La rueda sigue girando

De Ray Badbury a la poesía concreta

El autor se maravilla y nos contagia de las maravillas que encuentra en el inacabable espacio ciberal. ¿Hay un viajero digital más curioso que él? Posiblemente no.

Ha muerto nuestro marciano favorito. El hombre que soñaba con que sus libros se leyeran en la superficie del planeta rojo. Nos quedarán obras insignes, magníficas y cuentos que difícilmente olvidaremos. Hasta nunca, capitán estelar. Siempre tendremos presentes, en otras muchas flamígeras maravillas, su visión del psiconanálisis: “¿Sigue pensando en que fue la iglesia la que lo inventó a Freud hace dos mil años? Absolutamente. La iglesia descubrió que el hombre necesita confesarse, que es lo mismo que hacen los pacientes en el sofá del analista. La diferencia es que pagan mucho más. Estoy por cumplir setenta años y hace por lo menos cincuenta que publico libros, lo cual me ha permitido ser un hombre feliz. Mi sospecha es que si la gente pudiera ganar se la vida de un modo creativo el análisis tendría serios problemas para subsistir”.

Nos vemos en el espacio, bróder. Y que no descanses nunca, Ray Douglas Bradbury.

En caso de que vivas atrapado en tus recuerdos y no tengas ningún empacho en ser nostálgico (lo mismo hay hipsters, homosexuales, americanistas y monárquicos), consigno este pequeño paréntesis de memoria que me ha tocado el corazón.

Pájaros de colores como las flores. Para las almas de los muertos. Los mexicanos y los del mundo.

Y un poema para los vivos

“Anonymous pleasure hurts nobody” dice Vladimir Nabokov. Por eso túpale a la chaqueta o aplíquese solitaria a las tácticas digitales.

“It turns out it’s not that I hate to write. I hate, simply, to work. I just hate to work, period” dice Fran Lebowitz, con quien es muy difícil no estar de acuerdo (bah, Carlos Fuentes lo estaría, pero ya sabemos cómo era clavadote y bien portado.)

Habla memoria. Buceando por la red uno nunca sabe lo que puede encontrarse: no son pocos los momentos de uno mismo conjugados en pasado. Por fortuna no en todas las fotos viejas nos vemos mal. Les comparto ahora un enlace en donde pueden cotejarse los trece números —cábala mágica— de “La cabeza del moro” en PDF; uno de los proyectos editoriales a los que más cariño le tuve.

“I wouldn’t have an intoxicated enjoyment of life if I didn’t think of death everyday” —Amos Oz

Hace años quise escribir un ensayo sobre el cambio cuántico que representó el walkman en la cultura del hombre. Antes de ese dispositivo la posibilidad de escuchar música en movimiento era una posibilidad remotísima, un experimento chiflado digno de Ciro Peraloca o Raymond Roussel. Llegué incluso a tomar algunas notas al respecto del padre del estéreo portátil, el germano-brasileño Andreas Pavel. Pajareando por la red me he llevado la sorpresa de Derek Thompson, el senior editor de The Atlantic, ya lo ha hecho, en un texto estimulante. Y aunque el habla del audífonos, no quepo de felicidad por tener que escribir un ensayo menos

(algo me dice que yo lo habría hecho mejor).

“La niña olvidada” “Ada se puso del color de los muertos; de repente tuvo un horrendo pensamiento. Para poder ir a casa de los Premoli había llevado a su hija de cuatro años a una tía. O mejor dicho, había decidido llevarla. Porque ahora, al volver a pensar en ello, con todo y estar segura de haberlo hecho, no conseguía recordar cómo y cuándo había llevado a Luisella a casa de su tía. ¡Qué extraño! No recordaba ni cuándo habían salido de casa juntas, ni el camino recorrido, ni las despedidas en casa de su tía. Como si en su memoria se hubiese abierto un agujero”.

Sírvete una cuba. Cierra los libros, apaga y tírate en un sillón. Podremos estar cómodamende un par de horas sin leer. En esta vida sobre todo hay que escuchar.

La poesía concreta. Ese maravilloso colisión galáctica del sentido. Por acá podrás escuchar a Haroldo de Campos recitando su más grande poema, una experiencia cósmica. Por este lado, Caetano Veloso musicaliza algunos poemas concretos.

Nos vemos el mes que viene. ®

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Publicado en: Junio 2012, Wünderkammern

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  1. Parece que esta entrada no está disponible. ¿Tiene arreglo?
    Una maravilla la sección, la verdad; me tomé la molestia de revisarla entera y fue un auténtico placer. Sigamos compartiendo.
    Un saludo!

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