Humanos, bestias y máquinas

Holy Motors, de Leos Carax

“La película es una especie de ficción científica”, dice Carax, “en donde humanos, bestias y máquinas están al borde de la extinción, ‘motores sagrados’ interconectados por una fe común y solidaridad, esclavos de un creciente mundo virtual.”

El cartel.

El cartel.

Fue a finales del siglo XX cuando Leos Carax nos presentó su cuarta película: Pola X. Doce años después, a principios de la segunda década del siglo XXI, Carax nos trae Holy Motors, una película que muestra a un hombre desempeñarse en su día laboral. La premiere fue en Mayo del 2012 durante la 65va edición del Festival de Cannes.

Todos estamos familiarizados con la sensación paranoica que producen las casas de espejos. Ésta es la primera sensación a la que nos confronta Leos Carax. Utiliza la pantalla como un espejo para enfrentarnos literalmente a una audiencia inmóvil que tiene los ojos cerrados. Nos hace ver la posición y la responsabilidad que tenemos como público. Somos nosotros, o esto nos hace creer Carax, quienes definimos hasta dónde la película será el reflejo de nuestra realidad y cuáles son los límites de la realidad que nos presenta.

Verdaderamente, la realidad no es transportable ni explicable. En la literatura es algo que fue aceptado por todos, pero en el cine estamos siempre cuatro pasos detrás.

Dijo Michael Haneke en una entrevista para la revista BOMB: “En la literatura del siglo XX es totalmente normal no describir la realidad como un todo, completamente transportable y explicable. Se acepta en las novelas. Pero en las películas siempre se pretende que la realidad es transportable, lo que significa que es explicable. Verdaderamente, la realidad no es transportable ni explicable. En la literatura es algo que fue aceptado por todos, pero en el cine estamos siempre cuatro pasos detrás. No es sorprendente que estemos en esa posición, es un punto de vista que reconforta al público y con el que se puede hacer mucho dinero. Pero si consideras al cine un arte, entonces tienes que ser un poco más concreto y realista”.

Es precisamente en este mundo sin límites bien definidos en donde se desenvuelve Monsieur Oscar, el protagonista, un actor dentro de la actuación para una audiencia dentro de la audiencia. Monsieur Oscar, un poco cansado de la rutina, espera tener una función en el bosque. ¿Qué es lo que te hace continuar?, le preguntan a Monsieur Oscar. Lo mismo que me hizo empezar, la belleza del acto. ¿La belleza? Dicen que está en el ojo del espectador.

Monsieur Oscar, Holy Motors.

Monsieur Oscar, Holy Motors.

Uno de los temas más significativos que aborda Carax en Holy Motors es la relación con la tecnología: “La película es una especie de ficción científica”, dice Carax, “en donde humanos, bestias y máquinas están al borde de la extinción, ‘motores sagrados’ interconectados por una fe común y solidaridad, esclavos de un creciente mundo virtual. Un mundo en el que máquinas visibles, experiencias y acciones reales están desapareciendo gradualmente”.

¿No estamos todos conectados por tener fe en la información? La información es la clave moderna para ser libres, ésa es la premisa. Ingenua al ignorar la naturaleza creativa de la humanidad que comercializa desde información personal hasta información global. Pero lo importante no es el negocio sino la relación con la tecnología. Una relación que nunca se detiene, en la que las personas generan y comparten su información de manera voluntaria. Gracias a ésta los motores siguen andando.

“Echo de menos las cámaras”, responde Monsieur Oscar cuando le preguntan si todavía ama su trabajo. “Eran más pesadas que nosotros, y se han vuelto más pequeñas que nuestras cabezas, ahora apenas las puedes ver… así que me cuesta trabajo creer en todo”.

En esta realidad el espectador, por medio de un consenso tecnológico, decide lo que es bello y lo que no. Gracias a esto los motores marchan y la industria cinematográfica se dedica a producir películas en serie a partir de un conjunto de fórmulas que satisfacen un mercado ávido de sensaciones. Un mercado que va evolucionando y cambiando sus preferencias, por lo que así lo hace también el cine. Se ha desarrollado una estrecha relación entre consumidor e industria, en donde el cine refleja tendencias e impone las propias. Se estandarizan gustos y preferencias. Se ha establecido un ciclo como en todo negocio. ¿La fórmula que utiliza Carax? Todas. ®

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Publicado en: Cine, Junio 2013

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