en estos días, de confinamiento para quienes no desempeñamos ninguna actividad esencial (la literatura nunca ha sido una actividad esencial pero su práctica exige un férreo confinamiento), sin chiste ni variación las horas se suceden una tras otra como una ristra de chorizos en una cadena industrial de empaque.
la maquinaria hostil de hostigamiento ha enfermado y nos ha dado un respiro. a otros una condena y a muchos otros la muerte.
tragedia y ciencia ficción.
una voladura de mente, sí
pero
las calles siempre serán nuestras.
todo se tiñe de enfermedad mientras pensamos en la economía.
un pez que se muerde la cola
ahora una buena parte de la humanidad está enferma y otra parte en riesgo de enfermarse, la suspicacia mutua es la orden del día. cuando nos aventuramos a la calle ya no miramos a los ojos de la gente, nos hemos vuelto autistas sociales en la realidad física, el contacto bajo mínimos, las distancias, otra vez las sospechas, hasta luego y por favor cuídate mucho. todos somos potenciales enemigos, potenciales contagiadores, eventuales dinamitadores de la consagrada unidad familiar y el aislamiento forzoso.
ponte tu máscara.
un mundo de regañadores y delatores.
nos vamos a surfear a new zeland dude?
multitud de discursos se fragmentan y se disuelven en una nada difusa aplastados por una cronología implacable que anuncia sin duda otro uso del tiempo. de la vida?
el sueño de la matrix se desinfla, hace aguas por todos lados. opinar sobre todo se ha vuelto una obligación, una acción maquinal para que nuestros avatares digitales provoquen emociones leves en los demás, a su vez avatares que también pretenden emocionar con sus posts y comentarios. últimamente nuestros subidones de dopamina descafeinada solo provienen de la nube mientras alimentamos una economía de datos y opacas transacciones digitales sin nuestro consentimiento.
la especie humana, en intensa compulsión espasmódica, no solamente por esta pandemia (el daño viene de lejos), inmersa en una dinámica de conductas aberrantes y autodestructivas.
no hay literatura que soporte esta ficción.
por fortuna, NADIE nos invita a participar en ninguna cadena de retos. esos compromisos fraternales de esclavitud digital.
tantos años destruyéndonos la salud alegremente y ahora de repente todos convertidos en apóstoles de la salubridad. que la carne se pudra pero que no se infecte!
siempre he hecho apología del fracaso, del derecho a errar. la deriva continua continúa, ahora, por el momento, en estático.
como las bicicletas de comedor.
la lógica de los dispositivos electrónicos y su goteo constante de información nos abruma y satura nuestra perspectiva de horizonte, tal como lo entiende la gente de mar, esa línea a lo lejos entre dos azules donde no sucede nada y descansa el alma y la mirada.
nuestras proyecciones sociales se limitan a un añadir bits a la enardecida esfera del ciberespacio, emociones binarias y likes desabridos que apenas liberan un mínimo de endorfinas, solo más aburrimiento y un perpetuo dejà vu.
otro zoom?
la gente decente no tiene necesidad de salir de sus casas. en la calle solo hay trabajadores, paseantes de perros y manifestantes, siendo así más fáciles de identificar en un mar muerto de calles vacías y atrincheradas tiendas de conveniencia, farmacias y supermercados.
police everywhere
la democracia ha sido demasiadas veces mancillada, creando un injusto y temerario desamor.
todo lo que está algo lejos da pereza, se antoja un mundo de complicaciones, una selva vírica, se construye tenazmente una arquitectura de la opresión en torno a esa percepción.
el descontento es palpable.
la inevitable revuelta.
despidiéndonos de un mundo analógico, de una naturaleza en apogeo. de algo que ya nunca volverá a ser.
navegando entre las aguas turbulentas de una información fundamentada (no hay idea que no sea una especulación) y la hecha para confundir.
una perdida absolua de sentido tal como lo habíamos concebido. si es que lo habíamos concebido.
la confusión generalizada en el punto de mira. más noticias falsas. indicativas de las verdaderas intenciones de los explotadores y sus vidas de lujo para sí mismos y opresión para los demás. una fórmula demasiado vista?
el mundo, nuestra realidad, de cualquier modo, YA es otra cosa.
la fundación adopte a un escritor, impenitente, aboga por el fin inmediato de las necropolíticas. ®