A propósito de lo ocurrido en Apodaca, Nuevo León, en donde mataron a 44 reos de ese penal, presumiblemente del cártel del Golfo, y de donde se fugaron otros treinta, presumiblemente del cártel de los Zetas, sería válido cuestionar si ése no es un foco rojo que tenía que haber prevenido la Secretaría de Gobernación en el ámbito de sus funciones respecto a la vida carcelaria de México.
En México, allá, en los ayeres federales priistas, cuando algún funcionario ya no servía o ya no era útil (así fuera sólo ante los deseos mezquinos del presidente de la República en turno), se lo hacía renunciar al cargo, sobre todo cuando la situación era grave, obligándolo a pronunciar públicamente la famosa frase “por motivos personales”.
Por supuesto, estamos hablando de una época en donde esto sucedía por el capricho de un todopoderoso presidencialismo, incubado en una sola persona.
Pero qué ha pasado con las renuncias a la importantísima y clave cartera llamada Gobernación en otros lados del orbe en años no tan añejos. Veamos.
Gobernación y sus renuncias en el mundo
En febrero de 2009 renunció a su cargo de ministro del Interior de Perú Remigio Hernani. La piedra de toque para su debacle fue el hecho de que nunca pudo resolver públicamente sus diferencias con la jefatura nacional de policía, cuya actuación dejaba mucho qué desear a la hora de sus operativos.
La ministra Daisy Tourné renunció al mismo cargo, pero en Uruguay, en junio de 2009. En una reunión con estudiantes socialistas hizo un par de comentarios que derivaron en su destitución, aunque haya presentado ella misma su renuncia. 1) Dijo que en el parlamento sólo se daba un “debate ramplón”. 2) Insinuó que algunos ministros de su propia ala política no la apoyaban.
En julio de 2009, después de tres renuncias casi al hilo en la misma dependencia, pero en Guatemala, Salvador Gándara presentó la suya al ver que los índices de delincuencia en el país no descendían y al no llegar a acuerdos con ninguno de los sectores sociales de su país.
Enrique Ortez, en Honduras, renunció en julio de 2009 al mismo cargo al no haber podido reconstruir su credibilidad política luego de haber dicho, siendo representante de Relaciones Exteriores por una semana, que Obama era sólo un negrito y que no sabía dónde estaba Tegucigalpa.
En Colombia, Fernando Londoño, quien ocupaba la misma cartera (y la de Justicia, pues en el país sureño van juntas) tuvo que renunciar ante la sola insinuación de contemplar elecciones anticipadas, tras el fracaso del referendo del 25 de octubre de 2003 sobre la reelección presidencial.
Enrique Ortez, en Honduras, renunció en julio de 2009 al mismo cargo al no haber podido reconstruir su credibilidad política luego de haber dicho, siendo representante de Relaciones Exteriores por una semana, que Obama era sólo un negrito y que no sabía dónde estaba Tegucigalpa.
Hani Kawasmeh, el ministro palestino, renunció a esta cartera en mayo de 2007. Luego de haber logrado un consenso enorme para su designación, tuvo que declinar al no poder comprometer a los líderes de los movimientos Hamas y Fatah en un pacto para controlar y moderar los enfrentamientos en Franja de Gaza.
Ramón Rodríguez Chacín, hombre calificado de heroico por el presidente Chávez, renunció en septiembre de 2008 al no haber podido trabajar en conjunto con la policía para bajar las cifras alarmantes de delincuencia en la bolivariana Venezuela.
En agosto de 2000 renunciaba al puesto francés Jean-Pierre Chevenement, luego de venir confrontándose continua y abiertamente con el premier, Lionel Jospin, por el otorgamiento de mayor independencia económica, política y fiscal a Córcega.
Kunio Hatoyama dimitió a la cartera japonesa en julio de 2009 luego de acusar a Yoshifumi Nishikawa, presidente del Japan Post (el servicio postal nacional), de vender, en un proceso turbio, la compañía pública Kampo-no-yado (lugar residencial para pensionados) a un precio risible, lo que representaba un enorme boquete en las finanzas estatales, además de un gran conflicto de intereses entre lo público y lo privado, y claro, un verdadero revés para el gobierno, cuyo silencio ante la ola privatizadora le costó experimentar una enorme fractura política posterior.
Después de tres días de atentados terroristas en Bombay, el ministro de India, Shivraj Patil, renunció en noviembre de 2008 tras conocerse el número de caídos por estas acciones: poco más de doscientos muertos.
En enero de 2008 Belisario Velasco presentó su renuncia al mismo puesto en Chile, teniendo como telón de fondo, nunca formalmente, el asesinato de un estudiante universitario mapuche, uno, a manos de los Carabineros: la policía militarizada (que tiene en su haber un amplio expediente previo de actuación asesina).
La cartera de Gobernación es un factor decisivo para la vida democrática de cualquier país occidental, pues es responsable de coadyuvar en la conducción de las relaciones del Poder Ejecutivo, y sus equivalentes, con los otros poderes del país en cuestión y de fomentar, así sea de manera promedio, la convivencia armónica de todos los factores de poder o no, políticos, económicos y sociales, para el bienestar de todos, tarea obligada desde la perspectiva de un Estado de Derecho.
El reciente botón mexicano y el espejo uruguayo
Podríamos poner muchos ejemplos más en donde la ausencia de la Secretaría de Gobernación ha redundado en problemas que se han elevado a la categoría de endémicos, entre ellos los relacionados con la seguridad pública e interna del país y, por ende, aquellos que hablan de la realidad del sistema penitenciario específicamente.
Los datos sobre la seguridad, en la mayoría de los países occidentales civilizados, son casi de uso exclusivo de la cartera de Gobernación, del Interior. No por nada, para no ir muy lejos, ni en el tiempo ni en el espacio, en Uruguay, hace apenas dos años Rafael Paternain, el director del Observatorio de Violencia y Criminalidad, un organismo al que el Ministerio del Interior tenía que consultar forzosamente en todo momento antes de dar cifras por su cuenta en relación con esa realidad, renunció a su cargo después de que el citado Ministerio dio a conocer a la opinión pública unos números respecto a los delitos de aquel país a los que el Observatorio nunca tuvo acceso; números, pues, que éste nunca verificó y que, por ende, habían sido susceptibles de ser manipulados.
Es decir que, para el caso uruguayo, la mera sospecha de manipulación de cifras fue motivo suficiente para una renuncia digna, si así se la puede calificar, por parte del sociólogo Paternain.
En México, a propósito de lo ocurrido en Apodaca, Nuevo León, por no mencionar más casos, en donde mataron a 44 reos de ese penal, presumiblemente del cártel del Golfo, y de donde se fugaron otros treinta, presumiblemente del cártel de los Zetas, sería válido cuestionar si ése no es un foco rojo que tenía que haber prevenido la Secretaría de Gobernación en el ámbito de sus funciones respecto a la vida carcelaria de México.
Si eso no es permitir que un foco rojo de emergencia nacional haya crecido de manera irresponsable, sin atención alguna de parte de la cartera del Interior, que, en principio, es la que debe atender y prevenir este tipo de emergencias preocupantemente reales, supongo que seguiremos sin escuchar hasta ahora que el secretario en cuestión se va de su puesto “por motivos personales”. ®