En julio de 2014 Luis González de Alba publicó en Facebook estos diez puntos para explicar —y entender— uno de los conflictos más complejos y al parecer irresolubles del mundo contemporáneo. Siguen vigentes, sin duda.
1. En 1948 ese territorio (Palestina–Israel) lo administraba Inglaterra y fue quien lo dejó a la ONU que hizo la partición. Era un “protectorado” inglés.
2. Lo administraba Inglaterra por haber ganado la I Guerra Mundial en 1918. El Imperio Otomano (turco) cometió el error de aliarse en 1914–1918 con los imperios centrales: Alemania y Austria–Hungría que, ya sabrán, perdieron la Gran Guerra.
3. Los Aliados, victoriosos (Inglaterra, Francia, Estados Unidos), desmembraron el Imperio Turco y entregaron Bulgaria a los búlgaros, Macedonia a los griegos (no toda), Siria a los sirios, Irak a los irakíes, todo con fronteras apresuradas y artificiosas (olvidaron el Kurdistán para los kurdos). La zona llamada Palestina por los romanos (deformación de Philistina) quedó en administración, protectorado, de Inglaterra. Otras regiones ex turcas fueron protectorados de Francia (Siria, Líbano, etc.).
4. Desde 1850 habían emigrado judíos a esas tierras turcas y compraban arena al pachá turco de Jerusalén. Allí crearon el sistema de los kibbutzim: propiedad comunal de la tierra y reparto socialista de la producción (ya en desuso, para tristeza de kibutzineros de 1990). Revivieron el hebreo (lengua muerta ya desde tiempos de Jesús) y plantaron en la arena olivos, naranjos y hortalizas. Inventaron el riego por goteo. Crearon un país democrático, igualitario con las mujeres, de primer mundo. Ciencia y tecnología propias les dieron armas propias.
5. Antes de ser parte del Imperio Turco la zona había sido del Imperio Bizantino y antes del Imperio Romano y antes del Imperio Macedonio–griego de Alejandro Magno. Y aún antes habían sido tierras de varios pueblos: Israel, Moab, Canaán, Fenicia. La Biblia narra las constantes guerras entre israelitas (con capital en Jerusalén) y filisteos de la costa.
6. Nunca hubo en esos dos mil años un país llamado “Palestina”, sino una colonia romana, remember Poncio Pilatos, gobernador romano con sede en Jerusalén.
Los árabes pidieron todo el protectorado inglés y la expulsión de los judíos (aunque éstos ya habían construido ciudades modernas enteras, como Tel Aviv). El 14 de mayo de 1948, en cuanto la radio anunció la votación de la ONU en favor de crear Israel y Palestina, cinco ejércitos árabes, con el muy poderoso de Egipto, se lanzaron a destruir Israel.
7. El protectorado inglés sobre esa zona ex turca concluyó en 1948 y la recién formada ONU, ante el hecho de que había millones de judíos y millones de árabes en el área, dividió el ex protectorado inglés, ex colonia turca, ex colonia romana, en dos porciones.
8. Los judíos aceptaron la partición hecha por la ONU del área, turca hasta 1918. Los árabes NO, por razones religiosas: el área, dicen, es una waqf = una tierra tomada por el Profeta y no se puede dividir, nada, ni un metro cuadrado, sin cometer herejía.
9. Los árabes pidieron todo el protectorado inglés y la expulsión de los judíos (aunque éstos ya habían construido ciudades modernas enteras, como Tel Aviv). El 14 de mayo de 1948, en cuanto la radio anunció la votación de la ONU en favor de crear Israel y Palestina, cinco ejércitos árabes, con el muy poderoso de Egipto, se lanzaron a destruir Israel. Fracasaron. Lo han intentando otras cuatro o más veces (depende cuál consideremos guerra formal) sin éxito. Pero Israel ha ido tomando más tierras de las asignadas por la ONU con cada éxito en guerras iniciadas, siempre y sin excepción, por los árabes.
10. En eso siguen… Y los extremistas de ambos bandos parecen ir ganando: tres jóvenes judíos secuestrados y asesinados, en revancha un joven palestino quemado por jóvenes israelíes de ultraderecha, como el judío ultra que asesinó a Isaac Rabín por negociar paz a cambio de territorio con Arafat.
Hay una diferencia: quienes quemaron al palestino fueron perseguidos por Israel, al menos uno está ya bajo proceso.
Nota de Rogelio Villarreal
“Al contrario de muchas de las críticas que académicos, escritores y militares israelíes enderezan contra la política de su país, las que se lanzan desde estas latitudes parecen estar moldeadas por la histeria y una información convenientemente parcial”, escribí en este artículo.
Y seguí con esta cita del jurista y académico de Harvard Alan Dershowitz:
A los miembros de la American Studies Association debería darles vergüenza por señalar al judío entre las naciones. Vergüenza por aplicar un doble rasero a las universidades judías. Las instituciones académicas israelíes son lo suficientemente fuertes para sobrevivir a este ejercicio de fanatismo. La verdadera pregunta es: ¿Esta asociación sobrevivirá a su complicidad con el prejuicio más antiguo y más duradero?
En Estados Unidos la American Studies Association llama a un boicot académico contra Israel, uno de los países que más aporta al mundo con sus avances científicos y tecnológicos. A esto respondió Dershowitz:
No, no fue contra China, que encarcela a académicos disidentes. No fue contra Irán que ejecuta académicos disidentes. No fue contra Rusia cuyas universidades despiden a académicos disidentes. No fue contra Cuba cuyas universidades no tienen académicos disidentes. No fue contra Arabia Saudita, cuyas instituciones académicas se niegan a contratar mujeres, gays o académicos cristianos. Tampoco fue en contra de la Autoridad Palestina, cuyas universidades se niegan a permitir el discurso abierto en relación con el conflicto palestino-israelí. No, fue sólo en contra de instituciones académicas en el Estado de Israel, cuyas universidades tienen programas de acción afirmativa para estudiantes palestinos y que tienen un mayor nivel de libertad académica que casi cualquier país del mundo.
Nota de Adrián Cortés
Todos se rasgan las vestiduras sólo por 500,000 “palestinos” desplazados por sus propios líderes, por “unas semanas”, mientras exterminaban a los judíos y los ahogaban en el Mediterráneo, y como eso no sucedió terminaron en el autoexilio, tratados con la punta del pie y hacinados por sus correligionarios musulmanes jordanos, sirios y libaneses en campos de refugiados (desde 1948 hasta hoy), mientras que los que se quedaron en Israel gozan de las prerrogativas y los beneficios de la ciudadanía israelí. Pero nadie llora por casi un millón de judíos de países árabes que fueron expulsados y sus bienes confiscados también desde 1948. Hoy nada o poco queda de las grandiosas comunidades judías de Babilonia, Teherán, Yemen, Trípoli, Alepo, Alejandría, Casablanca, Fez y Marrakech, entre muchas otras. Será que a ellos sí los recibieron con los brazos abiertos en la única democracia de Medio Oriente. ®