Los perros del Cuerpo de Bomberos de Rosario

La unidad K9 de la Dirección General de Bomberos Zapadores

El fino olfato de los perros se ha convertido en una herramienta indispensable y valiosa para encontrar personas vivas —y muertas— en desastres y catástrofes naturales.

Baloo con uno de los bomberos de Rosario. Foto de radiorafaela.com

Un acto de valentía es saber cómo adiestrar a un perro para salvar vidas. Los bomberos son una parte esencial en la sociedad. Cuando se desata un incendio ellos están ahí para ayudar y restaurar la calma en medio del caos. Pero su labor no se limita solo a combatir incendios. También se encargan de adiestrar a los perros para que formen parte de su labor.

El perro cumple un papel importante dentro del cuartel. No sólo es su mejor amigo, juntos desarrollan funciones decisivas, ya que estos canes están entrenados para detectar peligros y ayudar en rescates. Esta dupla es una de las más queridas por la sociedad y forman un equipo poderoso en el que cada ladrido y cada acción son vitales para salvar vidas.

Leandro Rivero es un apasionado adiestrador y bombero, actualmente es subjefe de la unidad K9 de la Dirección General de Bomberos Zapadores de la ciudad de Rosario. Desde hace diez años se dedica con mucha pasión a esta noble labor. Su fascinación por las capacidades que poseen los perros, junto al profundo cariño y respeto que les tiene, es muy valorable, por esa razón decidió formar parte del adiestramiento de los canes.

En el cuartel Leandro es una pieza fundamental, su trabajo facilita las búsquedas de personas atrapadas bajo los escombros tras un incendio. Su camino no fue nada fácil. Cuando decidió capacitarse como adiestrador se enfrentó a un gran desafío, en aquel entonces no existían canes entrenados en el ámbito bomberil. A pesar de las dificultades que cargaba Leandro se comprometió con su formación. Las capacitaciones fueron constantes, ya que cada perro es único y requiere un enfoque adaptado.

Su dedicación y el deseo de mejorar lo impulsan a informarse continuamente para obtener mejores resultados.

Cuando decidió capacitarse como adiestrador se enfrentó a un gran desafío, en aquel entonces no existían canes entrenados en el ámbito bomberil. A pesar de las dificultades que cargaba Leandro se comprometió con su formación.

—Adiestrar es comunicar, los perros para esta tarea se seleccionan mucho antes de que nazcan. Se hace un cruce de sangre para que tengan una buena genética —dice Leandro.

Los canes específicamente que se utilizan en este proceso son una mezcla de golden retriever y labrador. Esta combinación no es casual, se hacen intencionalmente para obtener un can con un olfato fantástico y habilidades notables.

Los primeros entrenamientos comienzan a los 45 días de vida, y en estas primeras lecciones el premio es fundamental: se recompensa al cachorro con comida y caricias, construyendo un ambiente tranquilo y cómodo. Los perros suelen estresarse con facilidad, por ello Leandro se esfuerza por evitar cualquier comportamiento ansioso.

Una vez que completan su formación, alrededor de los ocho meses, están listos para salir al mundo y llevar a cabo sus primeras misiones.

—Como adiestrador —comenta Leandro—, los entrenamientos para los canes son muy similares a las labores que deben desempeñar, con la finalidad de que salgan más capacitados y seguros a enfrentar la vida en la calle.

Para tener un buen resultado como adiestrador en el cuartel Leandro se somete a la actualización constante de información, ya que deberá estar a la altura a cualquier situación con los canes.

La diferencia con los perros de hogar —las mascotas— y los perros de trabajo es que éste capta las órdenes de su adiestrador, va y hace su trabajo, que es el de buscar a personas vivas o fallecidas.

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El adiestramiento de estos canes toma tiempo y dedicación. Los entrenadores comienzan ocultando un olor genérico que representa el olor humano, incluso en condiciones difíciles, como, por ejemplo, cuando los cuerpos están enterrados bajo losas o escombros. La preparación de los perros es muy difícil, ya que requiere de múltiples medidas de seguridad; estos tipos de trabajos son muy desafiantes pues pueden desempeñarse bajo el agua o bajo la tierra.

La preparación de los perros es muy difícil, ya que requiere de múltiples medidas de seguridad; estos tipos de trabajos son muy desafiantes pues pueden desempeñarse bajo el agua o bajo la tierra.

Cuando el perro logra encontrar el olor que el adiestrador le mandó a buscar recibe una recompensa, lo que le enseña a asociar su descubrimiento con una experiencia positiva. Cuando finaliza sus entrenamientos lo hace de forma natural, ya está lo suficientemente entrenado para buscar ciertos olores, y también lo hace para complacer al adiestrador. Así, éste crea un vínculo muy fuerte con el animal —un vínculo que se genera desde antes de que nazca el cachorro, pues al propiciar intencionalmente la cruza de razas los adiestradores ya saben qué clase de cachorro será. Luego se hace un test de supervivencia para saber la capacidad que tiene el perro, cuanto más alto sea el test, mejor y más rápido va a resolver los problemas que detecte el can.

Finalmente, el adiestramiento de los canes no termina nunca, ya que son entrenados continuamente para mantener sus habilidades afiladas y adaptarse a nuevas técnicas.

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El año 2013 dejó un sabor amargo y marcó un capítulo oscuro en la historia de Rosario. En medio de un humo intenso, se vivió una fuerte conmoción por un devastador incendio en la calle Salta.

Aquella mañana, alrededor de las 9:30, el sol resplandecía en la ciudad. De repente el miedo se apoderó de Rosario, un edificio había sufrido una explosión, debido a una fuga de gas. El lugar estaba en llamas y el ruido del derrumbe que se estaba generando era devastador. El sonido de las sirenas rompió la tranquilidad habitual, alertando a los vecinos del horror que se desarrollaba. En ese momento los bomberos no se dieron cuenta de la magnitud del incendio.

Cuando llegaron al lugar del incidente la escena era impactante: las llamas devoraban el edificio mientras el humo oscuro ascendía hasta el cielo. Cuando los bomberos zapadores llegaron al lugar un edificio había caído por completo.

—Se encontraban tres edificios unidos; el del medio había implosionado. El edificio tenía nueve pisos —cuenta Néstor Villagra, exbombero zapador.

—En el lugar había personas durmiendo. Lo que me impactó fue ver cómo una pareja de ancianos estaba allí cuando el edificio se derrumbó —dijo Néstor Villagra.

Rescataron alrededor de sesenta personas, algunas con heridas muy graves. Luego de tres días de búsqueda los bomberos zapadores pudieron hallar los cadáveres de las personas bajo los escombros.

—Direccionaron y determinaron la ubicación donde estaban los fallecidos por el aplastamiento del edificio, nunca se fueron de la zona de trabajo. Pudieron diferenciar los olores genéricos de cada persona, ya que debajo de los escombros había varias personas —narra Darío, que forma parte del cuartel de bomberos zapadores.

Darío fue el encargado de trasladar a los canes desde la zona sur, donde está la unidad canina, hasta la calle Salta. Su olfato ayudó a encontrar a veintidós personas sin vida bajo los escombros.

Baloo es un perro entrenado con dedicación y amor por Leandro, la conexión entre ellos es fantástica. Baloo no sólo veía a Leandro como su entrenador, sino como un amigo. El can, con apenas ocho meses, se encontraba listo para debutar en la explosión de la calle Salta, acompañando a los bomberos zapadores. Es un ovejero belga, con un pelaje dorado oscuro y algunas manchas negras. Su primera misión fue hallar a personas vivas debajo de los escombros, un trabajo en equipo junto al personal y otros canes.

Entre los rescatistas no sólo Baloo estuvo allí, también se encontraban Negra, Pili y Parca, tres perras valientes que habían estado trabajando en el cuartel durante años. La experiencia de Negra, una cruza de golden retriever y labrador, la hacía una líder natural entre las demás.

Después de tres días encontraron a más personas muertas debajo de los escombros. Leandro estaba conmovido, nunca pensó que se enfrentaría a una situación tan trágica; la magnitud de lo que vio fue tan impactante que parecía sacada de una película.

El silencio paralizó a la comunidad; los vecinos, en estado de shock, se abrazaban y consolaban unos a otros mientras el edificio se derrumbaba lentamente.  

Cuando el incendio llegó a su fin Leandro corrió abrazar a su amigo Baloo. Estaba sorprendido por lo que un cachorro había logrado.

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Baloo se jubiló en el año 2022 y vivió feliz en la casa de Leandro, donde solía tomar sol en el patio. Estuvo diez años de servicio en la brigada canina. Tuvo hijos que actualmente trabajan en el cuartel. Es un perro muy reconocido por el trabajo que hizo en esos años. No sólo estuvo en la catástrofe de la calle Salta, gracias a su olfato se encontró el cuerpo de Chiara Páez, que fue víctima de un feminicidio.

Lo que ocurrió en calle Salta resalta la importancia de un adiestramiento bien realizado. Baloo, un perro excepcional, se destacó en su trabajo al especializarse en buscar dos tipos de olores: el de personas vivas y el de los cuerpos de personas fallecidas. Baloo murió en enero de este año.

—Lo que la sociedad tiene que saber es que no son perros para llevarlos a una exposición para generar ternura en la sociedad. Son perros adiestrados para una función especial que es encontrar a personas vivas, personas que están siendo buscadas, algunas de las cuales, lamentablemente, están muertas —dice Darío.

La unidad canina es un elemento muy importante en el cuartel de bomberos, tanto en un incendio o en trabajos de rescate, por eso entrenan todos los días, con calor o con lluvia.

En entrevistas con Néstor Villagra y Darío González nos enteramos del trabajo que hacen y de su adiestramiento. Leandro no solamente entrena a los perros en cualquier condición climática, su labor es constante y requiere una actualización permanente en las técnicas de adiestramiento.

Lo que ocurrió en calle Salta resalta la importancia de un adiestramiento bien realizado. Baloo, un perro excepcional, se destacó en su trabajo al especializarse en buscar dos tipos de olores: el de personas vivas y el de los cuerpos de personas fallecidas. Actualmente, en la brigada canina los perros son adiestrados para realizar una sola labor: unos buscan cuerpos sin vida y otros a personas vivas. ®

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Publicado en: Apuntes y crónicas

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