Las mujeres y la lucha sindical

Lucrecia Toriz, obrera textil

Lucrecia Toriz, obrera textil, se convirtió en una heroína de la causa antiporfirista, que años después llevaría el nombre de Movimiento Antirreeleccionista. Su activismo fue inspiración para mujeres y hombres.

Mujeres en la Revolución.
Una persona feminista es cualquiera que reconozca la igualdad y la plena humanidad en mujeres y hombres.
—Gloria Steinem, escritora y periodista estadounidense.

El primero de mayo se aprobó en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión una importante reforma en materia laboral por unanimidad y, con 446 votos, el pleno aprobó una iniciativa que reforma la Ley Federal del Trabajo para “blindar” las propinas de trabajadores de restaurantes, hoteles, bares, gasolineras, y que éstas no sean parte de su salario. Logro que en el marco del Día Internacional del Trabajo resultó oportuno.

Por cierto, la mayoría de quienes posicionaron en favor fueron diputadas, lo cual me invitó a las siguientes reflexiones.

Si bien las mujeres han ganado espacios no podemos ignorar que el movimiento sindical ha sido cosa de hombres en el más estricto sentido de la expresión.

A lo largo de la vida de los sindicatos las mujeres han sido relegadas, y ha invisibilizado la historia, la literatura y las propias organizaciones, con una clara hegemonía masculina.

Al analizar la bibliografía académica sobre el movimiento sindical se puede encontrar referencias de autoras feministas que se han preocupado por rescatar la memoria colectiva de muchas protagonistas de luchas laborales desde una perspectiva histórica.

Es posible encontrar una rica bibliografía a escala internacional, principalmente en el ámbito anglosajón, en la que diversas autoras han analizado la participación de las mujeres en organizaciones y, específicamente, en organizaciones sindicales.

Sin embargo, en nuestro país no es fácil encontrar bibliografía académica sobre mujeres y sindicalismo en la actualidad.

En algunos casos pueden encontrarse referencias de informes técnicos de los sindicatos mayoritarios en el ámbito estatal que se marcan como meta el incremento de la participación de las mujeres.

La ausencia de estudios sobre esta realidad es, ante todo, una prueba de que sigue existiendo una gran brecha en la representación y participación de las mujeres en las organizaciones sindicales, a pesar de esfuerzos institucionales e intentos de los propios sindicatos de desarrollar políticas más inclusivas.

Pese a ello, dentro de esta memoria histórica no podemos dejar de mencionar a Lucrecia Toriz.

Lucrecia Toriz.

Lucrecia era obrera textil y tuvo una participación muy destacada en la huelga de Río Blanco, que abarcó el corredor de la industria textilera en los estados de Puebla, Veracruz y Tlaxcala.

El 7 de enero de 1907 se inició el movimiento obrero que generó la huelga en Río Blanco, Veracruz.

Más de dos mil trabajadores de una fábrica, entre ellos el esposo de Lucrecia, Pablo Gallardo, se amotinaron exigiendo el término de las prácticas laborales a las que eran sometidos.

Las demandas llegaron a la Presidencia de México y el presidente Porfirio Díaz, desoyendo a los trabajadores, les ordenó el regreso inmediato al trabajo.

Lucrecia Toriz fue la primera luchadora social de la época previa a la Revolución mexicana, una mujer de vanguardia para combatir la injusticia social y en favor de la equidad laboral.

Mujer adelantada a su tiempo, decidida y empoderada, Lucrecia, con un grupo de mujeres, se formó en las filas del movimiento para participar en la brigada de combate de la huelga.

Este grupo de valientes mujeres se encargó de reunir alimentos que cargaban en sus rebozos para alimentar a los huelguistas, quienes velaban de día y de noche a las puertas de la fábrica para evitar que la policía rompiera la huelga.

Más adelante fue aprehendida y permaneció seis meses en prisión, de la cual salió libre bajo fianza. Durante su encarcelamiento los hermanos Flores Magón le enviaron algunos de sus libros.

Lucrecia Toriz se convirtió en una heroína nacional de la causa antiporfirista, que años después llevaría el nombre de Movimiento Antirreeleccionista. Su activismo fue inspiración para mujeres y hombres.

En la historia de México, Lucrecia Toriz fue la primera luchadora social de la época previa a la Revolución mexicana, una mujer de vanguardia para combatir la injusticia social y en favor de la equidad laboral.

Por ello, escribir de Lucrecia no es sólo citar un pasaje de la historia, sino poner de manifiesto la trascendencia que ha significado en esta lucha de reconocimiento gremial y también para recordar que han transcurrido más de cien años y los avances no son tan significativos.

Como ya mencionamos, la participación de las mujeres en los sindicatos no es algo nuevo, desde la propia creación de han estado presentes. Es innegable que su representación en los Comités Ejecutivos y en las instancias de gobierno de los sindicatos es todavía reducido.

En un reciente estudio del Centro de Estudios de Investigación Laboral y Asesoría Sindical se señala que no es posible tener certeza de la proporcionalidad en directivas sindicales en el país, debido a la falta de datos.

Por ejemplo, según la Red de Mujeres Sindicalistas, en abril de 2023 se tenía un registro de 5 mil 313 mujeres líderes sindicales, cuando en 2019 había sólo 275; lo que representa el 9% de mujeres que ocupan un lugar de liderazgo sindical.

Por otra parte, de acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo, 39 federaciones son dirigidas por mujeres y 493 por hombres; únicamente una mujer dirige una confederación mientras que 46 son liderados por hombres.

Otro tema relevante que hay que señalar en el ámbito sindical es la violencia de género contra las mujeres, visible y persistente.

Es innegable que en los hechos la falta de más participación en la toma de decisiones ha dado como resultado agendas sindicales que no plasman la realidad de género y perpetúan la desigualdad, especialmente contra las mujeres.

Sin duda, resulta más que propicio diferenciar entre las mujeres y los hombres trabajadores para que se pueda reconocer la violencia política al interior de los sindicatos.

Por ello, es toral que las Organizaciones de Trabajadoras y Trabajadores y la sociedad en general comiencen a visibilizarla. Pareciera que la violencia política se da sólo en los partidos políticos, pero no en los sindicatos.

No obstante, también hay que reconocer que sindicatos como el SITUAM, el SNTISSSTE, el SNTSS, el SNTE y la FSTSE contemplan la equidad de género como un aspecto importante al interior de las organizaciones.

Por ejemplo, en el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México se establecen las cuotas de género, y regula que cada planilla deberá garantizar al menos que el 30% de sus candidaturas sean ocupadas por mujeres, pero también menciona que el no cumplir con este requisito no implicará la invalidación de la planilla.

No podemos obviar que las mujeres ya forman parte de los puestos de dirección en los Comités Ejecutivos Nacionales de las organizaciones sindicales, aunque siguen siendo muy pocas, dejando en evidencia que la proporción entre hombres y mujeres en estos niveles de dirección sindical sigue siendo inequitativa.

En este punto, debe mencionarse que la Dirigencia del Sindicato de Trabajadores del Tribunal que presido no sólo está bajo el liderazgo de una mujer, sino que la mayoría de su estructura es del mismo género.

Es importante empezar a exigir a los sindicatos que impulsen políticas para atender y erradicar todo tipo de discriminación y, sobre todo, de violencia, contra nadie, pero particularmente contra las mujeres al interior de sus organizaciones.

Es una circunstancia impostergable, más que nunca, que las mujeres avancen en puestos de decisión en los diferentes ámbitos tanto en la esfera pública como en la privada, por ello se requiere congruencia solidaridad, sororidad y democracia.

Es necesario propiciar las condiciones para llenar ese vacío de análisis sobre la participación sindical de las mujeres en nuestro país. ®

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Publicado en: Política y sociedad

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