El gobernador y las reinas de belleza

La noche de las reinas, de Vicente Alfonso

La historia de un gobernador con escoltas–músicos al que le gusta convivir con periodistas zalameros y reinas de belleza internacionales en un entorno paradisiaco y violento.

Vicente Alfonso. Fotografía tomada de Facebook.

La nueva novela de Vicente Alfonso (1977) tiene una fecha clave: 24 de julio de 1978; un certamen internacional de belleza y una trama bien llevada, sin necesidad de efectos especiales o fuegos pirotécnicos, además de personajes bien logrados e incluso entrañables.

La noche de las reinas es una novela que nos recuerda un México que todavía convive con la violencia, los excesos, las pasiones, el reflejo de lo que queremos ser. Un gobernador de Sinaloa como Román Higareda, también conocido como “el Tiburón de Escuinapa” debido a su fascinación por la natación y porque así se ganaba la vida antes, nada lejano de una realidad cruel, con la fuerza de la venganza como carta de presentación, con esas dinámicas propias de quienes ostentan el poder como contar con músicos que son a su vez sus escoltas, esto es, le cuidan la seguridad y le protegen el alma.

“Garay prefiere pensar que su regreso a Sinaloa se debe a que es un territorio lleno de historias, pues jamás ha sido un escritor que confíe en la simple imaginación para escribir”.

Pero también de esos gobernantes que saben para lo que sirve el dinero y el poder, de los que le gusta atender a las celebridades y a periodistas internacionales para que digan sólo lo que él desea; de los políticos que invierten en favores venideros, como lo hizo Higareda con Jacinto Garay, alter ego de Vicente Alfonso en la trama, un periodista–escritor, Garay, de esos que de pronto caen en desgracia y son auspiciados por un gobernante como Higareda a cambio de silencio y de tal vez unas notas positivas o un libro que nunca verá la luz, pero con la promesa basta.

El otro elemento de la novela es la belleza de las reinas, del concurso internacional del que, como siempre se ha sabido, están en juego no solamente sus características físicas, sino sus contextos culturales, políticos, sociales, de allí que quien llamara la atención de inmediato fuera Melinda Farmer, representante de Sudáfrica, quien protagoniza las aventuras clave y los hilos finos de la novela.

Trazada de manera cronológica, cada instante es una constante de emociones bien trazadas y sopesadas en una jornada que marcó un hecho en la historia del puerto de Mazatlán y que hoy retoma Vicente para crear una novela de altos vuelos, como le dicen a su alter ego: “Garay prefiere pensar que su regreso a Sinaloa se debe a que es un territorio lleno de historias, pues jamás ha sido un escritor que confíe en la simple imaginación para escribir”.

Es un libro con emociones en cada capítulo que va de lo que se vive atrás del telón de un certamen internacional, de las dinámicas del poder de un gobernador que recibe una instrucción presidencial y teme echarlo a perder, de un cronista que se vuelve personaje y que, dentro de su cordura, se vuelve el blanco perfecto de la violenta realidad.

Narrativa hispánica.

Quizá por eso a los lectores asiduos de Vicente Alfonso La noche de las reinas nos recuerda el ritmo de Partitura para mujer muerta, la fuerza de Huesos de San Lorenzo, la crudeza de A la orilla de la carretera y la contundencia de El síndrome de Esquilo. Es una mezcla afortunada del paso del tiempo para ganar madurez en lo concreto y en la construcción de una narrativa sólida, que genera en un Vicente Alfonso en estado puro la mejor literatura mexicana con la que contamos.

Es también un homenaje a sus querencias; se nota el cariño y la admiración a sus padres, el aprecio por una tierra que le dio asilo por unos años, pero que en la memoria parece eterno; es también el pretexto para convivir con sus maestros: Federico Campbell, Vicente Leñero, y amigos: Juan José Rodríguez, Elmer Mendoza, y quizá una aportación mía: Nacho Trejo.

La noche de las reinas (México, Alfaguara, 2025) es uno de esos libros que al terminar las páginas nos hacen respirar satisfechos y buscar cualquier pretexto para releerlo y para compartirlo. ®

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Publicado en: Libros y autores

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