«El hombre mosca» de Elena Garro

Apuntes sobre dos guiones cinematográficos

En la década de los cincuenta Elena Garro escribió los guiones de El hombre mosca y de Cada lechuza a su olivo, aunque ninguno fue llevado a la pantalla por las razones que menciona Rosas Lopátegui en este texto. Hoy, Día Internacional del Libro, recordemos que la autora de Elena Garro sin censura. obra inédita recupera los dos guiones en este libro.

Fotograma de El revoltoso, con Tin Tan.

El 6 de abril de 2025 mi amiga y colega Lilia Garduño Yttesen me envió el enlace de la película El revoltoso (1951). El propósito consistía en señalar cómo la última aventura de Germán Valdés, mejor conocido como Tin Tan, en la cinta, era similar al guion El hombre mosca, de Elena Garro.

Once días después, antes de iniciar la conversación que tendría con el grupo de estudiantes de la profesora María Teresa DePaoli, docente en la Universidad Estatal de Kansas (Kansas State University), volví a buscar información sobre la película del Cine de Oro mexicano. DePaoli me había invitado a dialogar con los alumnos de su curso “Narrativa Latinoamericana” en torno a los guiones El hombre mosca y Cada lechuza a su olvido, de Elena Garro.

Al comenzar esa investigación escribí las palabras “El hombre mosca” en el internet para ver si obtenía algunos datos sobre la creación de esas escenas de Tin Tan escalando la catedral. Con gran sorpresa descubrí que existía otra cinta con imágenes similares a las de El revoltoso. Esta vez se trataba de un emblemático filme del cine mudo estadounidense: Safety Last (1923), que en español fue titulada El hombre mosca. En ésta, el comediante Harold Lloyd se transforma en el “Mystery Man, en un intrépido alpinista citadino que escala la fachada de los doce pisos de un edificio. Una de las escenas más icónicas del cine mudo de esa época es precisamente aquella en la que Lloyd, en su ascenso, se sostiene de una de las manecillas del inmenso reloj que se encuentra en la fachada del inmueble, ante la expectación de los habitantes de Los Ángeles.

Las dos comedias de enredos retratan las injusticias sociales a través de las peripecias de los seres humanos que luchan por sobrevivir en una sociedad clasista y desigual; son una especie de “pícaros”, bien intencionados…

Así, parece ser que el origen de El revoltoso estriba en Safety Last (1923). Las dos comedias de enredos retratan las injusticias sociales a través de las peripecias de los seres humanos que luchan por sobrevivir en una sociedad clasista y desigual; son una especie de “pícaros”, bien intencionados, que causan muchos problemas a su alrededor.

Harold Lloyd en El hombre mosca.

Si bien en el filme estadounidense el protagonista “escala” un edificio, en la cinta mexicana “el revoltoso” sube por la fachada de una catedral. Se trata de pequeñas variaciones del mismo tema, en el que el final resulta ser el mismo: los dos “pícaros” logran su meta y después de su triunfo —en lo alto del edificio uno, y el otro de la catedral— se reúnen con sus novias, se besan y colorín colorado, este cuento de hadas se ha terminado.

Aunque en ambas películas persiste una crítica de orden social, no dejan de ser comedias de mero entretenimiento, alejadas de la realidad.

Es muy probable que Elena Garro haya visto las dos cintas, ya que desde temprana edad fue una apasionada del séptimo arte. Sin embargo, su guion El hombre mosca presenta una mayor intertextualidad con El revoltoso, dirigida por Gilberto Martínez Solares.

Elena Garro regresó a México hacia finales de 1953, después de haber vivido en Estados Unidos y en diferentes países europeos durante casi diez años.

Seguramente la autora vio El revoltoso en ese periodo de los años cincuenta y escribió El hombre mosca en la segunda mitad de esa década.

El libreto de Elena Garro, a diferencia del filme de Martínez Solares, no es una comedia, sino una tragedia. La guionista no convierte a los seres desposeídos en el hazmerreír de los demás. Al contrario, realiza un retrato cáustico de aquellos jóvenes, como Faustino, el protagonista de El hombre mosca, cuya existencia se encuentra marcada por el dolor, la soledad, el hambre, el desamor y la explotación.

El revoltoso presenta un final color de rosa, de hecho, vemos a Tin Tan en una escena irreal cuando realiza un último malabarismo y se para de cabeza sobre la cruz para después reunirse con su novia; Faustino, en cambio, no tiene enamorada, las mujeres con quienes se ha relacionado lo han engañado y utilizado.

Salta a la vista la diferencia entre Tin Tan en su papel del revoltoso cuando viste la capa antes de ascender por la parte exterior de la catedral, pues se trata de una prenda que detenta con letras brillantes el título de “Hombre Mosca”. En cambio, en el guion de Elena Garro, Faustino lleva una capa con lentejuelas, también centelleantes, pero que anuncian la bebida “Tuna Mex”, la refresquera que patrocina el evento. Es decir, la polígrafa incide en el abuso que ejerce el sistema capitalista sobre los pobres, al que no le importa poner en riesgo la vida de “sus esclavos”.

En los guiones mexicanos los protagonistas ascienden una catedral y deben alcanzar la meta que es la cruz. Los dos lo logran. Sin embargo, mientras El revoltoso presenta un final color de rosa, de hecho, vemos a Tin Tan en una escena irreal cuando realiza un último malabarismo y se para de cabeza sobre la cruz para después reunirse con su novia; Faustino, en cambio, no tiene enamorada, las mujeres con quienes se ha relacionado lo han engañado y utilizado. Por lo tanto, está solo, en lo alto de la cruz, en donde, antes de beber el refresco patrocinador, se marea y se desploma, tal vez harto de ser el bufón de una sociedad leonina.

Elena Garro nunca toleró que se mofaran de los seres vulnerables, al contrario, en todas sus obras realizó una crítica acerba en contra de los grupos oligarcas que siempre los han reducido a objetos desechables. Por eso, cuando Faustino se encuentra en la cárcel, a sus veinte años, vislumbra su destino al leer una inscripción en la pared sucia de su celda:

En este lugar maldito
Donde reina la tristeza
No se castiga el delito
Se castiga la pobreza.

Las frases de Faustino expresadas a lo largo del guion revelan la mirada incisiva de la autora: “A mí nunca me gustó que me miraran”; “¿Qué iban a ver en mí sino desgracias?”; “¡Cuánta piedra! ¡Qué camino tan largo!”; “¡Siempre me ha tocado oír que los otros se diviertan!”; “¡No tuve más suerte que las banquetas!” Y la última de ellas resulta desgarradora: “¡Éste había de ser mi fin!”, ya que encierra la muerte, la única salida para los infortunados.

En el mismo periodo en que Elena Garro escribió El hombre mosca también elaboró otro libreto para el cine: Cada lechuza a su olivo. En este caso, defiende a los “seres humanos de dos o de cuatro patas”, como la autora llamaba a los animalitos. Paquito, el protagonista, un niño de siete años, nos remite a la infancia aventurera y gloriosa de Elena Garro en Iguala:

La voz y la criada se detienen sobre Paquito. Paquito es un niño de siete años. Está en cuclillas, abstraído, fabricando un pueblecito en miniatura en el corral de su casa. La cámara recoge el pueblecito.

Paquito, sin duda, es el alter ego de la guionista, quien inmediatamente se conmueve ante el dolor de la lechuza:

Paquito llegando a la óptica. Va caminando distraído, empujando una piedrita con el pie. De pronto se detiene y mira a lo alto y se queda con los ojos muy abiertos mirando algo inesperado. La cámara recoge lo que mira Paquito. Sobre una varilla de hierro incrustada en el muro, una lechuza atada con una argolla lo mira fijamente. Debajo de la varilla pende el rótulo: “VEA DE NOCHE”. La cámara vuelve a Paquito. Paquito sigue mirando a la lechuza.

La patética escena impacta tanto a Paquito que permanece en su imaginación: “Paquito camina preocupado y como a pesar suyo, levanta la vista y su cara se cubre de tristeza. La cámara recoge lo que ve Paquito, a la lechuza aguantando el sol radiante. La lechuza se inclina y mira al niño”.

Entonces, lleno de valor, se las ingenia para tratar de salvar a la lechuza de las manos de su explotador, el dueño de la óptica que se aprovecha de un ser indefenso para anunciar su negocio, exponiéndolo todos los días al fuego solar.

Sin censura….

Como para el abuelo de Paquito el pasado no es tan distinto del presente, el niño satisface con una “mentira” a su abuelo y eventualmente logrará liberar a la lechuza. El sentido del humor y la inocencia de Paquito cumplen su misión humana.

Al final del libreto se menciona el programa espacial Sputnik, que la Unión Soviética llevó a cabo entre 1957 y 1958. Es probable que en ese periodo Elena Garro haya escrito ese libreto.

Los invito a leer estos dos guiones cinematográficos que no se llevaron a la pantalla, seguramente por la crítica acerba de Elena Garro en contra de los oligarcas, y, desde luego, porque no se mofaba de los seres vulnerables, al contrario, los reinvidicaba. ®

Bibliografía

El revoltoso. Dir. Gilberto Martínez Solares. Guion: Juan García y Gilberto Martínez Solares. Protagonistas: Germán Valdés Tin Tan, Rebeca Iturbide y Perla Aguilar. México, 1951. (Véase a partir de 1:18:38).
Garro, Elena. “El hombre mosca”, en Rosas Lopátegui, Patricia (ed.), Elena Garro sin censura. Obra inédita: guionismo cinematográfico, diario, dramaturgia, narrativa, memorias, investigación, epistolario, traducción. México: Gedisa, 2023, pp. 117–125.
Garro, Elena. “Cada lechuza a su olivo”, en Rosas Lopátegui, Patricia (ed.), Elena Garro sin censura, pp. 125-130.
Safety Last. Dir. Fred C. Newmeyer y Sam Taylor. Guion: Hal Roach, Sam Taylor y Tim Whelan. Protagonista: Harold Lloyd. Estados Unidos, 1923. (Véase a partir de 52:47).

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Publicado en: Cine, Libros y autores

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