Ráfaga Roja es una novela en la que Liliana Blum recrea la vida desde la historia y el recuerdo imaginario de Johanna Schaft, miembro de la resistencia holandesa durante la Segunda Guerra Mundial.

Erigir la conciencia en medio de la tragedia es el mérito del ejercicio intelectual del libro desde el principio hasta el final.
Interiorizar un personaje histórico durante los mismos acontecimientos, tan a flor de piel, es una de las virtudes de esta novela; todas las dimensiones de lo sucedido durante la ocupación alemana en Holanda, y que materializa el recuerdo en una conversación etérea.
El amor, la culpa, el valor, el arrojo y la sorpresa, hasta la resignación, se concretan a lo largo de sus páginas. El recuerdo edifica lo sucedido palmo a palmo en medio de la tensión, el hambre y el miedo de un pueblo que se niega a rendirse.
Ese espectro invasivo armado se convierte en las emociones y las acciones de Hannie, como llamaban a la pelirroja. No hay una línea en el libro en la que no se perciba el ambiente exterior e interior. La adversidad es permanente por este juego etéreo de planos, además de su lucidez al encontrarse en riesgo de muerte; por el patriotismo que erige su valor y una obligada templanza. ¿Cómo hablar de una vida que no es la nuestra? Se resuelve en la verosimilitud de los hechos y en sus consecuencias emocionales.
Ráfaga Roja ofrece (Seix Barral, 2025) la sensación de la angustia de las víctimas de una guerra, y, a la par, de los invasores y de sus aliados en su posición privilegiada por momentos. Son varios los estratos expresivos, incluso las afectaciones en Europa por la invasión nazi a varios países, como la hambruna, un fantama que recorre la novela, y por momentos es el estado de ánimo en los rescoldos de la supervivencia.

El testimonio de la protagonista parece un espíritu que trasciende al tiempo, porque hay una materialización del instinto en medio de la barbarie de un país invadido por un ejército ciego de fanatismo.
A pesar de un cuerpo derruido por el encierro o por el tiempo que pasó en la resistencia, guarda una memoria en el lado extremo de la vida, que el proceso creativo de Blum recrea con profundo conocimiento de la naturaleza humana y una exhaustiva investigación documental.
Rescatar la humanidad de un personaje histórico, y más en su juventud, debió ser extenuante cuando hay emociones encontradas, puras y coléricas templadas bajo un mismo fin, acabar con los nazis. También, ideales y un riesgo de muerte latente. En esa soledad transcurren los capítulos con solidez y estilizada inteligencia.
Conforme se avanza en la lectura, los detalles de esa especie de desvanecimiento del cuerpo por el dolor y el hambre se convierten en una amable lucidez que se siente en los rescoldos del alma, hasta que se desvanece la historia en la inmensidad de una guerra en una pequeña celda. ®