Contra los sicarios de la libertad de expresión

Por el derecho a decir lo que quieras

Sí, la libertad de expresión tiene límites legales en muchos países, especialmente cuando se trata de proteger la dignidad y los derechos de las personas, pero, mientras reconozcas los matices legales y sociales de la comunicación, podrás seguir expresándote.

Un asistente a la presentación de Charlie Kirk festeja su asesinato.

Puedes ser fascista, mentiroso, hablador, echador, farsante, mediocre, deshonesto, manipulador, oportunista, engañoso, arrogante, egoísta, farisaico, hipócrita, demagogo, corrupto, inescrupuloso, charlatán, fanático, autoritario, dogmático, irresponsable, inmaduro, desconsiderado, cruel, insensible, malicioso, ruin, despreciable, abusivo, agresivo, beligerante, conflictivo, deshonroso, infame, malvado, perverso, sádico, tiránico, vicioso, vil, cobarde, desleal, falso, inconstante, malevolente, mezquino, pérfido, rencoroso, ruinoso, traicionero, vengativo, ambicioso, dominante, prepotente y totalitario. Todo eso no importa: luchamos 300 años por que tuvieras derecho a decir lo que quiseras.

Puedes ser amigo, admirador, seguidor o empleado de Trump, Bolsonaro, López Obrador, Messi, Salinas, Zedillo, Sheinbaum, Reyes Heroles, Peña Nieto, Noroña, Putin, Milei, Sanseito, Castro, Maduro, Morales, Ortega, Correa, Lula, Rousseff, Piñera, Fernández, Temer, Bukele, Erdoğan, Modi, Netanyahu, Abbas, Mugabe, bin Salman, Xi, Kim, Calderón, Fox, García Luna, Videgaray, Anaya, Meade, Ebrard, Monreal, Bartlett, Gómez Urrutia, Salinas Pliego, Alemán, Gordillo, Fujimori, Chávez hijo, Díaz–Canel, Zelaya, Kennedy, Macron, Macri, Fernández de Kirchner, Piñera, Bachelet, Lagos, Allende, Assad o Quiauhtlazollin; pero tu voz tendrá el mismo peso que la de cualquier ser humano. Nos llevó dos milenios, pero te lo garantizamos.

Tus palabras, por muy absurdas, estúpidas, dañinas, reaccionarias, regresivas, escandalosas, polémicas, ofensivas, hirientes, incendiarias, injuriosas, vejatorias, ultrajantes, insolentes, procaces, irreverentes, blasfemas, licenciosas, lascivas, obscenas o indecentes que sean, podrán ser dichas dentro de nuestro marco legal vigente.

Puedes estar a favor de las armas, el calentamiento global, la discriminación, la intolerancia, la pobreza, la desigualdad, el racismo, la xenofobia, la homofobia, la corrupción, la violencia, el terrorismo, la injusticia, la impunidad, el cambio climático, la deforestación, la extinción de especies, la sobreexplotación de recursos, la contaminación del agua y del aire, la pérdida de biodiversidad, la desertificación, la hambruna, la migración forzada, la explotación laboral, la falta de acceso a la educación y la salud, la marginación, la exclusión social, la violencia de género, el machismo, la falta de oportunidades, la especulación, la desigualdad de género y la intolerancia religiosa; pero mientras NO lleves a cabo acciones penalizadas por la Ley, tus palabras, por muy absurdas, estúpidas, dañinas, reaccionarias, regresivas, escandalosas, polémicas, ofensivas, hirientes, incendiarias, injuriosas, vejatorias, ultrajantes, insolentes, procaces, irreverentes, blasfemas, licenciosas, lascivas, obscenas o indecentes que sean, podrán ser dichas dentro de nuestro marco legal vigente. Sí, la libertad de expresión tiene límites legales en muchos países, especialmente cuando se trata de proteger la dignidad y los derechos de las personas, pero, mientras reconozcas los matices legales y sociales de la comunicación, podrás seguir expresándote. Después de todos, millones murieron hace ocho décadas para que siguieras diciendo lo que te dé tu regalada gana.

Lo que no puedes hacer jamás es convertirte en asesino del que dice lo que no quieres oír, por mucho que te repugne, asquee, moleste, enoje, irrite, indigne, subleve, ultraje, ofenda, hiera, perjudique, moleste, enfurezca, exaspere, crispe, soliviante, sulfurice, escandalice, horripile, provoque, impaciente o martirice lo que expresa. Al matar a alguien por lo que piensa y dice, además de ser un vil criminal, eres sicario de la libertad de expresión que tanto nos costó obtener. Y eso es injustificable desde cualquier perspectiva ética, legal, moral, humana, política, social, filosófica, religiosa, cultural, histórica, científica, artística, intelectual, racional, emocional, humanitaria, democrática, constitucional, cívica, ciudadana, universal, humanista, progresista, ilustrada, republicana y libertaria. Y no, no lo aceptaremos. Nunca. Aunque, para enfrentar la ponzoña del embozo, tengamos únicamente nuestras voces.

Charlie Kirk, 1993–2025. ®

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Publicado en: Apuntes y crónicas

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