La Generación Z y el fantasma de Díaz Ordaz

La Gran Hermana y la violencia del Estado

A pesar de las declaraciones de Claudia Sheinbaum, el sábado 15 de noviembre sí hubo una violenta represión de los granaderos contra manifestantes pacíficos. Aunque una y otra vez acuse a los jóvenes, Sheinbaum sabe que la violencia la iniciaron sus fuerzas del orden.

Sábado 15 de noviembre de 2025. Fotografía de Gerardo Ochoa Sandy.

I

En la marcha del pasado sábado 15 de noviembre en la Ciudad de México la violencia la iniciaron los granaderos de Claudia Sheinbaum. Detrás de las vallas de metal que aún protegían al Palacio Nacional salieron disparadas hacia los manifestantes las primeras latas de gases lacrimógenos, dirigidas hacia quienes encabezaban la protesta: integrantes del Movimiento del Sombrero, algunos miembros de organizaciones políticas de oposición, numerosas familias, varias acompañadas de sus niños, y ciudadanos de distintas edades. Lo que más indignación causaba era la acometida a los infantes. Aunque una y otra vez acuse a los jóvenes, Sheinbaum sabe que la violencia la iniciaron sus fuerzas del orden. Sheinbaum miente.

Sábado 15 de noviembre de 2025. Fotografía de Gerardo Ochoa Sandy.

Sin la protección adecuada, ese contingente pronto se dispersó.

La GZ existe y su convocatoria la trasciende: el segundo descalabro de Sheinbaum de ese día.

Detrás de ellos venía propiamente la Generación Z, los nacidos entre 1997 y 2012 y principales convocantes a la marcha en contra de la violencia y la inseguridad. Aunque lo niegue una y otra vez Claudia Sheinbaum, la GZ era la presencia mayoritaria y, al negarlo, sabe que miente otra vez. Lo hace pues no tiene otra alternativa —el poder miente por oficio cuando la realidad lo contradice— y porque sabe que ése fue el primer descalabro que sufrió ese sábado. Sin dirigentes a la vista, lo que tanto la molesta a Sheinbaum pues no tiene a herejes a quienes arrojar a la pira de su conferencia de prensa, jóvenes de distintas procedencias sociales, a través de las redes, hicieron causa común y congregaron una amplia inconformidad social que, ante el hartazgo, les otorga su confianza. La GZ existe y su convocatoria la trasciende: el segundo descalabro de Sheinbaum de ese día.

De tal manera, el reclamo ante la incapacidad de Sheinbaum para contener la violencia y la inseguridad se amplió a otros graves asuntos nacionales.

Leo las vallas que protegen los comercios de la calle Cinco de Mayo, los carteles de los ciudadanos sin filiaciones políticas, escucho las consignas políticas:

° “Estamos hasta la madre”.
° “Quiero Educación sin adoctrinamiento para mis hijos. Quiero Paz. Nadie me paga por estar aquí”.
° “All Colonizers Are Bastards (ACAB)”.
° “Le dio un infarto: Rocío Nahle”.
° “Narco gobierno”.
° “EZLN”.
° “Si mi papá no vuelve de su rancho es porque el Estado nos dejó solos”.
° “Yo, por mis nietos”.
° “+ impuestos, deuda, mentiras, corrupción, violencia. Recibimos: 0 medicinas, seguridad, educación, estado de derecho, crecimiento”.
° “Rechaza la identidad digital o despídete para siempre de tu libertad”.
° “Que se sienta el power mexicano, que se sienta, todos juntos como hermanos”.
° “Fuera Morena”.

Sobre el crimen del alcalde de Uruapan:

° “Por ti, Carlos Manzo”.
° “Carlos no murió, el gobierno lo mató”.
° “Realmente me importa Uruapan. Realmente me importa Michoacán. Realmente me importan las familias. Realmente me importa México”. 

Y, sobre todo, el abrumador repudio a Sheinbaum:

° “Claudia tiene miedo”.
° “Narcopresidenta, Narcopresidenta, Narcopresidenta, Narcopresidenta”.
° “Claudia, nosotros somos la nación”.
° “Claudia: ¿dónde está Poncho Romo? ¿Cuándo investigan a Adán Augusto? ¿Qué pasó con el huachicol fiscal? ¿Cuándo detienen a La Barredora? ¿Cuándo te desligas del narco? ¿Cuándo llegan las medicinas? Tú, culpable del homicidio de Carlos Manzo junto con el CJNG. ¡Y te lo voy a preguntar diario!”
° “A-se-si-na, A-se-si-na, A-se-si-na, A-se-si-na”.
° “A los mexicanos, ¿cuándo nos regalarás la gasolina como a Cuba?”
° “Con el 80% de aprobación, pa’qué un muro en nuestro Palacio”.

Y también contra su más cercano colaborador.

° “Harfuch es CJNG”.

No faltó tampoco un ciudadano miembro de Mexicanos Vida y Libertad, ubicado en el cruce de Avenida Juárez y Eje Central, que repartía volantes contra la ideología de género.

La variedad de reclamos más allá de la violencia y la seguridad confirma la cabal existencia de la Generación Z y el nivel de politización ciudadana.

Desde esta perspectiva, la variedad de reclamos más allá de la violencia y la seguridad confirma la cabal existencia de la Generación Z y el nivel de politización ciudadana, ratifica la irrelevancia de los partidos de oposición, le otorga a la primera marcha de la GZ el estatus de un referéndum al extravío de la gestión de Sheinbaum y da sólido sustento a la consigna que predominó a lo largo de la protesta: revocación del mandato.

Sábado 15 de noviembre de 2025. Fotografía de Gerardo Ochoa Sandy.

Aunque las autoridades de la Ciudad de México indicaron que hubo una asistencia de 17 mil personas, la marcha cubrió por completo la Avenida Reforma desde El Ángel hasta Cinco de Mayo. El deliberado cierre de otras vías de acceso demoró la llegada de los manifestantes al Zócalo. Ante el hostigamiento de los policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, varios claudicaron en su intento. Finalmente, la concurrencia en la Plaza de la Constitución se percibió robusta y entusiasta, como consta en las fotos y los videos de las redes.

Sábado 15 de noviembre de 2025. Video de Gerardo Ochoa Sandy.

También hubo carteles que se mofaban de la investidura —“ClaudiA, PresirvientA PendejA”—. Lo mismo que grafitis sobre su orígenes —”Claudia Zionista” y «Puta judía»— y vitoreos acerca de su constitución física, que son repudiados de inmediato. Ante el hartazgo social, el poder, y no sólo en México, es objeto de escarnio y eso, también, en el imaginario de la colectividad, aspira a debilitarlo, es acto de resistencia psicológica, simbólica, cívica.

Sheinbaum lo resiente y, aunque se declara indestructible, es el tercer descalabro de la jornada.

II

Claudia Sheinbaum mostró su diazordacismo ante la GZ.

La violencia se acrecentó desde de la una hasta las cuatro de la tarde.

Encapuchados que forman parte del Bloque Negro —financiada según versiones por Martí Bartres y César Cravioto—, organizaciones anarquistas difíciles de identificar con precisión, hombres entre treinta y cuarenta años de edad y jóvenes de variadas procedencias, intentaron retirar las vallas que cercaban la fachada de Palacio Nacional, y lo lograron. Desde la calle de Corregidora hasta la de Morena, que circundan los costados del inmueble histórico, fueron desmontándolas en segmentos, que luego desplazaban hacia la Plaza de la Constitución, donde acababan por desemsamblarlas. A la vez retiraban los contenedores de agua que servían de apoyo a las vallas, perforándolas para vaciar un viscoso líquido. Los granaderos de Sheinbaum arrojaban más gases lacrimógenos, los manifestantes continuaban embatiéndolos, hasta que al final quedaron las hileras de granaderos al descubierto.

A sabiendas de que los recibirían con los gases, la concurrencia se protegía en general con paliacates, máscaras antigases y cascos, o playeras negras que utilizaban para protegerse el rostro, como si llevaran una máscara, con la apertura para el cuello ubicada alrededor de los ojos. Los más vestían con prendas de uso común y bag packs con la imprescindible botella de agua para empaparse los ojos ante la eventualidad de ser alcanzados por los gases, aunque sin ninguna protección. Iban en grupos de amigos, parejas de novios o solos. Los adultos llevaban sombrero y el rostro expuesto. Un ciudadano encarnó a Batman con un atuendo impecable y otro más a un azteca que llevaba en brazos a la Santa Muerte.

Los granaderos seguían lanzando gases lacrimógenos mientras los manifestantes se abalanzaban sobre sus escudos, apoderándose de algunos que luego exhibían como trofeos. Los gases me alcanzaron por exceso de confianza, pues, aunque llevaba cubrebocas, no me había colocado aún los goggles. Al igual que varios más, me alejé de la zona más álgida, me enjuagué los ojos, un muchacho me ofreció bicarbonato de sodio, volví a enjuagarme. Para entonces había manifestantes mucho más afectados en su visión. En la plaza un ciudadano solicitaba con altavoz la presencia de médicos. Las botellas de agua se compartían con el que tuviéramos al lado. Algunos miembros de la Cruz Roja ofrecían auxilio.

Llegó un momento de calma. Los muchachos coreaban “únanse a nosotros”. Un granadero exhortó al diálogo. No se sabía que habían recibido instrucciones de reprimir la manifestación. En sus rostros había temor, la situación los rebasaba, era difícil prever qué sucedería después, los jóvenes se sabían victoriosos por el retiro de las vallas. Uno de ellos colocó en la asta las banderas de México y One Peace, aunque no logró desplazarlas hasta la cúspide. Los granaderos aprovecharon el momento y arreciaron sus ataques con los gases —Sheinbaum miente aún más cuando dice que sólo contaban con sus escudos y que no llevaban toletes.

Llegó un nuevo ataque con más gases, está vez desde una rendija en las vallas colocadas en la fachada de la Catedral, y los muchachos se replegaron aún más.

Entonces los manifestantes se replegaron hacia el asta. Llegó un nuevo ataque con más gases, está vez desde una rendija en las vallas colocadas en la fachada de la Catedral, y los muchachos se replegaron aún más. ¿El llamado al diálogo había sido una trampa? Lo fue. En ese momento los granaderos que custodiaban Palacio Nacional avanzaron en dirección del asta, mientras arrojaban más gases, golpeaban con sus escudos a los jóvenes, los derribaban y pateaban en el suelo. No corran, exclamaban los más habituados a estas reyertas. Lo cual se necesitaba pues la represión se volvía brutal. Por el costado de la Catedral entraban los refuerzos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

En una de esas acometidas de los granaderos de Sheinbaum, un ciudadano con una bandera de México decide no dar marcha atrás, permanece de pie con el lábaro en alto y es tumbado, golpeado y maniatado. En las redes circula el momento, que se vuelve un ícono instantáneo del diazordacismo del segundo sótano de la Cuarta Transformación. Lo mismo sucede con un muchacho en el piso pateado a mansalva, incluso en la cabeza, los jóvenes arrestados con violencia y que tan sólo presenciaban el desarrollo de las protestas, una muchacha que acompañaba a su madre en silla de ruedas y muchas más.

Los granaderos orillan a los jóvenes hasta la intersección de Cinco de Mayo y el Monumento Hipsográfico de Enrico Martínez. Un contingente de la SSC va tras unos muchachos para someterlos. Esta escena se repite en Cinco de Mayo y en Avenida 20 de Noviembre. Lo que buscan es atemorizar a la concurrencia con esas detenciones y acabar de una buena vez. Incluso en Cinco de Mayo los granaderos le exigen a una ama de casa que les abra la puerta para llevarse a los jóvenes a quienes dio refugio, pero los manda al diablo desde el balcón.

Los granaderos continúan con sus avances para apoderarse de más calles. Los comercios abren y cierran, según evalúan la situación. Los vendedores ambulantes instalan sus puestos sobre las banquetas. Son las 4:30 de la tarde. La marcha ha sido disuelta.

La mayoría comienza retirarse para evitar ser encapsulados. En efecto, desde el cruce de Cinco de Mayo con Palma se observan los refuerzos de la SSP a la espera de la orden para cerrar la intersección. Los jóvenes conminan a quienes aún intentan recuperar el Zócalo a que den marcha atrás y se replieguen de inmediato, y, poco a poco, así sucede. Los granaderos continúan con sus avances para apoderarse de más calles. Los comercios abren y cierran, según evalúan la situación. Los vendedores ambulantes instalan sus puestos sobre las banquetas. Son las 4:30 de la tarde. La marcha ha sido disuelta.

El gobierno de la Ciudad de México dirá que hubo veinte jóvenes lastimados, pero en los medios digitales hay imágenes de muchos más de los cuales no se tiene noticia de su paradero. A los jóvenes arrestados se les da trato de criminales y a algunos de ellos se le acusa de tentativa de homicidio. Hay abogados que ofrecen sus servicios ad honorem. Los padres los esperan a las afueras de la alcaldía antes de que sean trasladados al reclusorio y le expresan de viva voz su cariño y su apoyo.

Vallas, vallas, vallas, muchas vallas.
Bloques de piedras.

El cierre de las estaciones Hidalgo, Bellas Artes, Allende, Zócalo, Pino Suárez y San Antonio Abad —tan sólo de la Línea 2.

Violencia de Estado contra jóvenes y ciudadanos, que no se menciona para de tal modo declararla inexistente, pues “En México no se reprime, no se usa la fuerza del Estado en contra del pueblo”, se repite a sí misma Claudia Sheinbaum.

Gases lacrimógenos lanzados sin recato ni disimulo, sin tomarse incluso la molestia de negarlo, como en otras ocasiones.

Violencia de Estado contra jóvenes y ciudadanos, que no se menciona para de tal modo declararla inexistente, pues “En México no se reprime, no se usa la fuerza del Estado en contra del pueblo”, se repite a sí misma Claudia Sheinbaum para convencerse de su mentira.

Los violentos son los jóvenes —que no son jóvenes— pues los jóvenes no son violentos, los jóvenes son aquellos que reciben sus becas del Bienestar, son a quienes abraza en sus mítines, a quienes escucha —recita en tono monocorde para no salirse del guion, mientras repasa sus notas sobre el atril.

Sábado 15 de noviembre de 2025. Fotografía de Gerardo Ochoa Sandy.

Espionaje de Estado para exponer en su tribunal matutino, tal como aprendió de su mentor, a varios de los influencers que expresaron su simpatía por la marcha de la GZ.

Una orwelliana campaña mediática de odio para asociar la marcha de los muchachos a políticos que habían expresado su apoyo, y que apenas llegaron al Zócalo se retiraron sin más —qué bueno.

Más una conjura internacional —como la que alegó Díaz Ordaz en 1968.
Todo ello y más para acabar con lo que al mismo tiempo sólo eran bots.

Aun así, hasta el diario del gobierno dedicó el último párrafo de una de sus crónicas a la violencia que niega Sheinbaum y una nota a la agresión a su fotógrafo —no fue el único, también periodistas de otros medios fueron golpeados.

La GZ ya convocó a una nueva marcha para este jueves 20 de noviembre.
Sheinbaum retoma su tono monocorde: “Ya veremos”, “No caeremos en provocaciones”.
Empieza a convertirse en “La Gran Hermana”. ®

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Publicado en: Apuntes y crónicas

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