Un gato que no es divino llega un día al vecindario para alegrar la vida de un matrimonio y enseñarles lecciones de muerte y de vida, de tristezas y de alegrías, de ausencias y de bienvenidas; una muestra de narrativa contemporánea japonesa.
Se trata de una narración sencilla que, por su estructura, nos remite a las antiguas narraciones universales. En ella no hay personajes sorprendentes, tampoco tramas enredadas y complicadas de entender. Nos hemos olvidado de ello, y lo que nos viene a recordar Un gato que venía del cielo es que en ocasiones las historias más sencillas, que no es lo mismo que simples, son las más hermosas.
Eso es esta novela del japonés Takashi Hiraide: una pareja, una casa y, por supuesto, un gato, que bien podría ser el personaje principal de la novela. No obstante, si se hace una lectura paralela, es decir, una interpretación de los elementos intertextuales que el autor pone en nuestras manos, se podrá observar que tras el primer andamiaje hay uno más que esconde algunos apuntes filosóficos de la vida, de la naturaleza, del paso del tiempo, de la vejez y de la muerte. Sólo eso. ®