Poesía en la isla de la música

Diez poemas de Old Music Island, de Odette Alonso

“Crónica del cortejo, detalle del enamoramiento, confesión placentera de la carne que desnuda sin tocar la carne que imagina, relato de la vida siendo realidad y sueño: todo eso es Old Music Island.”

Aileen Markowski, «Nude Island», 2012.

Para Odette Alonso, poeta y narradora cubano–mexicana, 2017 fue un año afortunado: su libro Old Music Island ganó el Premio Nacional de Poesía LGBTTTI Zacatecas, y un par de meses más tarde su cuaderno Equilibristas recibió mención honorífica en el Premio Internacional de Poesía Caribe–Isla Mujeres.

Los poemas que a continuación presentamos forman parte del primero de esos libros. En el prólogo a su primera edición el poeta yucateco Manuel Iris escribió: “Crónica del cortejo, detalle del enamoramiento, confesión placentera de la carne que desnuda sin tocar la carne que imagina, relato de la vida siendo realidad y sueño: todo eso es Old Music Island, uno de los mejores libros de la poeta Odette Alonso”.

Ganadora, además, del Premio Internacional de Poesía “Nicolás Guillén” en 1999 por su cuaderno Insomnios en la noche del espejo, Alonso es autora de otros doce poemarios, de la novela Espejo de tres cuerpos (2009) y los libros de relatos Con la boca abierta (2006), Hotel Pánico (2013) y Con la boca abierta y otros cuentos (2017).

Pórtico

Los pájaros que salen de tu boca
llenan el día de reverberaciones.
La luz que dejan
se enreda entre los hilos de la rueca
de la que surge un tejido transparente.
La pared te sostiene
cuando te abres el pecho
y brota el canto.
Yo
sentada a tus pies
lo sueño todo.

El ensayo

Bailamos
mi lengua dibuja planetas en tu piel
mis manos no pueden detenerse en tu cintura.
Hueles a mieles
a polvos de la buena novedad.
Tu hombro es la pulpa de la fruta
donde clavar mis dientes
un río caudaloso mi saliva en tu boca.
Es un reto la tibieza de tu cuerpo.
Todos los ojos posados en la danza
desaparecen
cuando rozo tus labios.

El baile

Las puertas se han cerrado
y estamos sobre esta cama líquida.
Tu piel es el invento de mis ojos
ellos van delineando la curva de tu espalda
la voluptuosidad del seno
la inquietud en las manos.
Sobre tus labios
curten la lengua que habla
y que acaricia
pintan un corazón diseccionado.
Los pies trazan figuras en el aire
hacemos nuestra aquella tierra ajena.
El deseo no acaba
nos transita
y amar
es este baile
que tejemos.

Punto cero

Una saeta me apunta desde el rabillo del ojo
tu perfume da a la tarde un sinsentido.
De un hilo cuelga el beso
de esa línea invisible trazada sobre el aire
como el vuelo de un insecto.
¿Puede llamarse beso
a ese destello
alejado de los labios
que se muerden
del ardor que evoca esa palabra?
El tiempo pasa
sobre las dos
inalterable.
Éste es el punto cero del amor.

Vudú

Ella puso sobre mi mano
una caja artesanal
con motivos florales.
Adentro
cuatro alfileres de vudú
cuatro niños diminutos
clavados en mi cuerpo.
Que sería suya
eso dijo
aunque tuviera que hincarme
la saeta entre las piernas
y en esa víscera llamada corazón.
Volaron mariposas agoreras
se escuchó el aletear
y entre las sombras
el chasquido de una lengua
que no existe.

Juegos de la memoria

Entre mis dedos
trenzas de estambre
humedecidas
en el umbral donde la tarde se hace lúbrica.
Salobre
mi lengua
funda una eternidad sobre tu pecho.
Detrás de las cortinas
un grito silenciado
tus uñas en mi espalda.
Todos los sueños convergen en el punto
adonde estallarán.
Los ojos han guardado la memoria.

Impúdicas

El umbral
y una escalera.
Descender.
Tomar de entre tus manos
la ola que nos cubre
esas aguas donde vernos
como espejo
desdibujados los ojos
cubista la sonrisa
impúdicas.

Miel de agave

Otra miel es la que quiero
aquella que se embarra entre los dedos
y los chupo
hambrienta
golosa del sabor
y del aroma.
Otra miel
definitiva
ésa que se unta al labio
y siembra
con acidez propiciatoria
la adicción.

Azul

Azules
tus piernas se parecen a la noche
navegan en el bullicio
del alcohol
y de las ganas.
Humeando
tu boca pareciera susurrar una sentencia
un verso
bilabial
y terminante.
Toco tus piernas
y mis ojos se entrecierran
en el aire viciado del local.
Firme
mi mano es el destino.
No hay palabra que te nombre.
Sólo el azul.

Music Island

Toda música es ayer
nos antecede el canto de la cítara
se impregna en las paredes
en medio de la nada.
Toda música
es un juego de espejismos
una moneda antigua
girando
en la entretela de lo que atravesamos.
Ocurrirán
en la víspera
las reverberaciones
los abismos
el vuelo de los pájaros
que salen de tu boca
y nos llevan
a esa isla del humo
y de la música. ®

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Publicado en: Poesía

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