Poema 1
Las cosas que me evidencian
Y las luces que resuenan.
Y las copas que destellan.
Las calamidades clandestinas.
Y todas las parolas.
Locuacidades sospechosas
que terminan por el sobejo de algún inoportuno comentario,
que a través de mis oídos ya empieza a envanecerse.
Y las bolsas de mujeres que rosan las espaldas.
Y los golpes de suelo con tacones.
La apostilla quimera que ha soltado ese sujeto
rompe con mi engaño…
Escolio que me evidencia.
Y las colillas por los suelos.
Y los sujetos embriagándose.
Exégesis por todas partes,
por ahora la mía es la única que importa.
Con deseo hago tiempo para mi respuesta.
Y algunos labios rosándose.
Y los vasos vacíos ocultándose.
Poema 2
Al mundo
Disolverme en aquello que sí existe,
en el hotel de nuestros cuerpos;
tan sólo soy una campana azotada por el viento,
tú eres todo el resto.
Oh, mundo tuyo y mío…
Eres nuestro alimento.
Hablo del amor cargado por los huesos
y hablo con todo mi agradecimiento.
Las palabras en mi lengua ya no bastan
pues te has robado gran parte de mi aliento.
Oh, mundo mío…
¿Qué mejor sustento?
Hablo del amor cargado hasta los huesos
y hablo desde mi ignoto adentro.
Poema 3
En cama
Durante la noche,
a las horas del insomnio,
de repente lo comprendía todo;
me detuve en ese momento
para tratar de captar hasta el último detalle,
para intentar en un par de segundos
no olvidarlo y recordarlo;
después, lo sucedido en mi espíritu se iba,
de nuevo aparecían las interrogantes
y no quedaba más remedio
que perderme en el ensueño,
al que mi cama me invitaba. ®