El único logro cultural de la revolución cubana sigue siendo tener a Miami como capital indiscutible de la nación. El gran logro político de la revolución cubana fue pasar de una dictadura épica a una dictadura de república bananera.
Lo primero que hay tener en cuenta para entender la situación actual de Cuba es lo siguiente: la épica revolucionaria ha terminado, ya no existe. Aquello que enamoró a los izquierdosos, izquierdistas y de izquierda de todo el mundo simplemente ya no está. Cuba ha sido víctima de un sistema fallido, de una política fallida y de una administración, durante los últimos 62 años, también fallida.
Durante toda la historia de la revolución cubana el sistema se ha enfocado principalmente en defender al Estado y no al ciudadano. Todo el engranaje revolucionario ha sido siempre un artilugio para mantener en el poder a la misma persona. Esa persona es el venerado por los izquierdosos, izquierdistas y de izquierdas, Fidel Castro.
La gran diferencia entre el caos actual de la República de Cuba y lo que lo antecedió durante más de medio siglo fue la figura Fidel Castro. Figura en la que se centraría el poder absoluto sobre el destino de la isla y sus habitantes. Fidel Castro probablemente sea el cubano más influyente en la historia del país desde el 27 de octubre de 1492 hasta el sol de hoy. La influencia tanto política como práctica de Fidel no sólo se limita a Cuba, sino a todo el mundo y en especial a América Latina, sustentado en el aura quijotesca de la figura de Fidel.
Hay un dicho popular que asegura que Fidel estuvo toda su vida de espaldas a los cubanos y de frente al mundo “exterior”. Esto es cien por ciento real. El carácter progresista con el que comienza la revolución cubana fue uno que duró menos tiempo que el Movimiento 26 de julio cuando estuvo en la Sierra Maestra.
Con todos sus defectos, fue capaz de hacer caminar un proceso que no admitía ningún tipo de continuidad ni de sustitutos. Por eso ahora vemos en la figura de Miguel Díaz Canel un simple payaso. Un dictador al puro estilo de las repúblicas bananeras.
Teniendo presente que la única divisa con que contó la revolución fue puramente ideológica y, además de tener la suerte de gestarse en un país con las condiciones idóneas para implantar un gobierno totalitario, también hay que tener presente como principal fuente para la permanencia en el poder de un grupo de militares con la convicción absoluta de que la estética era lo más importante en un proceso como éste.
No es necesario decir de Fidel más de lo obvio. Con todos sus defectos, fue capaz de hacer caminar un proceso que no admitía ningún tipo de continuidad ni de sustitutos. Por eso ahora vemos en la figura de Miguel Díaz Canel un simple payaso. Un dictador al puro estilo de las repúblicas bananeras, ridículos e incapaz de mostrar un ápice de inteligencia o de ingenio.
Antes de analizar a Díaz Canel es inevitable repasar la administración de Raúl Castro. El hermano menor de Fidel estuvo marcado por el deshielo con los Estados Unidos y una férrea decisión de seguir llevando a Cuba por los caminos del estalinismo. De su administración quedan dos cosas, una ha sido la más influyente en la realidad que vive el ciudadano cubano común, y la otra es el haber tirado por la borda la única vía pacífica de revitalizar Cuba y de encaminarla hacia una “modernización política” y un cambio genuino de sistema y de poder.
El primer gran aporte del hermano menor de Fidel fue el plan económico conocido como “Lineamientos”. De estos lineamientos no han sido instrumentados ni siquiera menos de la mitad. Quizá, y digo quizá basándome en la transparencia nula del gobierno, el único inciso de este plan económico que ha sido puesto en marcha es el reordenamiento económico. Tan bien pensado y adaptado a los tiempos con los que corre el resto del planeta Tierra fue este plan que es la causa del colapso económico y general de Cuba. Este plan económico, que tiene más de diez años de creado, jamás ha podido ser explicado por ninguna autoridad, pues es imposible de entender para cualquier ser vivo. La mejor manera de acercarse a su síntesis la encontré con un chiste que cuentan los trabajadores de una de las instituciones militares más importantes del país. El chiste dice así:
Un hombre con un saco a cuestas camina por la carretera. Un policía lo detiene.
—¿Que trae en el saco? —le pregunta.
—Los Lineamientos —le contesta el hombre.
—Aquí lo que trae son cangrejos —le dice el policía después de revisar el saco.
—Sí, los Lineamientos, mucha muela y poca carne —le dice el hombre al policía.
Volviendo al Reordenamiento. Este fracaso de plan fue explicado por Mario Murillo Jorge, el dirigente a cargo de la instrumentación de los Lineamientos de la siguiente manera: “Con el reordenamiento económico el salario mínimo va a alcanzar para pagar los impuestos, la canasta básica y un poquito más”.
El reordenamiento suponía la eliminación del CUC (peso cubano convertible) como moneda de cambio y un “aumento” salarial. El resultado no fue otro que la peor crisis económica en la historia del país (peor que el tristemente célebre Periodo Especial, que al parecer nunca terminó) y, por ende, social y política. Al cubano de hoy que trabaja para el Estado le es imposible pagar los impuestos y cubrir los gastos de la canasta básica, y el famoso poquito más de Murillo nunca existió. Un ejemplo simple es que el salario mínimo ronda los 2,000 pesos y tres pastillas de antibiótico cuestan 5,000 pesos en el mercado negro, único en el que se puede adquirir medicamentos, comida, etcétera.
Al reordenamiento se le suman las tiendas en MLC (de moneda libre convertible: otro invento socialista para quitarle la divisa a los ciudadanos a precios irrisorios en comparación con los que se manejan en el mercado negro). Estas tiendas estatales son las únicas que el gobierno puede surtir de manera inconsistente y deficiente con productos de canasta básica. Si bien quitaron el CUC pusieron en su lugar el dólar (de nuevo) y el euro para sustituirlos. En otras palabras, la economía sigue con el mismo principio, en esta ocasión con tres monedas en funcionamiento y una moneda “mágica”, el MLC.
La incapacidad del gobierno actual para resolver los problemas a los que se enfrentan es simple. Son personas que nunca tuvieron un contacto real con el pueblo. Siempre han sido “cuadros” que en dependencia de la confiabilidad que demuestren han ido cambiando de oficina y de estatus social.
A esta crisis se le une la del coronavirus, que contrario a la propaganda oficial ha sido terriblemente manejada. Sobre las vacunas, sólo basta con decir que 70 por ciento de los infectados habían sido vacunados con vacunas cubanas y que actualmente el gobierno ha tenido que recurrir a las vacunas chinas para poder continuar con la “intervención sanitaria”. Todas las provincias se encuentran actualmente colapsadas y sin ninguna posibilidad de asumir, y mucho menos resolver la crisis sanitaria a la que se enfrentan sus respectivos gobiernos provinciales.
La incapacidad del gobierno actual para resolver los problemas a los que se enfrentan es simple. Son personas que nunca tuvieron un contacto real con el pueblo. Siempre han sido “cuadros” que en dependencia de la confiabilidad que demuestren han ido cambiando de oficina y de estatus social. El gobierno actual son los que hace menos de diez años eran la clase alta estatal; su relevo, la clase media estatal, viene con la misma maldición del subdesarrollo, la incapacidad de acumular experiencias. Para empeorar las cosas tenemos la triste realidad de que Díaz Canel sabe más de la superficie de Marte que de la geografía cubana. Asimismo, tampoco es un secreto que el gobierno real está detrás y de él no forma parte el actual “presidente”.
Como resultado de esta crisis y las medidas no sólo económicas sino sanitarias, que lo único que han resuelto es empeorar la situación, la manipulación de las estadísticas y la criminalización de los cubanos por parte del gobierno, el cubano simplemente ya no tiene fe en el futuro. La vuelta a la normalidad que suponían las vacunas sólo trajo más muertes. La posibilidad de cambios que trajeron las protestas del 11J sólo trajeron más represión.
Respecto al 11J, el gobierno se ha encargado de minimizarlo, argumentando que eran revolucionarios confundidos. También han negado con uñas y dientes el hecho de que Díaz Canel llamara a una guerra civil. Han demostrado tener más interés en permanecer en el poder, aumentando sus arcas con el lavado de dinero extranjero en Cuba y poniendo las donaciones de “países hermanos” como soluciones para la crisis. Estas donaciones son las siguientes. Pedro Sánchez modernizó la policía. Vladimir Putin modernizó el ejército y Andrés Manuel López Obrador envió cincuenta patrullas que, según dijo Díaz Canel, son para reforzar la “vigilancia revolucionaria”. El pueblo cubano sigue siendo víctima de la izquierda.
El gran logro social de la revolución sigue siendo que la juventud cubana tenga como única opción el exilio. El gran logro económico de la revolución sigue siendo que un bartender en Hialeah mantenga a un ingeniero físico nuclear en Cuba. El único logro cultural de la revolución cubana sigue siendo tener a Miami como capital indiscutible de la nación. El gran logro político de la revolución cubana fue pasar de una dictadura épica a una dictadura de república bananera. ®