siguen pesando, digamos que hasta ahora doscientos cincuenta libros, todos están allí y en muchos casos, en gran cantidad de casos, republicados, reeditados, impresos. Entonces, la medida la fue dando un poco el propio trabajo, la propia lógica editorial, del mercado, de las distribuciones y de las librerías.

—¿En esos doce años se ha ido pensando a un lector más abierto?, ¿Cómo pueden invitar al diálogo entre las distintas facetas que puede tener una editorial como la suya?

—Si bien nosotros conocemos de a poco, uno a uno los lectores, que dicen: Somos lectores de la editorial, y se consideran así, nosotros los consideramos seguidores del sello. Más allá de eso, el lector en algún sentido es una entelequia, también. Los lectores somos nosotros, primeros lectores, pero hay un lector y aliado, el crítico, el librero, propiamente, con quien estamos en contacto permanente, los demás editores que nos leemos mutuamente lo que publican en otras editoriales. Nosotros tenemos en cada país de América Latina y en España, afortunadamente, distribuidores que también son lectores. Entonces, esos son nuestros primeros lectores. Con quienes estamos primero en contacto, con quienes pulsamos cada libro que publicamos. Así vamos viendo por dónde ir o se nos ocurren nuevas ideas o sugieren nuevas cosas.

—¿Cómo han ido asimilando el impacto de estar en un país como México y presentar sus libros en la FIL 2011?

—Es una mezcla de deseo y necesidad, las dos cosas. Deseo de salir fuera de la Argentina, el tipo de libros que hacemos requieren de salir de la Argentina, porque con el mercado sólo de lectura de Argentina no nos era suficiente, además surgimos en un momento de enorme crisis económica. Entonces, salimos a buscar distribuidores afuera muy poco tiempo después de fundar la editorial. Así que fue una necesidad y fue un deseo, también, que sucediera. Las más de la mitad de nuestro catálogo son traducciones y que de hecho por suerte funcionan muy bien en los demás países, no sólo en Argentina, también en España, en Chile, en Colombia, en toda América Latina, en México, por supuesto.

”Algo que surgió en relación con la necesidad y el deseo, en relación con buscar y por suerte también encontrar al distribuidor apropiado en cada lugar. Que manejara artesanalmente el libro; cada libro vendido para nosotros es importante, poder hacer un seguimiento. Que fuera algo a nuestra medida, en sintonía con lo que nosotros hacemos y que a su vez se distribuya y esté acompañado por un contexto adecuado, por libros que estén en sintonía, editoriales que estén en sintonía, para nosotros es una necesidad también estar bien acompañados.

”En este punto, lograr estar en un stand independiente en la FIL es muy importante para nosotros. Da mayor visibilidad, es mayor presencia, nos permite mostrar la coherencia editorial que intentamos tener, todas nuestras colecciones, que el público entre y vea todos los libros y por suerte eso está sucediendo.

Algunos títulos de Adriana Hidalgo editora en la FIL 2011

Es la primera vez que Adriana Hidalgo editora tiene un stand en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y algunos de sus libros que se encuentran en su stand son la primera novela de la pintora alemana Alissa Walser, Al principio la noche era música; una novela que no estaba traducida al español del premio Nobel Jean Marie Gustave Le Clézio, Revoluciones;Estética relacional, Posproducción, Radicante, tres obras de Nicolas Bourriaud, un autor dedicado a las artes en general, en específico a las visuales, actualmente director de la Escuela de Bellas Artes de París. En el primer libro mencionado Bourriaud analiza cómo las formas artísticas fueron evolucionando hacia un modelo en el que la producción de objetos no es necesariamente indispensable para crear arte, sino que el arte estaría también en el modo de interacción con lo social. En su segundo libro plantea cómo de algún modo caída la idea de originalidad en el arte lo que se manifiesta ahora es la producción de algo relacionado con objetos artísticos preexistentes, de modo que compara al artista contemporáneo con un disk jockey, al punto que hace picar temas de otros, es decir, la confluencia, lo nuevo que se genera en esa interacción; el tercer libro habla de los procesos artísticos nuevos que se producen a partir de las continuas migraciones, pues por necesidad o por deseo los artistas que producen este tipo de arte se llevan sus raíces consigo y generan su propia radicalidad en otra parte.

En 2009, cuando la editorial cumplió diez años y con el fin de buscar lectores futuros, comenzaron su incursión en libros infantiles. “Los libros que publicamos para lectura infantil y para la mirada infantil, a propósito no tienen una franja etaria, no dicen para quiénes son, porque son para todas la edades. Los padres están muy interesados por los libros, para niñas y niños de todas la edades. Si uno pusiera que el libro es para una franja de doce a catorce estaría disminuyendo un rango de lectura y siendo falaz, porque no son libros para una edad determinada. Son libros que traen creatividad, que proponen ideas, que proponen transformación”, dice Fabián Lebenglik.

Le pregunto sobre el libro digital en relación con los pequeños lectores, responde: “Todavía estamos muy fascinados por la objetualidad. Nos parece que el niño tiene demasiado contacto con la pantalla, continuo, constante y que el contacto con el papel, con los textos y con la condición corpórea del libro es algo todavía muy interesante, que lo pide, que gusta mucho, pero no somos resistentes a los nuevos formatos en absoluto”. ®

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Publicado en: Diciembre 2011, FIL

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