Back to Mine
Back to mine es un término netamente inglés que emplea en una fiesta el organizador o alguien cercano a éste para anunciarles a las personas más allegadas, y al DJ en turno, que el after party se llevará a cabo en su casa. Al ser una reunión mucho más íntima es momento para que el DJ, despreocupado ya por complacer a grandes públicos, ponga una selección musical mucho más personal y menos ruidosa, tomando en cuenta que a esas alturas de la madrugada ya se ha reventado y bailado lo suficiente.
Siguiendo esa lógica, la disquera inglesa Disco Mix Club (DMC) editó de 1999 a 2008 los acoplados (casi) siempre mezclados, bautizados precisamente Back to Mine, en los cuales se convocaba a grupos, DJs o productores para que realizaran su tracklist idílico para los after hours. Una serie que constó de 28 volúmenes y una lista espectacular de participantes (Groove Armada, Everything But the Girl, New Order, Underworld, Tricky, Pet Shop Boys…). Colección que en algunos casos es ad-hoc para escuchar en esa hora crucial cuando uno ya anda recostado fulminado como un boxeador que perdió la pelea, pero incapaz aún de dormir por culpa del alcohol que recorre en esos minutos el torrente sanguíneo (como el álbum número cinco, hecho por Faithless, presentado en 2000, orientado al trip-hop), y en otros sirve para vencer cualquier pronóstico, demostrando que aunque haya sonado las cinco de la mañana todavía no hay nada escrito y se puede salir a reclamar lo que es de uno (la entrega número veinticinco, producida por Röyksopp y lanzada en 2006, por ejemplo, con una primera parte italodiscosa, una mitad funky y un final new wavero).
Another Late Night/Late Night Tale
¿Qué demonios habrá escuchado este o aquel grupo para haberse sentido empujado a hacer sus pininos musicales y, a la postre, desarrollar el sonido que lo caracteriza? Desde 2001 Azuli Records (con base de operaciones en Londres) se ha dado a la tarea de dilucidar esa duda invitando a un puñado de artistas diametralmente opuestos entre sí para que armen un playlist con sus mayores influencias, no importando qué tan ecléctico llegara a resultar. Primero bajo el nombre de Another Late Night con el que se llegó a sólo siete partes, apareciendo en 2003 el último álbum de esa etapa, y posteriormente como Late Night Tales; iniciando ese mismo año y teniendo en su haber diecisiete discos a la fecha (de gente como Four Tet, The Flaming Lips, Belle & Sebastian, AIR, Nouvelle Vague y Lindstrøm). El atractivo agregado consiste que en la mayoría de los discos el track final es la narración de un cuento por parte de algún autor célebre del Reino Unido (de hecho, el volumen nueve, de 2006, es un audiolibro contado por el artista multidisciplinario David Shrigley).
DJ–Kicks
En el mundillo de las compilaciones Su Majestad se llama DJ-Kicks. Surgida en 1995 por la excelente disquera de música electrónica K7! sentó su declaración de principios: control de calidad (la disquera alemana se ha tomado su tiempo para sacar hasta el momento treinta y cuatro realeses, habiendo inclusive años que no dan ni señales de vida, manteniendo cierto halo de misticismo y ese estatus de culto); elección perfeccionista de músicos (Carl Craig, Kruder & Dorfmesiter, Thievery Corporation, Daddy G —de Massive Attack—, Booka Shade), y distinción con respecto al resto (los involucrados tienen total libertad para hacer lo que les venga en gana con su material —pueden utilizar canciones nuevas o viejas, de diversos catálogos, con la opción de inclinarse por un género en específico o bien, por algo más oblicuo—; pero a cambio éstos deberán generar un track ex profeso; varios de ellos recopilados en The Exclusives —2006).
Mención aparte merece el set de Erlend Øye (el número veintidós, 2004). El joven Erlend es este versátil noruego, mitad del dúo de neo-folk Kings of Covenience, líder y vocalista del grupo de dream pop The Whitest Boy Alive, integrante del colectivo de música disco bizarro Kaos, responsable del bonito Unrest —2003— dentro de su faceta solista electro pop, y colaborador de personalidades como Röyksopp o Cornelius. A finales del 2009 el influyente sitio Pitchfork Media situó su DJ-Kicks en la posición 148 dentro de su lista con los mejores 200 discos de la recién concluida década, mientras que Resident Advisor lo ubicó en el puesto 15 de su top con los mejores 50 mixtapes del mismo periodo. Y es que Erlend no sólo se conformó con poner una tanda de canciones y unirlas de la manera más coherente posible, sino que se le ocurrió hacer mash-ups, covers a capella especiales e intros a algunos de los temas, siendo la combinación entre el brutal remix a “Poor Leno” de los ya citados Röyksopp (y en donde el escandinavo prestó su voz) a cargo de Silicone Soul, y la versión de “There is a Light that Never Goes Out”, original de The Smiths, su epítome.
The Other Side of…
¿Cuál sería el soundtrack que definiría el espíritu de una ciudad? ¿Qué canción se emplearía para reconciliarse con esa urbe después de un día más de sobrevivencia en su interior, mientras se asiste al espectáculo del trazo, retrazo, destrucción y reedificación de ella? ¿Con qué imagen en particular se puede quedar el visitante al recorrerla?
Hace unos cuantos años la discográfica británica Resist Music, la popular publicación Time Out y la productora de programas televisivos SPTV formaron un proyecto por demás ambicioso: designar a un representante de una ciudad cosmopolita para ser el creador de una curaduría musical que exudara el mood de ésta y, al mismo tiempo, ser el protagonista de un DVD interactivo, fungiendo como guía de turistas, recomendando y señalando esas joyas culturales, arquitectónicas, gastronómicas, lúdicas y hedonistas que según su criterio están injustamente infravaloradas. Aunado a esto se ofrecía un booklet con un mapa detallado y un anexo con más propuestas de galerías, bares, clubes de moda, restaurantes, tiendas y también tugurios de mala muerte.
¿Cuál sería el soundtrack que definiría el espíritu de una ciudad? ¿Qué canción se emplearía para reconciliarse con esa urbe después de un día más de sobrevivencia en su interior, mientras se asiste al espectáculo del trazo, retrazo, destrucción y reedificación de ella?
Así, el correspondiente a New York (2005), de Fischerspooner (Warren Fischer y Casey Spooner, dos artistas conceptuales que decidieron volverse músicos para hacer un show multimedia en sus conciertos), resume el carácter mundano de la icónica metrópoli estadounidense, mientras que el dedicado a Paris (2006) de Black Strobe (dueto electroclash/post punk, que describió su música como frozen balearic gay biker house, formado por Ivan Smagghe —ahora DJ de techno muy demandante para el escucha— y Arnaud Rebotini, que tras la salida del primero por una lucha de egos —estos sujetos son algo así como los franceses más arrogantes de todo el país— se trastocó en una agrupación industrial) reafirma el prestigio de vanguardista que goza la tierra de la Torre Eiffel.
Por su parte, Londres (2006) de Damian Lazarus (DJ, director de Crosstown Rebels y autoridad si la hay en la escena techno) ejemplifica el por qué siempre cualquier tendencia ha nacido ahí; Berlin (2007) de Ellen Allien (suma soberana de la capital germana, cuando ahí se pronuncia su nombre todos se ponen de pie, hacen reverencias y rinden pleitesías: DJ, productora, fundadora y dueña de la disquera BPitch Control y diseñadora de moda), remite a la personalidad fría inherente a sus habitantes. Los Angeles (2007), de Madlib & Peanut Butter Wolf (par de legendarios tornamesistas y raperos) es un escaparate de la multiculturalidad que se gesta en esa zona californiana. Y después, no más; el proyecto, si no se dice lo contrario, se quedó en el limbo de las buenas ideas que murieron por su alto grado de pretensión. Ojalá pronto alguien replique y hagan acto de presencia los enfocados a lugares como Tokio, Montreal, Barcelona o Buenos Aires. ®
LFVM
Esto del «impecable gusto musical», esta entre comillas, noto un montón referencias ya algo viejas, obvias, poco arriesgadas, ni si quiera puedo decir «ad hoc en su tiempo», pues no lo amerita, ni hace 3, 5 ni 10 años fueron propuestas realmente innovadoras, creo que Replicante en cuestiones musicales siempre me ah decepcionado, es chata, simplona y complaciente(«…En el mundillo de las compilaciones Su Majestad se llama DJ-Kicks», hahaha, ya vas). Escriben sobre cosas que todo mundo conoce, de la perspectiva que todo mundo conoce, y con los resultados que todo mundo conoce, no creo que lean mas allá de Pitchfork o en el peor de los casos se documenten en Allmusic.com, y cuando pretenden ser «iconoclastas» y sorprender a aquellos que se creen «muuy alternativos», le tiraban a grupos como Sonic Youth(Uy con esos chistes hacen sonrojar a los colaboradores de La Mosca), que gusto tan impecablemente mediocre.
Balmori
tsssss…
Marcos Fuentes
Para aquellos Bluffers, Condechis, Victimas de la Moda, Tikis, y demas, habra que recordarles que la DMC, ya habia estado en México bajo el sello Peerlees, (mas bien MASTERED High Energy Music) desde principios de los 90s; solo con el pequeño detalle de que era considerada para Nacos y Chacales, que no podian presumir de un «Impecable Gusto Musical», ahi estan las compilaciones de la DMC y sus concursos para DJs en el México del verdadero Underground!!!
Salvador F. Schils
Cómo que alguien estuvo leyendo mucho a Chuck Pereda…
Nada más te falto puntualizar en las series unipersonales de «Is not a four letter worlds» de Andy Votel que se dedica a compilar la música más disimbola del mundo como progresivo de la India o folk galés.