“Si te fijas, aquí no hay imágenes de drogas, simplemente se puede deducir que son narcos y por eso preferí hablar a través de ambientes, texturas y no ser tan explícitos, en lugar de poner cabezas cortadas o algo así.”
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Gerardo Naranjo
La premisa de Miss Bala parte del caso de Laura Zúñiga Huizar, la Señorita Sinaloa que fue aprehendida en diciembre de 2008 en compañía de narcotraficantes. La noticia se atravesó justo en el proceso de guión y lo modificó, dice Naranjo, y añade: “Yo quería hablar sobre la violencia del país y desarrollarla. La historia original tenía más que ver con Enrique Camarena, el ex agente de la DEA, pero una chica de Sinaloa llamada Victoria la que me contó algunas historias porque su novio era abogado de un cabecilla del cártel de Juárez”.
Su propósito no era adentrarse en los laberintos mentales de los criminales, sino abordar la historia con mayor objetividad: “Yo no quería meterme en la psique de ellos sino tratarlo como un asunto de fenomenología y ver cómo se organizan sus estructuras, cómo se desarrollan”.
—¿Cómo fue tu proceso de investigación?
—Hubo policías que me ayudaron y me condujeron con presos que querían hablar en diferentes penales de Tijuana, Aguascalientes y la Ciudad de México; me contaban historias épicas que no siempre creía. Quise conocer su operación, cómo se comunicaban. Los narcos tienen sistemas y claves muy parecidos a los militares.
—¿Cuál fue la parte peligrosa de meterse en eso?
Su propósito no era adentrarse en los laberintos mentales de los criminales, sino abordar la historia con mayor objetividad: “Yo no quería meterme en la psique de ellos sino tratarlo como un asunto de fenomenología y ver cómo se organizan sus estructuras, cómo se desarrollan”.
—Lo peor de tener que conocer a toda esa gente es que no tienen un sentido del bien y del mal y no tienen tampoco un concepto claro. Nosotros no recibimos ninguna amenaza, pero en Tijuana sí querían cobrarnos cuota y encontramos quien nos protegiera. En Aguascalientes filmamos las escenas de las balaceras y la gente de ahí actuó con normalidad.
Producida por la empresa Canana, de Gael García y Diego Luna, Miss Bala ha recorrido festivales como los de Cannes y Toronto, donde la han calificado de “thriller” mexicano. “Los extranjeros la ven con escepticismo, yo creo que para ellos esto es más abstracto, no conocen mucho el problema, ellos lo ven simplemente como un evento fílmico. En cambio los mexicanos lo ven como un punto malo”, dice Naranjo.
—¿Temes alguna represalia por esta película?
—Yo no temo a represalias, además hablamos de un cártel ficticio. La actriz era quien temía desde el inicio, antes de que empezáramos el proyecto.
Después del éxito de películas con este tema, como El infierno, ésta no pretende ser parte de una especie de nueva corriente de “narcocine”. “No creo que sea parte de ello, esto es diferente y no espero que cause la indignación nacional. Si te fijas, aquí no hay imágenes de drogas, simplemente se puede deducir que son narcos y por eso preferí hablar a través de ambientes, texturas y no ser tan explícitos, en lugar de poner cabezas cortadas o algo así”, dice el joven director.
—¿Qué esperas de respuesta por parte del gobierno?
—Me encantaría recibir algún comentario y que Felipe Calderón la viera, ¿y por qué no?, también de Genaro García Luna; sería chistoso si la vieran. De parte del gobierno sólo ha habido mutis, pero las instituciones culturales sí nos han apoyado mucho. Esto no es denuncia, sólo queríamos causar confusión sobre quién es quién. ®