El periodista veracruzano Óscar Meza escribió Levantada. Donde sea corres peligro, en la que narra, a partir de hechos reales, los peligros que viven las mujeres de todas las edades en los destinos turísticos de Quintana Roo.
A las centroamericanas los tratantes de blancas de Cancún las mantienen en las cercanías del Parque del Crucero, donde convergen todas las rutas de camión de la ciudad y la Zona Hotelera, y las embarazan para retenerlas con sus hijos tras quitarles el acta de nacimiento, mientras que a venezolanas, argentinas y otras mujeres de Europa del Este las obligan a prostituirse en la Zona Hotelera, también sin pasaporte, para que no puedan huir de ellos.
“Es el mismo infierno el que viven”, dice el periodista veracruzano Óscar Meza, quien llegó a Cancún en 1989, “unas con vista al Mar Caribe y otras en la periferia de Cancún”.
Ese averno que padecen centenares de mujeres en toda la geografía de Quintana Roo se detalla en la novela Levantada. Donde sea corres peligro (Editorial Venablo, 2023), que tiene inocultables vínculos literarios y periodísticos con la novela Todo incluido, de Carlos Hurtado, reeditada por el sello yucateco Unas Letras en 2011, y la investigación periodística Los demonios del Edén, de Lydia Cacho, publicada por Grijalbo en 2004. Todas estas obras abrevan en el periodismo y lo usan como vía indagatoria para narrar realidades que se han convertido en el día a día en la joya de la corona del turismo mexicano.
“Escribí esta novela por el compromiso social que tengo como reportero egresado de la Universidad Veracruzana y por los ‘tiempos violentos’, parafraseando al cineasta Quentin Tarantino, que se viven en Quintana Roo, específicamente en sus destinos turíticos”, dice Meza en entrevista.
En la entidad 630 personas fueron ultimadas en 2022. Hasta septiembre de este año, con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, iban 483. Levantada, a través de su heroína Marina Fernández Arnaud, “mujer con un cuerpo de obligada mirada”, en la prosa de su creador, describe cómo es la vida carcelaria en el penal de Cancún, la manera en que operan y pelean entre sí los cárteles de la capital económica del Caribe mexicano, las drogas y los usos y costumbres de los cada vez más jóvenes consumidores, pero, sobre todo, da voz a esas mujeres que, por amor o por pasión, “hacen cosas extraordinarias que las llevan a cometer situaciones terribles contra ellas mismas”.
En la sociedad quintanarrorense hay todavía voces que afirman que la víctima fue levantada por su vestimenta o por el horario, porque el lugar fue desafortunado o por las personas que la rodeaban. Todos olvidan por completo la responsabilidad de las autoridades de preservar el bien más preciado que tiene el ser humano y que es la vida.
Marina Fernández Arnaud se entrega al narcotraficante Hilarión Martínez Juárez para evitar que violen y maten en la cárcel a su amante Gonzalo Juvencio Martínez Reséndiz, un empresario duranguense caído en desgracia tras descubrírsele su delinquir guardado en una maleta con cinco mil dólares, quinientos euros, tres mil pesos en efectivo, un kilo de fentanilo y dos pistolas.
“Marina es un personaje que bien pudo haberse llamado Diana, que tiene tres años desaparecida en Cancún. O se pudo haber llamado Alexis, que tiene la misma cantidad de días desaparecida. O Fernandita, quien tenía trece años cuando desapareció de Cancún. Hay Marinas por donde quiera y, desafortunadamente, entrevisté a madres buscadoras y me platicaban del infierno que viven porque la misma sociedad las revictimiza. En la sociedad quintanarrorense hay todavía voces que afirman que la víctima fue levantada por su vestimenta o por el horario, porque el lugar fue desafortunado o por las personas que la rodeaban. Todos olvidan por completo la responsabilidad de las autoridades de preservar el bien más preciado que tiene el ser humano y que es la vida. Desafortunadamente hay muchas Marinas, a lo mejor no con las características con las que yo la describí, pero sufren lo mismo, las asesinan, porque hay múltiples feminicidios en Quintana Roo, o las meten en un infame negocio en contra de su voluntad”.
La labor informativa de Oscar Meza, como corresponsal del Diario de Yucatán y Excélsior, y su papel como vocero gubernamental en la policía de Cancún y en el DIF, le permitieron conversar con decenas de personas que retrata en su obra, como lector fervoroso de Ernest Hemingway, Juan José Arreola y René Avilés Fabila.
A la pregunta ¿en qué momento el paraíso se convirtió en un infierno? responde: “Un día fui con Ricardo Adrián Samos Medina a un operativo en una colonia de la periferia de Cancún. Era 2005, el alcalde de Cancún era Alor Quezada y él me decía que si no se atendía al caldo de cultivo que ya en ese momento estaba surgiendo, dentro de diez o quince años, el tejido social se iba a descomponer de tal forma que los niños, convertidos en jóvenes o adultos, se iban a dedicar a delinquir. Desafortunadamente, para la sociedad que vive en Cancún, el tiempo le dio la razón a Samos Medina (quien sufrió un atentado contra su vida el 4 de mayo de 2007 y lo sustituyó en el cargo el almirante Miguel Ramos Leal)”.
El alcalde de Cancún era Alor Quezada y él me decía que si no se atendía al caldo de cultivo que ya en ese momento estaba surgiendo, dentro de diez o quince años, el tejido social se iba a descomponer de tal forma que los niños, convertidos en jóvenes o adultos, se iban a dedicar a delinquir.
Con una válvula aórtica severamente dañada, el periodista Meza, postrado en una silla de ruedas, escribió Levantada. Donde sea corres peligro entre 2018 y 2021, por lo que buena parte de los sucesos y personajes de la trama poseen una innegable tamiz de vigencia. Entre sus páginas están el exgobernador priista Roberto Borge y la narcotraficante Doña Lety, que aparece como Doña Lupe, pero también está el registro de una época, con otro cambio de gobierno con su respectivo baño de sangre, al pasar Quintana Roo de manos priistas a alianciastas y, a su vez, morenistas.
En todos esos vaivenes políticos en las calles de Cancún había cadáveres humeantes y descuartizados. El periodista recuerda a un presidente municipal llamado Carlos Cardín Pérez, quien aseguraba que no existía el riesgo de que Cancún se fuera a convertir en una Colombia pequeñita por el tráfico de drogas, pero después del 11 de septiembre de 2001, con la caída de las torres gemelas y al cerrarse las fronteras, Quintana Roo dejó de ser un lugar de tránsito para el transporte de drogas a Estados Unidos, ya que los barones de la droga vieron que los destinos turístico del norte de Quintana Roo no sólo eran importantes por el turismo sino también por el consumo local.
En las últimas trescientas páginas Marina Fernández Arnaud se libera de ser prostituida por cinco años entre Belice y Bacalar, y con tantos cruentos pasajes narrados en esta novela, le pregunto al autor si conoce alguna historia con final feliz de alguien que haya buscado a su ser querido y lo haya encontrado finalmente.
“No, hasta el momento no”, responde, apesadumbrado, “pero me encantaría porque esta novela la escribí como otra forma de solidaridad y de apoyo para esas mamitas y papitos que todos los días, en todo el país, despiertan con la esperanza de encontrar a sus hijos desaparecidos y que, con el corazón destrozado, tienen en sus casas picos, palas y guantes, en la espera de una llamada de teléfono anónima que les diga que apareció un cuerpo y que, a lo mejor, en una de ésas es la de su familiar desparecido”.
Ana Karen M.M., reciente víctima de feminicidio
Romana Rivera Martínez, madre buscadora y presidenta del colectivo Verdad, Memoria y Justicia, afirma que en los últimos años hay más de dos mil personas desaparecidas en Quintana Roo. La alerta de género inició en el 2017 y se aplicó en cinco de los once municipios de la entidad. El año pasado hubo 66 niñas, adolescentes y mujeres desaparecidas (tres eran niñas, 36 adolescentes y 27 mayores de edad, 60 eran mexicanas y seis extranjeras: dos colombianas, una rumana, otra australiana, una rusa y otra era nicaragüense) según reporta el Primer Informe Sombra de la asociación civil Siempre Unidas Muchuuk Balo’on.
Ya es común que la Fiscalia General del Estado emita alertas, tanto Amber como Alba, por la cantidad de casos que se dan.
Dada la alta movilidad que hay en la región y su condición de frontera, además de la alta presencia del crimen organizado, se considera que los casos podrían ser más. Ana Karen M. M., de treinta años, es otra víctima de feminicidio, pues este sábado 4 de noviembre su cuerpo fue encontrado sin vida en la calle Carabela, del Fraccionamiento Villas Morelos, en Puerto Morelos. ®