AUTOCRÍTICA GENIAL

Contrataciones, de Manuel Parra

El poeta sonorense Manuel Parra, ganador en 2005 de un premio de poesía en Argentina, incursiona en el género del cuento con este primer libro. A pesar de ser una ópera prima, Contrataciones (Jus, 2009) muestra ya las dotes narrativas de su autor.

Este libro de cuentos tiene como propósito fundamental, en su mayor parte, el burlarse de la vanidad, pereza y mediocridad de esos escritores “de a mentiritas” (porque en realidad son deleznables aficionados) que deambulan por internet, encuentros literarios y escuelas de letras. Es despiadado el autor con este tipo de personajes, a los que despedaza sin escrúpulos ni delicadezas. En el cuento que abre el libro, “Primeras ausencias” (el título tiene una remotísima o nula relación con lo que cuenta), somos testigos de cómo algunos encuentros de escritores se organizan con base no en el talento literario, sino en el amiguismo más descarado.

En “El caso de Facundo Mallea Reyes”, quizá el relato más memorable, conocemos la patética historia de un seudoescritor igualado, sobrestimado por sí mismo, obseso del boom de la novela hispanoamericana, enfermo de la fama que ha conseguido sin méritos. Ah, pero ya verá la lección que le dará un meserito de café, licenciado en Letras, que pugna por la honestidad y la buena literatura.

Cualquier otro escritor con menos talento que Manuel Parra habría incurrido en la tentación de escribir buenos cuentos para perpetrar su crítica feroz contra ese infecto impostor de la literatura ya apuntado, contra ese tipo de literatura sin rigor, facilona, que no hace ni cosquillas. Pero Parra, cual Cristo de las letras mexicanas, se sacrifica por sus lectores: en aras de mostrarles cuál es el tipo de literatura que está criticando les entrega malos cuentos, frívolos, carentes de sustancia, de modo que su propio libro se convierte en una autocrítica. Genial, ¿no?

De hecho, en Contrataciones podemos encontrar su poética, lo cual comprueba lo consciente que era Parra de sus designios narrativos: “Era evidente que el autor se había preocupado en narrar simplemente por narrar, sin preocuparse por dar a sus personajes emociones o sentimientos humanos”, leemos en “El caso de Facundo Mallea Reyes». Y es justamente lo que el autor se ha propuesto hacer con su libro.

La intención está patente desde el título. Difícilmente encontraremos un nexo cierto, claro, entre el nombre del libro y los cuentos que contiene. Lo mismo ocurre con “Primeras ausencias”, “Mundos menores”, “Conste”, “Lado ciego” y quizá algunos otros. Además, varios de los relatos dan la impresión de ser ejercicios escolares, como para entregar al maestro en una clase de redacción. (Por ejemplo, el ininteligible “El escribidor”, que parece una broma local que sólo entenderían sus protagonistas.) Esto, claro, no es un accidente ni un descuido de Manuel Parra. El autor se ha esforzado por enrostrar a los lectores la miseria de ese tipo de literatura pretenciosa, abstrusa y de quinta.

Otro de los aspectos que explota el libro es el del morbo. Para quien los sepa hallar desfilan, disfrazados o con sus nombres propios, escritores originarios del estado del autor, Sonora. Esto parece funcionar como gancho para alentar la curiosidad digna de revista de chismes en los lectores. Pero a la vez resulta un tanto absurdo el recurso al ser el libro de Parra publicado en el ámbito nacional, donde probablemente los autores aludidos no serán reconocidos. Tampoco es accidental este aspecto: Parra satiriza las pretensiones desquiciadas de autores locales que quieren hacerse famosos a costa de estimular las bajas pasiones. Pero Parra no se pone guantes para hablar de ello, sino que mete las manos al lodo y se las ensucia con tal de ser lo suficientemente elocuente con sus lectores.

Contrataciones es, pues, un libro singular y amargo donde el autor finge muy bien ser uno más de sus vapuleados escritores, pero que en realidad, en el fondo, se ubica en una digna atalaya para juzgar moralmente a esos impostores. ®

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Publicado en: Abril 2010, Libros y autores

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