Al parecer, la religión es producto de un sesgo cognitivo, en el sentido de que la gente es supersticiosa y puede creer en cualquier cosa, porque los conceptos religiosos son irrefutables y porque es mucho más fácil creer que refutar.
¿Por qué el 95% de las personas en el mundo tiene religión? La mayoría de las investigaciones dicen que hay cuatro razones: la mente humana exige explicaciones, el corazón humano busca consuelo, la sociedad humana requiere orden y el intelecto humano tiende a la ilusión [Boyer, 2001].
En otras palabras, el primer punto dice que los humanos crearon la religión para explicar el misterio de los fenómenos naturales, para explicar experiencias extrañas (sueños, presentimientos, etc.), para explicar el origen de las cosas y para explicar por qué existen el mal y el sufrimiento. El segundo asevera que las explicaciones religiosas hacen más tolerable la idea de la mortalidad, calma la ansiedad y genera consuelo. El tercero asegura que la religión mantiene unida a la sociedad, perpetúa un orden social particular y sustenta la moral. Por último, al parecer, la religión es producto de un sesgo cognitivo, en el sentido de que la gente es supersticiosa y puede creer en cualquier cosa, porque los conceptos religiosos son irrefutables y porque es mucho más fácil creer que refutar.
Con el fin de explicar a qué se refiere esto de los sesgos cognitivos como origen de las creencias religiosas me permito reseñar unos artículos de reciente aparición que explican algo sobre el origen de las creencias.
El pensamiento analítico quita lo religioso
Un artículo fue publicado en la prestigiosa revista Science [núm. 336, 2012], el cual comienza planteándose la pregunta sobre cuáles son las bases cognitivas de tener y no tener creencias religiosas; para explicarlo retoma la teoría del procesamiento dual del pensamiento, que postula que hay dos sistemas, uno que es intuitivo (sistema 1) y otro que es analítico (sistema 2), que operan al mismo tiempo.
Al parecer, si crees que por un lado está la mente y por el otro el cuerpo, si crees que hay vida después de la muerte, si crees que puedes leerle la mente a las personas, esas creencias facilitan las creencias religiosas, y como el pensamiento analítico se contrapone al pensamiento intuitivo es posible inhibir al sistema 1 utilizando el sistema 2; es decir, disminuir o eliminar las creencias religiosas cuando nos ponemos a pensar.
Con base en estos datos concluyeron que el pensamiento analítico inhibe el pensamiento intuitivo que parece servir de base a las creencias religiosas; aunque advierten que, a pesar de que trataron de controlar variables como etnia y religión, no es tan fácil generalizar estos hallazgos a todos los grupos poblacionales y contextos culturales.
Los autores, Gervais y Norenzayan, realizaron cinco estudios para probar esta hipótesis: el primero probó si las diferencias individuales en la tendencia a utilizar el pensamiento analítico está asociado a una reducción de creencias religiosas. Los estudios del 2 al 5 tratan de probar si diferentes manipulaciones experimentales del procesamiento analítico (priming visual, priming implícito y disfluencia cognitiva) inducen la disminución en la creencia religiosa.
En el estudio 1 pusieron a unas personas a resolver tres problemas (por ejemplo, una bola y un bate de beisbol cuestan en total 1.10 dólares. El bate cuesta un dólar más que la bola. ¿Cuánto cuesta la bola? La respuesta intuitiva es 10, pero la respuesta correcta dada por el pensamiento analítico es 5). Después les pidieron a los participantes que completaran tres medidas diferentes de creencias religiosas (la escala intrínseca de religiosidad, la escala de creencias religiosas y una escala para medir la creencia en agentes supernaturales, Dios, ángeles y el diablo). Por ejemplo, la escala de religiosidad intrínseca pregunta cosas como “mi fe se involucra en todos los aspectos de mi vida”. Lo que encontraron es que entre más usan el pensamiento analítico menos creencias religiosas tienen.
Los estudios del 2 al 5 utilizaron el fenómeno de priming, que es un efecto que se suscita cuando, al presentar un estímulo, éste influye sobre los estímulos presentados posteriormente. Por ejemplo, en el segundo experimento utilizaron dos tipos de imágenes, la escultura de “El pensador” de Rodin o el “Discobolus” realizado por Mirón de Eleuteras en el 455 antes de nuestra era. Sus hallazgos son muy interesantes: al ver la escultura de “El pensador” se indujo a pensar analíticamente y ello se reflejó en una baja en las creencias religiosas de las personas, medidas con las escalas anteriormente mencionadas.
Con base en estos datos concluyeron que el pensamiento analítico inhibe el pensamiento intuitivo que parece servir de base a las creencias religiosas; aunque advierten que, a pesar de que trataron de controlar variables como etnia y religión, no es tan fácil generalizar estos hallazgos a todos los grupos poblacionales y contextos culturales; además, aunque los resultados indican que el pensamiento analítico promueve dejar de creer en la religión, seguramente no es la única causa para que las personas dejen de tener una religión.
Aura en el misticismo, la sinestesia y la percepción visual
Los creyentes de lo paranormal afirman que el aura es un campo energético de radiación luminosa de colores que rodea a las personas como un halo y que es invisible a la mayoría de las personas, y sólo la ven unos cuantos afortunados. Pero este fenómeno tiene muchos puntos de contacto con una condición perceptual conocida como sinestesia, que es la interferencia que hacen unos tipos de percepción con otros. Es decir, se puede oír colores o ver sonidos. Estos puntos de contacto son los siguientes: comparten ciertos rasgos de personalidad, muchos de los que ven el aura son sinestésicos, ambas condiciones pueden ser aprendidas, estados alterados de conciencia pueden influenciarlos y ambos fenómenos son experiencias emocionales. Esto hace muy probable que al ver el aura lo único que está pasado es que estamos siendo sujetos del fenómeno de la sinestesia [Ward, 2004].
Otras investigaciones [Duerden, 2004] han propuesto que los que dicen ver el aura sólo están malinterpretando ciertos fenómenos de la visión normal. Por ejemplo, el efecto de la visión de colores complementarios, el cual resulta de un “agotamiento” temporal de las células de la retina que son sensibles al color, es un fenómeno que se presenta sobre todo cuando uno mira fijamente un objeto, digamos en este caso una persona que aparece oscura al estar parada frente a un fondo brillante; aquí se activa otro mecanismo visual, la amplificación del contraste, que está presente en el sistema de visión humano y permite una eficiente detección de bordes.
No todos están de acuerdo con estas interpretaciones. Un grupo de investigadores españoles realizó un estudio en el que les pedían a sinestésicos y a personas que dicen que leen el aura que les dieran una descripción de qué es lo que les pasaba al ver una serie de estímulos que ellos les presentaban (fotografías con cierta carga emocional). Lo que encontraron les permite concluir que son dos fenómenos completamente distintos. Es decir, que la sinestesia no explica la visión del aura [Milán y cols., 2012].
A pesar de ello, estos investigadores españoles afirman que aún hace falta hacer más investigaciones para encontrar cuáles son las bases neurofisiológicas de la supuesta percepción de auras por partes de los creyentes de lo esotérico. Así, tarde que temprano se encontrará una explicación que satisfaga a los escépticos que no creen que hayan energías raras emanando de las personas. ®
Bibliografía
Boyer, Pascal, ¿Por qué tenemos religión? Origen y evolución del pensamiento religioso, Taurus, 2001.
Gervais W. M., Norenzayan, A., “Analytic thinking promotes religious disbelief”, Science, 27 de abril de 2012 (6080): 493-6.
Ward, J. (2004), “Emotionally mediated synaesthesia”, Cognitive Neuropsychology, 21(7), 761–772.
Duerden, T. (2004b), “An aura of confusion: seeing auras–vital energy or human physiology? Part 1 of a three part series”, Complementary Therapies in Nursing and Midwifery, 10(1), 22–29.
Milán, E. G., Ibarra, O., Hochel, M., Rodríguez Artacho, M. A., Delgado-Pastor, L. C., Salazar, E., González-Hernández, A., “Auras in mysticism and synaesthesia: a comparison”, Conscious Cogn., 21 de marzo de 2012 (1):258-268.