Aun cuando medios, blogs y melómanos hacen su tarea se siguen cometiendo omisiones involuntarias, escuchas inexactas o parciales que no le dan el calificativo que merecen ciertos discos. Por otro lado, la oferta es tanta que rebasa al equipo más ambicioso. Es imposible abarcarlo todo y muchas veces fuera del campo de captación hay trabajos simplemente maravillosos pero que se muestran casi imperceptibles. He aquí un recuento de prodigios que intenta subsanar —un poquito— tantas injusticias que se cometen.
Still Corners, Creatures of an Hour (Sub Pop)
Canción recomendada: “Cuckoo” Este año regresaron los órganos de tubos eclesiásticos (encumbrados por Wu Lyf). Aquí hay varios que se suman a guitarras evanescentes, atmósferas crepusculares y una vocecilla propia de una sílfide mitológica. Tessa Murray —la poseedora del embrujo vocal— y Greg Hughes sacan adelante un proyecto que ha llevado a los medios especializados a citar una y otra vez a Cocteau Twins, quizá olvidándose del sonido de Lush como otra influencia definitiva. El hecho es que estos ingleses fueron fichados por una renacida Sub Pop para inundarnos de teclados ácidos, un poco de bases rítmicas krautrock y mucho de sentido y sentimiento cinematográfico. Con este sorprendente debut podemos constatar que el dream pop no se ha mantenido estático, su magia avanza.
Bombino, Agadez (Karonte/Cumbancha)
Canción recomendada: “Iyat Idounia Ayasahen”. No sólo el pueblo tuareg (nómadas del desierto del Sahara) tiene a Tinariwen como principal representante musical; he aquí el segundo disco de un dotado guitarrista que actualiza las formas ancestrales de su gente para obtener una especie de blues, fascinante por sus hallazgos y austeridad. Dedica este disco a su ciudad natal (enclavada en Niger, a mitad del desierto) y a la vez tributa a John Lee Hooker y Ali Farka Toure. Fue grabado mitad en estudio, mitad en directo y las canciones desvelan su origen inmediatamente. Omara “Bombino” Moctar demuestra que con escasos elementos se puede convocar al más profundo rito y trance que la música pueda generar.
Akron / Family, S/T II: The Cosmic Birth and Journey of Shinju TNT (Dead Oceans)
Se trata de una de las camarillas más alucinadas del panorama contemporáneo. Pueden recurrir a un folk tribal propio de un rito piel roja y luego dejarse ir con el ruidismo más ensordecedor. Son extremadamente libres, impredecibles, interesantes.
Canción recomendada: “Another Sky”. Se trata de una de las camarillas más alucinadas del panorama contemporáneo. Pueden recurrir a un folk tribal propio de un rito piel roja y luego dejarse ir con el ruidismo más ensordecedor. Son extremadamente libres, impredecibles, interesantes. Compusieron este disco a los pies de un volcán japonés y luego lo grabaron en una estación de trenes abandonada en Estados Unidos. Incorporaron grabaciones de campo, aparatos raros y gran intensidad. A veces se muestran como unos Animal Collective más orgánicos. Ya van en el sexto disco y no hay quien limite su capacidad de exploración e improvisación. Este trabajo es toda una odisea llena de sorpresas.
High Places, Original Colors (ThrillJockey)
Canción recomendada: “Year Off”. Fue demasiada la expectación del Biophilia de Bjork, pero no cuajó en temas sorprendentes. En sentido contrario el dueto de Mary Pearson y Rob Barber está acostumbrado a trabajar con equipo rústico y software elemental y eso no los limita, más bien empuja su creatividad. Tras una obra más abstracta, Vs Mankind, ahora deciden llevar su electrónica deconstruida a una expresión bailable —aun con lo raro de su concepción musical— y el resultado es sorprendente. Estos neoyorquinos se fueron a Los Ángeles para concebir una amalgama de ritmos quebrados, estructuras fragmentarias y sonidos caleidoscópicos que llevan al cuerpo a la expresión más futurista de la danza que pueda concebirse.
Low, C’mon (Sub Pop)
Canción recomendada: “Try to Sleep”. Alan Sparhwak y Mimi Parker forman una pareja —en todos sentidos— que sabe lo que quiere. Lo suyo es un rock lento, áspero y sucio al que denominan slowcore. Apoyados en él se mueven en los bajos fondos, pero ahora unas piezas suyas grabadas por Robert Plant les dan un empujón fuerte.
Los de Duluth, Minnesota, llevan dieciocho años juntos y nueve discos con este grupo. Ahora rentaron una iglesia como estudio, llamaron a un productor que ha trabajado con Katy Perry y Avril Lavigne y luego compusieron el álbum más luminoso de su carrera. Ecos y reverberaciones no impiden que las melodías brillen y se contrapongan a las letras fatalistas a las que nos tienen acostumbrados. ®