El autor echa vistazos críticos al conflicto poselectoral y analiza la participación de los distintos actores, desde el excandidato priista ganador de los comicios hasta la impugnación mediática del perdedor, así como el papel de los medios, empresarios y movimientos sociales.
I. Los resultados
Los resultados oficiales de las elecciones presidenciales de México del 1 de julio fueron:
Enrique Peña Nieto: 38.21%
Andrés Manuel López Obrador: 31.21%
Josefina Vázquez Mota: 25.41%
Gabriel Quadri: 2.29%
La diferencia entre el primero y el segundo lugar fue de 3,329,785 votos; esto es, el 6.62%.
El más que anunciado conflicto postelectoral tiene visos de que durará más que las propias campañas electorales.
II. El Instituto Federal Electoral
El Instituto Federal Electoral (IFE) tuvo como marco la reforma electoral de 2007 que todos los partidos elaboraron y firmaron. La que remediaba detalladamente todos los agravios de la izquierda en 2006 —el recuento del “voto por voto casilla por casilla”, el control absoluto por el IFE de los spots electorales, el monitoreo de la información en medios, el financiamiento de los partidos y de las campañas, etc.— pero que también eliminaba la causal de nulidad abstracta e igualmente la causal de nulidad por rebasar los topes de financiamiento. Repito, todos los representantes de los partidos participaron en su elaboración y absolutamente todos la firmaron y la promulgaron en las dos cámaras.
El IFE manejó el sistema electoral más perfeccionado y con más controles de toda América. Los opiniones favorables sobre las elecciones tuvieron el reconocimiento de todos los observadores electorales extranjeros de todos los niveles, empezando por la misión oficial de la Organización de Estados Americanos (OEA), encabezada por César Gaviria y el subdirector de la propia OEA para sistemas electorales.
Lo que sí es un hecho es que Peña Nieto será el primer presidente emanado del PRI que llegará a la silla del águila sin haber sido dedo-designado por su antecesor, y esto es un avance mayúsculo en la historia del tricolor y de la política mexicana que muy pocos han señalado, aparte de Roger Bartra y Jorge Castañeda.
El sistema electoral mexicano tiene algunas características que lo hacen líder en el plano mundial en controles electorales: identificación con dos datos biométricos y protecciones contra la falsificación, 97% de electores registrados (Estados Unidos sólo tiene 55%), lista electoral con fotografía y uso de tinta indeleble.
Se notó la diversidad en los consejeros sobre todo en la autorización de spots con contenido negativo, con votaciones divididas que permitieron varios con alto contenido denigratorio a un partido y el rechazo de otros, también negativos, pero de otra agrupación partidista. No se mantuvo estándares similares en todos, aunque el criterio de primacía de la libertad de expresión sobre el honor y la fama pública fue acertado.
Por todo ello es verdaderamente cobarde la campaña del perdedor y sus seguidores de un movimiento supuestamente progresista en contra de la institución más sólida de nuestra endeble democracia.
III. Peña Nieto y el “nuevo” PRI
El triunfador en las elecciones, Enrique Peña Nieto, fue un candidato con blancos y negros acentuados.
Entre lo negativo destaca, sobre todo, su precario nivel de ilustración que mostró en la malhadada intervención en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que tanto le costó. Otra pifia fue su infortunada participación en la Universidad Iberoamericana, cuyo deficiente manejo propició el surgimiento del movimiento de estudiantes #YoSoy132.
También mostró cualidades muy positivas, y no pocas. Una disciplina que le permitió sortear situaciones muy críticas con mayor fortuna; una buena articulación de un discurso elemental pero coherente y muy bien aprendido que le permitió tener una más que aceptable participación en los debates y en las entrevistas en vivo y sin “red”, con periodistas críticos e independientes. Una flexibilidad política que se mostró en la rápida adaptación a los abruptos altibajos de las circunstancias de su muy accidentada campaña. Y, lo mejor, un claro y muy explícito pronunciamiento por el avance democrático de nuestro sistema político. Destaca también su posición activa en contra del uso de denigraciones, agravios y guerra sucia en la campaña, sin renunciar a la legítima defensa.
Igualmente destacó la conjunción de un equipo de campaña muy eficiente y efectivo liderado por Luis Videgaray, con pocos errores en la conducción profesional de una campaña muy intensa y con un cuidado exhaustivo de todos los detalles de imagen y logística que los llevó al triunfo.
Al final de cuentas, las burlas y el menosprecio de la intensa guerra sucia que sufrió Peña Nieto acabó, en parte, jugando a sus favor. De verdad sus rivales políticos se creyeron sus propios infundios de que el mexiquense era poco menos que una marioneta envaselinada que no podía funcionar sin apuntador ni telempropter. Y así les fue.
Peña Nieto y su equipo de asesores han subrayado la existencia de un “nuevo” PRI, del que, aparte del discurso, no han mostrado hasta ahora muchas pruebas de su presencia. Están en una situación en la que el viejo PRI no acaba de morir y el nuevo no acaba de nacer. Conviven los Videgarays con los Moreiras. Las estructuras clientelares del otrora “partidazo” se extienden por todo el país con sus viejos y nuevos métodos de cooptación y anquilosadas costumbres junto con inéditos ejercicios del poder legales, ilegales y extralegales. Por cierto, es altamente probable que la información sobre el uso de tarjetas Monex, para distribuir los recursos para la operación política, haya sido una filtración interna. Paradójicamente el uso de monederos electrónicos era una modernización que impedía el lucro de los intermediarios políticos que habitualmente se quedaban con un buen porcentaje de los gastos de operación electoral que llegaban mermados a su destino final. Al parecer hubo mucha inconformidad interna y la consiguiente delación.
Lo que sí es un hecho es que Peña Nieto será el primer presidente emanado del PRI que llegará a la silla del águila sin haber sido dedo-designado por su antecesor, y esto es un avance mayúsculo en la historia del tricolor y de la política mexicana que muy pocos han señalado, aparte de Roger Bartra y Jorge Castañeda.
El Revolucionario Institucional ha vivido desde 1968 una contradicción crucial. Diseñado como el depositario del poder que cedieron en los años cuarenta los caudillos militares a las élites civiles universitarias, siempre tuvo una estrecha relación con la intelligentsia nacional; estaba en sus genes. El progresivo divorcio a partir del 68 entre el partido-gobierno y la universidad se acentuó con los sucesos del Jueves de Corpus de 1971 y una sucesión de hechos encadenados, como la guerra sucia contra la guerrilla (universitarios la mayoría de sus integrantes), el golpe al diario Excélsior y la lucha de los sindicatos universitarios. La breve reconciliación de los intelectuales y el gobierno durante la presidencia de Carlos Salinas sólo vino a significar la pesada gota que derramó y quebró el vaso de manera, al parecer, definitiva. No se perdonan a sí mismos nuestros clercs1 la vergüenza del corto pero apasionado (y muy productivo) romance que gozaron-sufrieron con Salinas. El divorcio ya es definitivo, y lo que quedó de la alta intelectualidad oficial y oficiosa en masa se aglutinaron presurosas y jubilosas —y a partir del 2000 en estampida— a rendirle pleitesía al nuevo señor de las izquierdas. Aparte que desde Echeverría la UNAM es territorio prohibido para cualquiera que huela a PRI.
Al parecer esta ruptura está plenamente asumida y el “nuevo” PRI operará sin la legitimación que le dio en su origen la intelligentsia institucionalizada. No se ven por ningún lado los nuevos Torres Bodet o Agustín Yáñez. De todos modos son tiempos disolventes donde el antiguo concepto de intelectualidad cada vez se deslíe más en el tumulto de los bits electrónicos del torrente avasallador de información digitalizada a disposición de cualquiera con una conexión de banda ancha. De la aldea global pasamos a la globalidad aldeana en esta “sociedad del espectáculo” —Guy Debord dixit—; …malos tiempos para el intelectual, los traidores clercs traicionados.
En resumidas cuentas, el PRI cuenta con un candidato limitado pero disciplinado, tendente a la eficiencia, carismático y triunfador, con un partido en transición de “partido de gobierno” a “partido democrático” y con una travesía en el desierto de doce largos años fuera de Los Pinos. Con muchas de las viejas y corruptas mañas operativas de las generaciones antiguas pero en proceso de aprendizaje para funcionar en democracia. Porque el PRI tiene por lo menos dieciocho años de respeto formal y real por la democracia, en la victoria pero sobre todo en la derrota. Después de las concertacesiones salinistas, tanto Zedillo de presidente como una parte muy importante del PRI mostraron en los hechos respeto por los procesos democráticos. Fueron los años del triunfo del perredista Cuauhtémoc Cárdenas y del panista Alberto Cárdenas en las dos ciudades más importantes del país, la Ciudad de México y Guadalajara. La mayoría de la oposición en el Congreso y, finalmente, el advenimiento sin objeciones a Los Pinos de un candidato opositor. El PRI ha aceptado los resultados adversos en las urnas aun en los casos de operaciones electorales ilegales e impunes de la oposición. En el Distrito Federal, en Michoacán y en Zacatecas, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ha mostrado una amplia panoplia de sucias trampas y corruptelas que lo muestran como el avanzado discípulo que derrota a su maestro. El Partido Acción Nacional (PAN) por la buena y por la mala no escatima las trampas y la guerra sucia de amplio espectro que incluyen desde mentiras, rumores y calumnias en los medios hasta el grave uso faccioso de la Procuraduría Federal con falsas pero muy oportunas investigaciones filtradas y acusaciones a pocos días de los procesos electorales.
Con un sentido extrañamente penitencial, y un extra de vergüenza, el expartidazo ha apechugado los golpes bajos y las derrotas sin escapar ni el menor quejido de trampa o fraude; ellos, que fueron los maestros, sí que se verían mal.
IV. López Obrador y el Movimiento “Progresista”
Con precisión de reloj atómico Andrés Manuel López Obrador (AMLO) impugnó de inmediato los resultados de las elecciones del 1 de julio pasado que le fueron adversas en las urnas.
En las elecciones de 2006, como tuvo el triunfo casi en la bolsa, las denuncias por irregularidades en las casillas fueron muy pocas y eso le dificultó en grado sumo la impugnación jurídica de la elección. En 2012 eso fue considerado y estaban preparados para denunciar todo lo denunciable, y más. Y pidió el recuento de la totalidad de las 142 mil 894 casillas instaladas. Fueron recontadas 54.5% de las casillas y el resultado sólo aumento la diferencia entre el primero y el segundo lugar.
De manera sorprendente, se fueron más por la cantidad que la calidad. Como si la bala de plata del caso Monex bastara y lo demás sirviera más como presión mediática que como recurso jurídico.
La legislación electoral es muy bien conocida por los operadores del PRD, puesto que participaron en su elaboración y aprobación. Sabían perfectamente que no existe la nulidad abstracta ni la nulidad por rebasar topes de financiamiento. Pero contaban con información de segunda mano, a través del PAN y delaciones anónimas, sobre la utilización de los monederos Monex para pagar a operadores. Y lo más importante, que hubo triangulaciones financieras en lugar de que la tesorería del PRI depositara directamente. Dieron por hecha la ilegalidad antes de comprobarla.
Aparte de la impugnación por las vías legales AMLO lanzó a la ofensiva a sus huestes de Morena y a los #YoSoy132, que ruidosamente protestaron en espacios públicos, cercaron al IFE y a Televisa, asediaron tiendas de Soriana y saturaron la web con acusaciones de fraude y robo de la elección.
Como jurídicamente no procedía la invalidación de la elección según la ley electoral, directamente se fueron al artículo 41 constitucional en una especie de nulidad abstracta reloaded. A ver si es chicle y pega lo de Monex, pues lo de Soriana estaba muy endeble y lo de la compra de votos vía objetos publicitarios y materiales diversos estuvo mucho más flojo aún.
Los días posteriores a la elección tuvieron un inesperado aliado en el presidente del PAN, Gustavo Madero, que se reunió con el presidente del PRD para tomar acciones conjuntas. Cosas veredes… El partido del espurio aliado con el del legítimo en contra del candidato opositor triunfador en las urnas…
Lo que es cierto es que, tarde o temprano, la izquierda está destinada a triunfar en México. Nuestro país tiene un grave problema de injusta distribución del ingreso que se ha agravado en los últimos años. El problema es que lo que se denomina izquierda en México es, ese sí, un verdadero fraude. Pero la justicia social no llegará a través de falsos redentores que intentan colar su avidez de poder como patriotismo.
Aunque el PRD se revolvía en sus luchas internas por las posiciones a las que tienen derecho gracias a sus 16 millones de votos, resolvieron apoyar AMLO en su impugnación mientras el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) integraba el caso del que tendrá que dar sentencia inapelable en septiembre. ¿Qué sucederá después de la sentencia del 6 de septiembre? Es previsible que el apoyo real termine allí; el moral seguirá porque los partidos de izquierda no pueden prescindir de AMLO y su movimiento. Van a tener que resolver el dilema de no poder vivir con él ni sin él.
Al parecer los ganadores de las posiciones en el partido, en las cámaras y la asamblea del Distrito Federal, fueron los Chuchos de Nueva Izquierda, los Bejaranos-Padiernos de la Izquierda Democrática Nacional y algunos más de la chiquillería amarilla como Amalia García y su Foro Nuevo Sol. Los grandes perdedores en la rebatinga perredista fueron el jefe de Gobierno del D.F. Marcelo Ebrard y el propio AMLO. Todo indica que después de la sentencia no repetirán el error de 2006 y reconocerán al presidente electo.
AMLO tiene copado al Partido del Trabajo (PT) y al Movimiento Ciudadano, que obedecerán lo que él disponga, además de su propio Movimiento de Regeneración Nacional (MoReNa) y un amplio sector del ya no tan cohesionado #YoSoy132.
Es notorio el desaseo y descuido en las bases jurídicas de las denuncias para las impugnaciones; son penosas y se han cometido errores crasos. Lo importante era el escándalo mediático. Por ello hasta esgrimieron como prueba el célebre programa radiofónico de Orson Welles La guerra de los mundos.
Hicieron una ExpoFraude en pleno zócalo de la Ciudad de México y con la presentación ante notario público de su arca de Noé con patos, chivos y puerquitos; rozaron las cimas del ridículo y renovaron de manera indeleble el humor político en cadena nacional. ¿Cómo no recordaR la Rebelión en la granja de Orwell?
¿Qué sigue? AMLO y su movimiento no reconocerán la sentencia del TEPJF e iniciará su campaña para 2018, estará a la expectativa de alguna pifia mayúscula del presidente y, sobre todo, preparado para las elecciones intermedias de 2015.
El PRD, por su parte, tendrá que resolver si continúan aliados o se distanciarán. Es posible que continúen con ese matrimonio por conveniencia en casas separadas. Los dos tienen más qué perder que ganar si se separan, pues mientras AMLO ponga los votos y los Chuchos y Bejaranos pongan los candidatos el negocio seguirá funcionando.
El problema, grave, será que la izquierda no pasará de ahí por los negativos de los que AMLO no podrá desprenderse nunca. Engañó con lo de la “república amorosa” a algunos incautos que no caerán de nuevo en el garlito.
Lo que es cierto es que, tarde o temprano, la izquierda está destinada a triunfar en México. Nuestro país tiene un grave problema de injusta distribución del ingreso que se ha agravado en los últimos años. El problema es que lo que se denomina izquierda en México es, ese sí, un verdadero fraude. Pero la justicia social no llegará a través de falsos redentores que intentan colar su avidez de poder como patriotismo.
V. El PAN
El origen del PAN es tan maderista como el Partido Nacional Revolucionario abuelo del PRI. El fundador Manuel Gómez Morín fue un intelectual producto de la Revolución Mexicana. Rector de la Universidad Nacional, fue el director del Banco de México en tiempos de Elías Calles. El PAN nació como reacción de los maderistas católicos contra la orientación socialista del régimen que se dio a partir de Lázaro Cárdenas. Incluso Gómez Morín buscó que el primer candidato del PAN a la presidencia de la república fuera el intelectual maderista Luis Cabrera. La evolución posterior de Acción Nacional tendió hacia el conservadurismo católico, aunque siempre fue respetada la orientación democrática de Gómez Morín y de Christlieb Ibarrola. Eso sí, con algunos asegunes.
El PAN, sin una estructura nacional, capitalizó la inconformidad de años contra el PRI y así llevó a su candidato Vicente Fox a Los Pinos.
Doce largos años gobernó este partido al país. La gestión panista estuvo llena de blancos, negros y sus respectivos grises. Fortaleció la gestión financiera profesional que Zedillo implementó tras el desastre de 1992-1993. La macroeconomía se gestionó profesionalmente desde la Secretaría de Hacienda y el Banco de México sin la intervención política de Los Pinos. Si fue forzada o voluntaria eso no importa, se llevó bien y eso hay que reconocerlo.
Igualmente se fortaleció la autonomía municipal y el federalismo. Los estados y los municipios fueron lo más libres que jamás hallan sido.
La libertad de prensa fue llevada hasta niveles nunca vistos, que llegaron incluso a rozar la ilegalidad.
Los aspectos negros. La gestión política de nuestra incipiente democracia fue desastrosa. Los errores de Fox han sido ya muy señalados. Los de Calderón también. Convirtió su legitimación en una fuga hacia el abismo a través de la guerra contra el narco. Nadie podrá objetar que el Estado ejerza el monopolio de la violencia al que tiene derecho, pero sí es muy objetable que se ejerza de la manera más inepta posible.
El sexenio de Calderón va a cerrar con más de cien mil muertes violentas. Tal cantidad de víctimas no las teníamos desde la guerra cristera.
En cuanto a la gestión desastrosa de la democracia, el federalismo de los estados y la autonomía municipal en lugar de beneficiar está perjudicando. La corrupción ha aumentado a niveles superiores de los que manejaba la llamada dictablanda priista. Los niveles de endeudamiento de estados y municipios han crecido exponencialmente y un gran porcentaje se desvía para gasto corriente de nóminas siempre crecientes con que se pagan favores políticos o directamente a los bolsillos de éstos, en lugar de destinarse a inversión e infraestructura pública. Los gobernadores y presidentes municipales se han convertido en verdaderos sátrapas semi-independientes que prácticamente no rinden cuentas a nadie, y sus contabilidades son lavadas y planchadas por congresos y contralorías a los que manejan como títeres.
La autonomía municipal ha permitido la autonomía de las fuerzas policiacas, que al estar atomizadas han sido presa fácil del narcotráfico y se han convertido en la primera vanguardia del crimen organizado. Paradójicamente, antes los narcotraficantes eran instrumento de las fuerzas de seguridad y procuración de justicia corruptas, ahora éstos son meros empleados y sicarios de los criminales.
El Estado permite una libertad de prensa irrestricta como nunca antes pero, tristemente, la libertad de prensa jamás había estado tan amenazada en nuestro país. Hay en México más periodistas desaparecidos y asesinados que en Iraq y Afganistán. Sólo nos supera Somalia. Jamás había sido tan peligroso en nuestro país el ejercicio del periodismo.
De la docena trágica panista sólo queda la gestión positiva y responsable de las finanzas nacionales. Si esto fue producto de las reformas zedillistas que le dieron autonomía al Banco de México eso es aparte. Las autoridades financieras del PAN no lo echaron a perder, la inflación ha estado controlada y los ingresos han sido constantes. Eso les permitió, por el lado negativo, aumentar la nómina gubernamental a niveles alarmantes, pero por el lado positivo aumentar, también, el gasto federal en infraestructura pública en porcentajes inéditos.
Cabe señalar el manejo interesado y relativo que ha hecho el PAN del concepto democracia en la real-politik. Haciendo un ejercicio de imaginación, ¿qué hubiera hecho Fox si en el año 2000 hubiera perdido la elección frente a Francisco Labastida por medio punto porcentual?
El exgobernador de Jalisco, el panista Alberto Cárdenas, impugnó la reciente elección a presidente municipal de Guadalajara por la supuesta intervención de iglesias evangélicas a favor del candidato del PRI, Ramiro Hernández. De veras que se necesita una muy alta dosis de cinismo para protestar por la inducción al voto por parte de ministros religiosos cuando el cardenal Juan Sandoval Íñiguez fue el más activo, eficaz y eficiente promotor electoral del PAN durante los más de diecisiete años que duró como arzobispo de Guadalajara.
VI. Otros protagonistas: Televisa, Slim, Soriana, la Iglesia, los #YoSoy132
Entrelazado con el conflicto político-electoral se desarrollan otros conflictos entre diversos protagonistas.
Los distintos partidos y movimientos a su vez están más o menos divididos y enfrentadas sus facciones internas. En mayor grado la izquierda, en mediano el PAN y aun el PRI con todo y su legendaria disciplina.
Es de sobra conocida la pugna por el mercado mediático mexicano entre Televisa y el emporio mediático de Carlos Slim. La mayoría de los medios han tomado partido por uno u otro contendiente. El dinero, más que la política, hace extraños compañeros de cama. Del lado de Televisa se puede considerar a TV Azteca y el diario Milenio. El diario La Jornada, el semanario Proceso, la empresa MVS y la periodista Carmen Aristegui están del lado de Slim (al que no tocan ni con el pétalo de una rosa mientras atacan, furibundos, a Televisa), a los que sorpresivamente se unió el diario Reforma.
El caso Televisa es paradigmático de cómo los intereses ideológicos pueden distorsionar el pasado. En el muy difundido video del movimiento #YoSoy132 “Televisa, estamos aquí…”, se menciona a esta cadena como la empresa que monopolizó la televisión mexicana desde 1952. Y esa mentira se repite y se repite hasta que muchos ya la consideran la verdad.
Como dije antes, otros conflictos se entreveran con el conflicto postelectoral. Aparte de Televisa-TV Azteca contra Carlos Slim, se están enfrentando el Grupo Soriana y Walmart por la supremacía de las cadenas comerciales en México. Igualmente es notorio en la Iglesia católica el enfrentamiento entre la Compañía de Jesús y la Opus Dei por el lugar preeminente que dejaron vacante los Legionarios de Cristo del defenestrado Marcial Maciel.
Televisa no nació en 1952; lo que la familia Azcárraga poseía desde 1951 (no 1952) era el Canal 2 XEW de Televicentro, una empresa que no era un monopolio pues competía con el Canal 4 XHTV de Rómulo O’Farrill (mencionado como socio y prestanombre de Miguel Alemán Valdez) y con el Canal 5 del tapatío Guillermo González Camarena (por eso tiene las siglas XHGC, por las letras de su apellido). Y así separados fueron competencia hasta 1972, cuando se unieron para formar Telesistema Mexicano. Pero todavía esta empresa competía con Televisión Independiente de México (TIM), que tenía el Canal 8 XHTM en la colonia capitalina San Ángel (el Chavo del 8 y los Domingos Espectaculares de Raúl Velasco nacieron ahí), y asimismo varios canales en ciudades como el Canal 6 de Monterrey, el canal 9 de Guadalajara y otros más en Veracruz y Puebla. Fue hasta 1973 cuando bajo la guía del Tigre Azcárraga (hijo del fundador Emilio Azcárraga Vidaurreta, fallecido en 1972) se unieron Telesistema Mexicano y Televisión Independiente de México para formar Televisa (Televisión Vía Satélite). Éste sí ha sido un monopolio de la televisión privada en cadena nacional durante casi veinte años, desde 1973, no 1952. Aunque un monopolio total de la televisión tampoco lo era, pues existía el Canal 13 XHDF, un canal privado que el entonces presidente Luis Echeverría hizo público en 1972 y luego fue la base de Imevisión, que cuando fue privatizado por Carlos Salinas se convirtió en TV Azteca.
Otra información que el movimiento parapejista #YoSoy132 se cuidó mucho de omitir fue que el Tigre Azcárraga creó y mantuvo durante muchos años el Canal 9, cultural y sin cortes comerciales; el único canal cultural en el mundo de un concesionario privado. Así fue como la infame Televisa y sus antecesoras produjeron las siguientes telenovelas históricas: Carlota y Maximiliano, La Tormenta, Los Caudillos, La Constitución, Senda de Gloria, Los Insurgentes, El vuelo del águila, La antorcha encendida… además de telenovelas con sentido social como Ven conmigo (alfabetización para adultos), Acompáñame, Caminemos, Vamos juntos (donde se tocaron temas como control de la natalidad, aborto, divorcio, marginación, con un alto sentido humanista y formativo), Los hijos de nadie, Por amor, Nosotras las mujeres, El combate…
Por otra parte, el fenómeno Carlos Slim es digno de un estudio profundo. La historia de éxitos que lo llevó a ser el hombre más rico del mundo tuvo un salto cuántico a partir de la devaluación de 1982. Antes de eso era el hijo de un rico comerciante libanés, y el detalle más destacado de su biografía fue que el conspicuo Marcial Maciel ofició su matrimonio con Soumaya Domit. Con un perfil bajo Slim invertía en la bolsa, en bienes inmuebles y en algunos negocios como la embotelladora Jarritos y la prestigiada imprenta Galas de México. Todo cambió con la crisis económica de las postrimerías del régimen de López Portillo (1982), a partir de entonces se enfrascó en una súbita y frenética serie de adquisición de empresas. Adquirió Cigatam (Tabacalera Mexicana), Hulera Centenario, Bimex, Aluminio Reynolds, Seguros de México, Loreto y Peña Pobre, Sanborns, Denny’s, Frisco, Nacobre, Euzkadi, Condumex y la joya de la corona, Teléfonos de México, adquirida durante las privatizaciones del salinato en los años noventa. Con el creciente flujo de efectivo y su legendaria visión de negocios creó América Móvil y luego Telcel, de telefonía celular, a la que catapultó a ser la cuarta en el mundo en su género. El único reto que no ha podido sortear es el de la televisión en México, ya que una cláusula de la adquisición de Telmex no le permite poseer canales de televisión en nuestro país. Ese es el origen de sus diferencias con sus antiguos socios de Televisa, empresa que, unida a TV Azteca, ha obstaculizado el cambio en las disposiciones legales que le impiden participar en el negocio televisivo.
A Slim se le ha atribuido, sin que se haya demostrado, que tiene participación financiera en La Jornada, Proceso, MVS, El Universal y, últimamente, en la cadena periodística Reforma-El Norte.
Como dije antes, otros conflictos se entreveran con el conflicto postelectoral. Aparte de Televisa-TV Azteca contra Carlos Slim, se están enfrentando el Grupo Soriana y Walmart por la supremacía de las cadenas comerciales en México. Igualmente es notorio en la Iglesia católica el enfrentamiento entre la Compañía de Jesús y la Opus Dei por el lugar preeminente que dejaron vacante los Legionarios de Cristo del defenestrado Marcial Maciel.
¿Qué papel desempeña el mediático movimiento #YoSoy132 en esta rebatinga por el poder y por el dinero? Uno muy menor, subordinado y vicario. Era conocida la información sobre la organización de un movimiento juvenil de estudiantes en apoyo a López Obrador, el MoReNaJE. La función era apoyar a MoReNa tanto en la campaña como en la postcampaña de impugnación. Al parecer, el desconocimiento de los resultados siempre estuvo en la mente del autonombrado “Apóstol” (del lastre verdadero). Muy claro ha dejado AMLO ver su opinión de que el cambio que pretende no vendrá con elecciones sino con movilizaciones.
El problema fue que a principios de mayo la distancia entre Peña Nieto y López Obrador se alargaba cada vez más. Tanta que no habría movilización que valiera si la diferencia en el resultado final resultara en un porcentaje superior a los dos dígitos. Ahí fue donde entraron los estudiantes con su espectacular aparición el 19 de mayo, el viernes negro en que Peña Nieto hizo su infortunada visita a la Universidad Iberoamericana. Más de un centenar de activistas obradoristas se movilizaron días antes por medio de las redes sociales, y con pancartas y máscaras de Salinas previamente preparadas armaron el desaguisado. Fue un exitazo y un punto de inflexión en las campañas: AMLO hacia arriba y Peña Nieto en declive. El resultado final es de todos conocido: el 1 de julio, con una movilización nacional insólita, la diferencia entre el primero y el segundo lugar no llegó ni a 7%, dejando en ridículo a las principales casas encuestadoras que indicaban una diferencia mayor.
VII. Conclusiones
No hay plazo que no se cumpla y está por llegar la fecha en que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación emita su sentencia sobre las impugnaciones al triunfo de Enrique Peña Nieto en las elecciones presidenciales.
El proceso de impugnación del Movimiento Progresista ha ido del escándalo al ridículo y tiene más fines mediáticos que jurídicos. Si jurídicamente ha sido un fiasco con tintes de risible farsa, en términos mediáticos ha sido un éxito. Y ha sido un éxito porque ha cambiado, para mal, la percepción sobre la limpieza de las elecciones del 1 de julio, por lo menos eso dicen las últimas encuestas —con lo atinadas que andan. Miente, miente, que algo queda.
La llegada a la presidencia de Enrique Peña Nieto está fuera de toda duda razonable. Sólo una verdadera catástrofe lo impediría, aunque llega un presidente evidentemente disminuido. En primer lugar por su número de votos, que no alcanzó ni siquiera el 40%. En segundo lugar por la ridícula pero exitosa campaña de desprestigio de AMLO y su gavilla en su contra. Y en tercer lugar con la amenaza de más movilizaciones si se atreve a tomar cualquier decisión —de las que el país está más que urgido— que moleste al redentor y a sus huestes. Nadie le prometió un jardín de rosas.
Recibe EPN a un país bajo el signo de Jano, el bifronte dios romano. Por un lado, un país con un 4% de crecimiento anual (este porcentaje, que parece mediocre, es un gran logro en el actual escenario a la baja de la economía mundial), con las más altas reservas de su historia y con la inflación bajo control. Pero por el otro oscuro lado, se cierra un sexenio con más de cien mil víctimas de muerte violenta. El conflicto más mortífero de los últimos años en el mundo, una hecatombe, dice Le Monde. Más muertos que en Somalia, Iraq, Afganistán o cualquiera de los países que han ardido o están ardiendo en el Medio Oriente, incluida Siria.
El proceso de impugnación del Movimiento Progresista ha ido del escándalo al ridículo y tiene más fines mediáticos que jurídicos. Si jurídicamente ha sido un fiasco con tintes de risible farsa, en términos mediáticos ha sido un éxito.
Uno de los temores de los opositores al tricolor, más allá de las alharaquientas turbas pejistas, es el regreso del Ogro filantrópico, del viejo PRI en su más negra versión. Con su control de la libertad de expresión y sobre todo con su corrupción. Hay malas y buenas noticias. La mala es que la corrupción nunca se fue, más bien aumentó. La buena es que desaparecieron las condiciones y las circunstancias que le permitieron al ancien régime dominar de la manera en que lo hizo. Ahora estamos en una de las economías más abiertas del mundo y la fuerza del Estado para manejarla a su arbitrio ha disminuido radicalmente. Cualquier error en las finanzas públicas es castigado en horas por las bolsas de valores del mundo y por las calificadoras internacionales. Otra, la fuerza del tlatoani era más simbólica y ritual que real. Las facultades legales de la presidencia en la Constitución siempre han estado muy acotadas, por lo menos en la letra de la ley. Para funcionar como funcionaban necesitaban del sometimiento voluntario de todas las estructuras políticas de la nación. Incluso se han modificado para fortalecerlo. Antes el presidente no podía salir ni unos pocos días fuera del país sin la autorización del congreso. Por otro lado el control sobre la prensa es inexistente en la actualidad; ya no existe la empresa PIPSA —que controlaba la venta de papel—; la mayoría de los gastos en medios pueden ser revisados por la Ley de Transparencia. Cualquier intento de control salta a los medios de inmediato. Para muestra el actual escandalazo del affaire entre la presidencia y MVS por Carmen Aristegui.
Vivimos en una democracia paradójica que se ha dedicado a perfeccionar hasta el extremo los procedimientos electorales y que ha puesto en marcha el federalismo de los estados y la autonomía municipal pero que no ha podido crear un democracia eficiente. Antes los gobernadores y los presidentes municipales eran simples intermediarios entre los recursos del gobierno federal y la sociedad. Ahora no, ahora son verdaderos señores feudales que absorben un inmenso porcentaje de esos recursos y que impiden que llegue la inversión directa en beneficio público. Verdaderos reyezuelos que se apropian del gasto público y muchas veces ni siquiera en beneficio propio sino para financiar las estructuras de control partidista y sus ambiciones políticas a futuro. Prácticamente no rinden cuentas a nadie.
Somos una de las democracias más caras del mundo. Una democracia donde los políticos ganan y los ciudadanos pierden. Y el peor problema fue que la seguridad pública se fue al garete. La delincuencia organizada se apropió de las policías, los jueces, ministerios públicos, judiciales, procuradores, custodios y los convirtió en sus sirvientes y sicarios.
La transición mexicana se aplicó al perfeccionamiento de los procedimientos electorales y a la descentralización del poder pero nunca se preocupó de que esa descentralización se tradujera en gobiernos locales regulados, fuertes, eficientes y con verdadera rendición de cuentas. Ha sido una transición trunca.
Tras el 6 de septiembre sólo queda apostar por la institucionalidad. México necesita un Estado fuerte, eficiente, regulado y transparente. No tenemos de otra.
No hay que olvidar que el Jano romano era el dios de las puertas, de los inicios y de los finales, era el dios del dinero y de las leyes, de la transición entre el pasado y el futuro y el dios de los buenos finales. Las puertas del templo de Jano en Roma se abrían en la guerra y se cerraban en la paz y la prosperidad. Esperemos poder cerrar las puertas de Jano. ®
Notas
1 Alusión a La Trahison des clercs [1927], de Julien Benda, en el que se denunciaba la traición de los intelectuales a la razón por motivos ideológicos: el fascismo y el marxismo, sobre todo.