Entre el heroísmo y el trauma

La guerra en la lente del cine y la televisión

El fenómeno de la guerra como fuente de inspiración para el cine y la televisión es uno de los más complejos y antiguos dentro de la historia de los medios audiovisuales. Desde las primeras imágenes en movimiento hasta las producciones más recientes la guerra ha sido un tema que no sólo fascina, sino que también provoca una profunda reflexión sobre la condición humana.

Fotograma de Apocalipsis ahora.

El nacimiento del cine y su evolución hacia la representación de la guerra

El cine, como forma artística y medio de comunicación, nació a finales del siglo XIX, una época en la que el mundo estaba en pleno proceso de industrialización y modernización. Los hermanos Lumière, con su famosa película Llegada del tren a la estación (1895), mostraron por primera vez cómo las imágenes en movimiento podían capturar la realidad de manera más efectiva que la fotografía o la pintura. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que los directores de cine se dieran cuenta de que el cine no era únicamente un medio para documentar la vida cotidiana, sino también para contar historias de gran dramatismo, como las que ofrecen las guerras.

La guerra, en su brutalidad y en la extrema condición humana que genera, siempre ha sido un tema recurrente en la cultura. Desde la Ilíada de Homero hasta los grandes ciclos épicos medievales la guerra ha servido como un lienzo en el que las sociedades proyectan sus héroes, sus miedos y sus valores. Así, el cine no tardó en tomar la guerra como uno de sus temas centrales. Al principio, estos retratos bélicos eran más documentales que narrativos, como lo demuestra The Battle of the Somme (1916), una película producida durante la Primera Guerra Mundial para mostrar al público británico las terribles condiciones del frente. Aunque tenía elementos de ficción, su objetivo principal era apoyar el esfuerzo bélico mediante la creación de conciencia y patriotismo.

Si la Primera Guerra Mundial fue representada como el colapso de la civilización y el nacimiento de la guerra moderna, la Segunda Guerra Mundial fue tratada como una lucha moral entre el bien y el mal.

La Segunda Guerra Mundial consolidó este uso del cine como medio de propaganda. Películas como Why We Fight (1942–1945), dirigidas por Frank Capra bajo el mandato del gobierno estadounidense, se realizaron para justificar la intervención militar en el conflicto. Más allá de la propaganda, la guerra comenzó a ser retratada con una profundidad psicológica y moral cada vez mayor, lo que llevó a un desarrollo más complejo del género bélico. Si la Primera Guerra Mundial fue representada como el colapso de la civilización y el nacimiento de la guerra moderna, la Segunda Guerra Mundial fue tratada como una lucha moral entre el bien y el mal, con obras como El día más largo (The Longest Day, 1962) o Rescatando al soldado Ryan (Saving Private Ryan, 1998).

El cine como instrumento de propaganda y de crítica

En el contexto de la guerra el cine ha cumplido dos funciones principales: la de ser un instrumento de propaganda y la de convertirse en una crítica de los propios conflictos que retrata. Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial los gobiernos comprendieron rápidamente el poder del cine para influir en la opinión pública. Películas que exaltaban el valor de los soldados y la justeza de la causa nacional se convirtieron en parte del esfuerzo de guerra. En el caso de la Alemania nazi, la cineasta Leni Riefenstahl fue pionera en el uso de imágenes para glorificar el poder militar en obras como El triunfo de la voluntad (Triumph des Willens, 1935).

Escena de Las Valkirias de Apocalipsis ahora.

Sin embargo, a medida que el cine evolucionaba, también lo hacían las maneras de representar la guerra. Después de la Segunda Guerra Mundial las producciones comenzaron a centrarse no sólo en el aspecto heroico o épico del conflicto, sino en las heridas psicológicas que dejaba en los combatientes y en las sociedades. La Guerra de Vietnam, por ejemplo, no fue solamente un conflicto que polarizó a Estados Unidos, sino también uno de los primeros en ser retratado con una fuerte carga crítica en películas como Apocalypse Now (1979) y Platoon (1986). En estos filmes la guerra ya no era sólo el escenario de la gloria militar, sino un espacio de deshumanización, locura y trauma.

La representación de la guerra en la televisión: de Vietnam a la actualidad

Mientras que el cine ha tenido el lujo de representar las guerras de manera elaborada, la televisión ha tenido un papel más inmediato y directo. A diferencia del cine, la televisión fue testigo en tiempo real de la Guerra de Vietnam, el primer conflicto bélico transmitido a las salas de estar de millones de personas. Las imágenes de soldados heridos, niños huyendo del napalm y cuerpos apilados en la jungla vietnamita cambiaron para siempre la percepción del público sobre la guerra. La televisión dejó de ser un mero espectador para convertirse en un protagonista en la creación de la narrativa de los conflictos.

El poder de la televisión para influir en la opinión pública sobre la guerra se hizo evidente en Vietnam, donde el flujo constante de imágenes de destrucción y muerte contribuyó a generar un fuerte movimiento antibélico. Como señala Susan Sontag en su libro Ante el dolor de los demás (2003), la imagen de la guerra —ya sea en el cine, la televisión o la fotografía— provoca una especie de anestesia moral, en la que los espectadores, aunque horrorizados por lo que ven, no pueden dejar de mirar.

Series como Band of Brothers (2001) y The Pacific (2010), ambas producidas por Tom Hanks y Steven Spielberg, no sólo retratan las batallas, sino las cicatrices emocionales que éstas dejan en los soldados y en las familias que los esperan en casa.

Con la llegada del siglo XXI la televisión ha seguido explorando los temas bélicos, pero ha añadido nuevas capas de complejidad, a menudo examinando las guerras desde una perspectiva más crítica y emocional. Series como Band of Brothers (2001) y The Pacific (2010), ambas producidas por Tom Hanks y Steven Spielberg, no sólo retratan las batallas, sino las cicatrices emocionales que éstas dejan en los soldados y en las familias que los esperan en casa. En este sentido, la televisión ha comenzado a ofrecer una narrativa más matizada sobre la guerra, donde el heroísmo y el trauma coexisten de manera incómoda.

Las dos guerras mundiales como fuente inagotable de inspiración

Las dos guerras mundiales han sido las fuentes más prolíficas de historias para el cine y la televisión. La Primera Guerra Mundial, con su nuevo tipo de guerra industrializada, fue retratada en clásicos como Sin novedad en el frente (All Quiet on the Western Front, 1930 y 2022), basada en la novela de Erich Maria Remarque, que ofrece un poderoso testimonio sobre la deshumanización y el trauma que viven los soldados en las trincheras. Esta obra es un claro ejemplo de cómo el cine ha utilizado la guerra para hacer una crítica al propio concepto de conflicto armado, cuestionando el sentido de la guerra desde la perspectiva de los combatientes.

Escena de Johnny tomó su fusil, de Dalton Trumbo, 1971.

La Segunda Guerra Mundial, por su parte, ha sido quizás la guerra más retratada en las pantallas grande y pequeña. Desde los campos de batalla en Europa y el Pacífico hasta los crímenes de guerra y el Holocausto, este conflicto ha generado una impresionante cantidad de películas y series que no sólo exploran la guerra misma, sino sus consecuencias morales y psicológicas. La lista de Schindler (Schindler’s List, 1993), dirigida por Steven Spielberg, es un ejemplo claro de cómo la guerra puede ser retratada no sólo como un evento histórico, sino como una plataforma para explorar cuestiones éticas más profundas. En esta obra la guerra no es solamente el trasfondo de la historia, sino el escenario que pone a prueba los límites de la humanidad.

Conclusión

La guerra ha sido una fuente de inspiración inagotable para el cine y la televisión, no solamente como un evento histórico que merece ser documentado, sino como un escenario donde se despliegan los aspectos más oscuros y contradictorios de la humanidad. Desde los primeros documentales de la Primera Guerra Mundial hasta las producciones más recientes sobre los conflictos en Irak y Afganistán, el cine y la televisión han sido capaces de captar la complejidad de la guerra en todas sus dimensiones: física, emocional y moral.

Al igual que en la literatura, en las pantallas grande y pequeña la guerra no es únicamente un evento externo, sino una representación de las tensiones internas de las sociedades y de los individuos. ®

Compartir:

Publicado en: Cine

Apóyanos:

Aquí puedes Replicar

¿Quieres contribuir a la discusión o a la reflexión? Publicaremos tu comentario si éste no es ofensivo o irrelevante. Replicante cree en la libertad y está contra la censura, pero no tiene la obligación de publicar expresiones de los lectores que resulten contrarias a la inteligencia y la sensibilidad. Si estás de acuerdo con esto, adelante.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *