Arrastre lento

Un poema de ironía antitaurina

Uno de los rituales en los que se le rinde honores al toro de lidia consiste en arrastrar su cadáver lentamente alrededor del ruedo con la ayuda de un par de mulillas una vez terminada la faena. El juez de plaza concede dicho homenaje para que la audiencia -complacida con lo que ha presenciado- pueda aplaudirle a los restos del bovino que ha dado un buen espectáculo en el intento por salvar su vida. El acto constituye además un prestigioso laurel para la empresa ganadera encargada de criar al animal para morir en la plaza de una estocada.

En caso de que el toro demuestre una bravura y un porte excepcionales, el público puede exigir al juez de plaza que el toro no sea sacrificado. Si el juez atiende el llamado multitudinario, el toro es indultado. Se le permite, entonces, vivir como semental en los campos de la afortunada ganadería.

Compartir:

Publicado en: Abril 2012, Animación y video

Apóyanos:

Aquí puedes Replicar

¿Quieres contribuir a la discusión o a la reflexión? Publicaremos tu comentario si éste no es ofensivo o irrelevante. Replicante cree en la libertad y está contra la censura, pero no tiene la obligación de publicar expresiones de los lectores que resulten contrarias a la inteligencia y la sensibilidad. Si estás de acuerdo con esto, adelante.