TWIN PEAKS. VEINTE AÑOS

El fuego camina conmigo

Nunca alcancé a comprender cómo una serie llena de farsas interminables, de un sentido del humor perturbado, de ambientes claustrofóbicos, pudo enganchar al público promedio de Estados Unidos y convertir a Twin Peaks en una de las series de máxima audiencia televisiva de 1990.

Through the darkness of future past
The magician longs to see.
One chants out between two worlds
Fire walk with me
(un verso citado en la serie televisiva en diversas ocasiones).

Este año, sin mucho ruido en los medios internacionales, se celebró el XX aniversario de la serie televisiva Twin Peaks, creada por David Lynch y Mark Frost.

Considerada por muchos la vuelta de tuerca que liberó a la televisión de los lugares comunes, Twin Peaks relata los sucesos alrededor del asesinato de Laura Palmer, una joven popular y reina del baile de graduación de un pequeño pueblo del estado de Washington, cerca de la frontera con Canadá.

Hace unas semanas le insistía a un amigo sobre la importancia, cuasi obligatoriedad, de sumergirse en Twin Peaks. “No sé si eran los peinados y el vestuario ochenteno”, me dijo, “pero no me atrapó”.

Cuando uno está hechizado por Twin Peaks es difícil concebir que otros ni siquiera la conozcan. Aunque, efectivamente, el pelo de Laura Palmer es un poco inusual.

El diario de Laura Palmer

Antes que la serie, para mí fue la precuela, la película Twin Peaks. Fire Walk With Me. La vi una noche de invierno. Era el año 2000. Habían pasado diez años desde que saliera al aire el primer capítulo de la serie televisiva. En ese entonces atribuí el pelo de Laura a una tendencia en todas las películas de Lynch: cortes de pelo de otro tiempo, medias inusuales. Mucho slow dance. Una idea recurrente de la mujer blanca de los suburbios estadounidenses símbolo último de su premisa principal: la superficie que trata de cubrir esa realidad perturbadora en la que Lynch se regodea.

Pero la música, el bosque, el frío, el viento en Twin Peaks. El enano. Caray, ¡el enano!, ese hombrecillo de otro lugar… las cortinas rojas, el piso en zigzag, la música perfecta… el desvanecimiento entre dos realidades… Y quedé prendida de Twin Peaks sin haber si quiera comenzado el viaje a la serie televisiva.

Paradójicamente, la película (objeto de mi deseo desde entonces) fue abucheada en el festival de Cannes de 1992, cuyo jurado estaba compuesto, entre otros, por Gérard Depardieu, Carlo Di Palma y Pedro Almodóvar.

Quizá sólo se trataba de mi mal gusto. Pero, enganchada, envenenada con Twin Peaks, comencé la búsqueda de su misterio. Y supe que muchos, como yo, habían caído bajo su hechizo.

Paradójicamente, la película (objeto de mi deseo desde entonces) fue abucheada en el festival de Cannes de 1992, cuyo jurado estaba compuesto, entre otros, por Gérard Depardieu, Carlo Di Palma y Pedro Almodóvar.

Por ejemplo, el crítico de Chicago Sun-Times, Jim Emerson, escribió un artículo dedicado a Fire Walk with Me, a la que describe como “radicalmente subvaluada”. Para Emerson, lo que compele a regresar a Twin Peaks una y otra vez es resolver el código, que permita, a su vez, resolver el misterio… pero esto nunca ocurre.

Emerson asegura que el significado profundo de Lynch está en una de las primeras escenas de Fire Walk With Me: Un año antes del asesinato de Laura Palmer, los agentes Desmond y Stanley investigan la muerte de otra joven, Teresa Banks. El jefe del FBI Gordon Cole les da una “sorpresa”, que les ayudará en su investigación. En el aeropuerto privado de Portland, Gordon les presenta a “Lil”, una mujer que lleva un peculiar vestido rojo con una rosa azul prendida en la solapa. Gordon se las presenta: “es la pequeña de mi hermana”, les dice. Lil, mientras tanto, les hace señas, se contorsiona, camina en su lugar, gesticula. Más tarde, Stanley, confundido, le pregunta a Desmond: “¿Qué fue todo eso?” Desmond, sin inmutarse, le explica los signos contenidos en el vestido y la danza de Lil: los gestos de Lil significan que habrá problemas con las autoridades locales; el arreglo en el vestido advierte que hay drogas involucradas… Le explica todos los códigos, excepto uno: la rosa azul que lleva prendida en el vestido. De ése no puede hablarle.

The possibility that love is not enough

Pasaron unos años más para que, en un puesto callejero, consiguiera la serie. Material televisivo difícil de hallar en un país abarrotado de The X Files, The Simpsons, Lost, todos aquellos fenómenos que, en cierta forma, vieron la luz gracias al camino que abrió Twin Peaks. Al ver los primeros capítulos dirigidos por el mismísimo David Lynch pensé: ¿Se estará burlando?

Nunca alcancé a comprender cómo una serie llena de farsas interminables, de un sentido del humor perturbado, de ambientes claustrofóbicos, pudo enganchar al público promedio de Estados Unidos y convertir a Twin Peaks en una de las series de máxima audiencia televisiva de 1990.

¿Acaso toleraban los televidentes todo ese David Lynch en pantalla pequeña para saber quién era el asesino de Laura Palmer? Parece que sí. En los primeros capítulos de la segunda temporada se resolvió el crimen y la audiencia cayó en picada.

La serie, que a cada capítulo se volvía más oscura, más críptica, más simbólica, fue cancelada en 1991 no sin antes dar un paseo escabroso entre posibles alienígenas, espíritus del bien, espíritus del mal y una media decena de tramas alternas entre los habitantes de Twin Peaks.

Incluso, a la mitad de la segunda temporada, existe la participación de un joven David Duchovny (quien años más tarde encarnaría al agente Mulder en The X Files), que personifica a un agente de la DEA travesti.

Desde entonces, desde el final abrupto de la serie, desde el desbarranco y el éxito mórbido de la película, cada año hay rumores: se habla de una versión remasterizada de la serie; la revelación de escenas inéditas de la película. Y mientras, críticos y fans siguen escribiendo versiones o interpretaciones de lo que Lynch y Frost quisieron decir.

Quizá el gran acierto de Twin Peaks es que, a pesar de prometer develar el misterio, nunca lo hace. Lanza una historia al espacio profundo, como un mensaje cifrado. Es una de esas rosas azules. ®

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Publicado en: Noviembre 2010, Televisión y videojuegos

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