Por Eduardo Andrade Uribe
Después de editar la revista Replicante durante cinco años en versión impresa, de 2004 a 2009 —periodo en que se publicaron 21 números trimestrales con alcance nacional de distribución—, Rogelio Villarreal tuvo que enfrentar un giro desafiante en la trayectoria del medio informativo: la cancelación definitiva de la edición en papel y la publicación de la revista exclusivamente en formato digital.
Con la crisis económica de 2009, los costos de producción en el ramo editorial aumentaron. En el caso de Replicante, ciertamente “la edición impresa resultaba ya muy costosa”, mencionó Villarreal a ZETA. La situación en general puso en jaque a distintas instancias, entre casas editoras y publicaciones periódicas (aquí en Tijuana, un semanario cultural también mudó al formato electrónico). A propósito de la revista a cargo del entrevistado, no fue sólo la repercusión en los precios de elaboración. Replicante tuvo que afrontar a la vez una pérdida de entradas en materia de publicidad: “Debido a la crisis del año pasado —expuso el editor—, varios anunciantes se retiraron”, circunstancia generalmente perniciosa para los medios independientes.
Refirió Villarreal que después de sopesar las desventajas y en virtud de que ya se había contemplado dar el paso a la web como plataforma única de proyección, “en vista del mayor alcance del formato digital”, comentó el periodista y escritor, el órgano trimestral impreso pasó a ser una revista electrónica mensual, con actualizaciones frecuentes en cada número (correspondientes a noticias y eventos programados).
El contenido básicamente responde a la línea característica del proyecto editorial. La sección central, denominada Pensamiento y Reflexión, permanece con temas álgidos del momento, como conflictos binacionales, cultura de masas, narcotráfico, tecnología, etcétera.
La decisión de emigrar a la red, por parte de la planta directiva, no fue rotunda: “Fue casi unánime”, precisó Villarreal en el sentido de que “muchos de nosotros crecimos con la cultura impresa”.
De cualquier manera, el paso determinante se dio y los resultados a la fecha son patentes. A decir del editor, el número de lectores en línea es “mucho mayor que el de la versión impresa”.
“El internet —explicó— nos ha ofrecido maneras muy ricas de llegar a más lectores, como nuestro programa de radio y la posibilidad de interactuar con los autores”. Todo ello en un mismo paquete informativo, mes tras mes. La transmisión radiofónica lleva mayor ritmo de emisión que la propia revista. “Resonante”, el programa radial —que oficialmente se escribe con una R arrobada (es decir, envuelta en una @)— está en su entrega número 13, mientras que Replicante en línea se encuentra en la quinta edición, dentro de su nueva etapa.
En el taller de periodismo impartido por Rogelio Villarreal en el Centro de Estudios Sor Juana, el mes de julio, el editor habló de la conveniencia de aspirar a una oferta periodística virtual, provista de aplicaciones múltiples para la apreciación del contenido. “El periodismo en línea no tiene que ser lineal”, dijo.
Se trata de explotar las posibilidades tecnológicas e ir más allá de un despliegue vertical informativo (tal como se da en el caso de una bitácora o un web blog). “Si no te sabes colocar, si no sabes aprovechar un núcleo de lectores más o menos fieles, regulares, que te permitan tener una base y hacerla más amplia, creo que cualquier esfuerzo que se haga en internet, corre el riesgo de perderse”, comentó a ZETA.
De manera tal que la propuesta mediática, sostuvo, debe sobrepasar el uso de los recursos básicos de la red como audio e imagen. “Porque ya estás usando un medio que está cambiando vertiginosamente cada día con avances tecnológicos, con nuevas aplicaciones”.
Por otro lado, la venta de espacios publicitarios constituye una posibilidad de permanencia, en función de la mínima inversión que requiere su configuración electrónica: “Los costos de la publicidad en internet son mucho más económicos”. Para procurar un soporte de anunciantes relativamente consistente, “una buena revista digital, que llega a públicos muy amplios, no solamente en el territorio, sino más allá de las fronteras del país, puede ofrecer también buena publicidad, bien diseñada, banners atractivos, animados, y a buen precio”, señaló el editor.
Sobre la medida de “sacarle jugo” o exprimir la gama de servicios publicitarios, se le inquirió si eso no conlleva alguna desventaja, como, por ejemplo, tener que lidiar con clientes que quieran imponer determinada línea, a lo que respondió: “Lo peligroso está cuando un anunciante te exige que censures, que edites, que modifiques, que castigues a algún colaborador, algún tipo de contenidos, que no te refieras a algo”.
Y como ejemplo, relató una añeja experiencia: “En el caso de Complot, la revista donde trabajé con Norma Lazo hace ya muchos años, uno de los anunciantes no quería que se hablara de sexo, entonces eso limitaba mucho y, bueno, pues los de Complot tuvieron que prescindir de ese anunciante”.
— ¿En el caso de Replicante se han enfrentado a ese tipo de situaciones?
“Por fortuna no hemos tenido ese tipo de dilemas, uno que otro caso de censura muy aislada en alguna tienda Sanborns, en algún lugar; una en Guadalajara, otra en León, se molestaron por algunos dibujos, pero nada grave, nada más, ese tipo de cosas a veces”.
De modo que la publicación independiente, número tras número, se ha fraguado dentro de una misma directriz: el argumento crítico, el ángulo juicioso, la óptica analítica o escudriñadora, sobre temas de cultura en general, mediante artículos, ensayos, entrevistas, reportajes, crónicas y una buena proporción de reseñas literarias, lo mismo musicales o de arte. La pluralidad de géneros incluye por supuesto fotografía, caricatura y collage.
Por si fuera poco, la poesía no ha estado fuera del nutrido repertorio, como tampoco la narrativa. En este abanico de expresiones, se revela un espíritu clásico de pasar revista, de variadas maneras, a una serie diversa de tópicos oportunos. Se trata de un manejo misceláneo de la información. En este orden de ideas, el propio Villarreal define el proyecto como “una revista promiscua”, un órgano inscrito en el orden de la mescolanza discursiva. En el sentido del enfoque editorial correspondiente, el editor manifestó:
“Es una revista cultural, con a veces puntos de vista pues poco ortodoxos; mucho más heterogéneos, más diversos, más provocadores, más sugerentes que los que se permite publicar, digamos, en medios más serios”.
Replicante viene de un linaje de publicaciones sobresalientes por alzar la voz ante el conformismo generalizado de la sociedad en materia de cultura, y que de acuerdo a Villarreal, han servido como “contrapeso a revistas oficiales como Vuelta (hoy extinta) y Nexos”. La Regla Rota, célebre en los años 80, desapareció en 1987 “por una de las tantas crisis que tuvo México”. En tanto que La Pus Moderna circuló de 1989 a 1996, “pero el factor de la comercialización impidió el crecimiento de la revista”. Finalmente, en 2004 arrancó Replicante, bajo la dirección de Roberta Garza y el cuidado editorial de Villarreal, quienes se mantienen en mancuerna en esta nueva etapa del proyecto. ®