Tan cerca del calmo lago Nahuel Huapi no parece que fuera necesario tener un superhéroe a mano. Los superhéroes tienen su escenario en las grandes ciudades, volando entre rascacielos o trepados a pareces interminables. Pero aquí no parece necesario. ¿Que harías si pudieras elegir tu superhéroe? O mejor aún, ¿cómo sería tu superhéroe si pudieras construirlo?
Las aguas tranquilas de este lago de origen glacial no parecen tampoco apropiadas para un diseñador gráfico que suele acompañar su rutina con el ritmo de redacciones de diarios, siempre contagiadas de la premura por informar. Sin embargo, Pablo Bernasconi eligió un paisaje ajeno a la urgencia para desarrollar su trabajo.
Vivir en Bariloche puede ser una elección riesgosa en algunas áreas del mundo laboral. Es salirse del eje de acción habitual que proponen las grandes ciudades para vivir a un ritmo diferente. Es cierto que Bernasconi nació en Buenos Aires, pero es hijo de una pareja integrante de la reconocida comunidad científica de esta localidad patagónica y en consecuencia su infancia estuvo ligada a la ciudad. Pero el regreso no suele formar parte del futuro de los jóvenes que viajan a formarse lejos de una ciudad, que aún hoy suele parecer pequeña cuando de completar aspiraciones académicas se trata.
Relata que no hubo reproches de sus padres por no seguir una carrera que estuviera vinculada a la ciencia: “Saben mejor que nadie que los científicos no son muy valorados en la Argentina”.
En el año 1992 el diseño como práctica no tenía nombre. Cuando se trata de explicarlo es difícil. Todo es aplicación, no tiene el destino sólo expresivo que el arte tiene. Su destino es lo impreso y con esa idea su carrera fue conduciéndose hacia la elaboración de libros, previo paso por la docencia y la participación en redacciones de diarios, función ésta que aún desempeña. Luego vino la apuesta por el concepto del “libro objeto”, una pieza artística o de comunicación, que propone ideas y cualidades que lo vuelven un valor en sí mismo. Entendiéndolo así es la única manera de competir contra otras alternativas más vistosas y ágiles que la tecnología acerca a los hogares.
El lago sigue tranquilo. La primavera ha sido generosa y su color celeste es un reflejo. No hay cabinas telefónicas que brinden refugio para transformarse. Si necesitáramos un superhéroe ahora, ¿de donde vendría?
Cuando repasa en su memoria los libros editados y la luchas para que aquellas ideas llegaran al papel casi como desafíos de porfía con los editores, lo define como “mi prontuario”. Esos trabajos fueron conduciendo a Retratos, en donde mediante la utilización de pistas visuales nos dan la certeza del personaje retratado. Impresiona particularmente la utilización de un Ford Falcon verde, vehículo emblema de los grupos de tareas en la dictadura militar, que apareciendo invertido en la imagen cumple con el papel del sombrero castrense en el retrato del dictador Jorge Rafael Videla. O el modo en que tapas de diversas bebidas alcohólicas suplantan las teclas de una imaginaria máquina de escribir que aflora del retrato de Charles Bukowski.
Ahora se encuentra presentando Los superpremios, una propuesta de construcción difícil cuando se trata de un libro. En él los chicos son los creadores de sus propios superhéroes. Figuras heroicas para armar y con cualidades que serán entregadas por potestad de los lectores. Esa posibilidad se construye a partir de la historia que indica que cada cincuenta años se produce una reunión en donde se definen los héroes y villanos, la única manera de lograrlo es mediante de un complejo diseño de “libro-rompecabezas”. Es un intento de hacer de la publicación un divertimento activo, que no deje al lector sólo como un testigo pasivo. Vuelve al receptor de una obra que está finalizada “solo en la práctica”, como quien completará el papel de generador de fantasía que el libro debe cumplir. Sabe Bernasconi que no se trata de un modo sencillo de enfrentar a ese archirrival de la fantasía en que se han convertido las infinitas posibilidades propone que la tecnología.
Sus héroes viajan lejos, como si una historia favorable en el recorrido por el resultado de sus publicaciones les otorgara la posibilidad de cruzar fronteras. Hace unos meses estuvo en el Distrito Federal presentando su trabajo. Hoy los mexicanos pueden acceder a sus libros Retratos y Los superpremios mediante un acuerdo de distribución que involucra a editorial Océano. Cuando piensa en sus colegas de ese país se define un admirador y amigo de Jorge Alderete, que si bien nació en Neuquén, no muy lejos del lago que lo contiene, adoptó su residencia como un claro signo de identidad en su producción.
Menciona como una cualidad favorable en las producciones de sus colegas mexicanos la incorporación de diseños, formas y alegorías que remiten claramente a los pueblos originarios de esa tierra. Algo de lo que carecen en general los trabajos argentinos, siempre tan permeables a las influencias extranjeras antes que a las nativas. Como si en el mundo del diseño se diera la razón a aquella frase que dice que “los peruanos vienen de los incas, los mexicanos de los aztecas y los argentinos de los puertos”. Bernasconi dice que hay quien le dijo que su trabajo tiene elementos que lo definen claramente como argentino, él descree de semejante afirmación, pero la agradece.
En la actualidad está dando forma a la idea de contener en su próximo trabajo algunos debates internos muy profundos. La vida y la muerte, la felicidad y la tristeza. Pero aún es el germen de un futuro desafío.
No como un superhéroe, sí como un trabajador y eso, quién puede dudarlo, en los tiempos que corren tiene algo de heroísmo. Bernasconi transita los tiempos de defensa de su producción. La siempre incómoda descripción de las cualidades e intenciones de su creación. Vuela con diversos destinos para ello. Pero también valora el sentido de lo local. La presentación de Los superpremios en Bariloche tuvo como escenario a su escuela primaria, allí donde el niño que fue aprendió lo primero que debía aprender.
Si necesitaras un héroe en este momento, ¿de donde vendría? Cuál sería su color, cuáles sus poderes. Animarse a darle forma a tu salvación es un ejemplo de valentía en sí mismo. Sería un gran paso, tal vez eso sólo podría ser tu premio. ®