La formación de explorador de J. A. Benson, quien aparte de escritor es biólogo, se puede apreciar en esta obra literaria, pues muchos de sus personajes se ven inmersos en el conflicto por la búsqueda por satisfacer su curiosidad, ese deseo intenso de llegar hasta el final.
Quizás una de las fuentes más placenteras y estimulantes para el pensamiento humano sean las reflexiones metafísicas sobre el tiempo, la memoria y la identidad. Cuando tomamos la curiosidad filosófica que brota de esta búsqueda de verdad y la bañamos con narrativas de misterio, aventura y experiencias sobrenaturales tenemos como resultado la plaquet Yuxtaposiciones de lo fantástico, del joven escritor Jason A. Benson, con cinco relatos en los que las fronteras entre lo real y lo ilusorio se desdibujan.
La formación de explorador de Benson, quien aparte de escritor es biólogo, se puede apreciar en esta obra literaria, pues muchos de sus personajes se ven inmersos en el conflicto por la búsqueda —en ocasiones obsesiva— por satisfacer su curiosidad, ese deseo intenso de llegar hasta el final y encontrar “la verdad”, aunque ello pueda implicar el riesgo de perderse uno mismo en el camino.
Esta vocación exploradora está presente no sólo en los argumentos y acciones de los cuentos de Benson, sino también en los diálogos de algunos de sus personajes, que en más de una ocasión transmiten el ideal del autor por llevar las fronteras entre lo real y lo sobrenatural hasta nuevos límites, como en este fragmento de “El merodeador nocturno”:
Estoy aquí con un propósito sencillo, el mismo que hace que el humano se aventure en naves que caminan sobre el agua, por la misma razón que los científicos observan el cosmos microbiano: por deporte, por curiosidad y porque pueden. Pero principalmente por la búsqueda de asombro, el anhelo de maravillarse con lo extraño, soy un explorador errante.
La vocación de Benson también se puede apreciar en la recreación de los escenarios donde transcurren sus historias, en particular en los espacios naturales y sociales, donde sus conocimientos científicos aportan descripciones que dibujan en la mente del lector hasta el más pequeño detalle. La claridad con la que describe una vieja cabaña, un bosque europeo o una cafetería antigua permite que la imaginación tenga las herramientas necesarias para experimentar estos escenarios en toda su complejidad.
Son varios los cuentos de Jason que me remiten a su vez a las texturas del universo borgiano, esa biblioteca inmensa de mitologías en la que habitan relatos de otros seres, de otras dimensiones, de misterios tan longevos como el tiempo. Uno de los recursos narrativos más empleados por el autor, y que precisamente coincide con los cuentos del Borges, es el de la intertextualidad: la construcción de textos referenciados dentro del mismo texto, un recurso que dota de verosimilitud a las historias fantásticas que esta plaquet nos ofrece. Gracias al uso efectivo de este recurso el joven escritor logra desarrollar un contexto histórico para varios de los acontecimientos, construyendo un pasado para los lugares, personajes, mitos y objetos que protagonizan sus relatos. Esto lo vemos, por ejemplo, en el cuento “El grimorio de la salamandra”, en el que el protagonista entra en contacto con un libro misterioso creado por una antigua organización monástica llamada Los Caballeros Caudados.
Uno de los recursos narrativos más empleados por el autor, y que precisamente coincide con los cuentos del Borges, es el de la intertextualidad: la construcción de textos referenciados dentro del mismo texto, un recurso que dota de verosimilitud a las historias fantásticas que esta plaquet nos ofrece.
El autor argentino no es la única influencia presente en la obra de Benson, pues las atmósferas de suspenso y los “objetos místicos” que abundan en sus cuentos parecen recobrar la herencia de autores más inclinados al horror, como H. P. Lovefract, Edgar Allan Poe o Stephen King. Y es que, si algo destaca en estos relatos, es la habilidad de Jason para transmitir las emociones que la incertidumbre y el misterio suelen provocar, como son miedo, coraje, desesperación, confusión y pasión.
En los relatos integrados en Yuxtaposiciones de lo fantástico hay también muchas frases memorables que revelan parte de la visión metafísica del autor, si bien es en “Perdidos en Utersberg” —el cuento más largo— en el que más abundan. Veamos, por ejemplo, el siguiente fragmento: “Somos quienes mantenemos vivos a los dioses. El olvido es la muerte de la divinidad. Ellos quieren que creas”. O este otro fragmento del mismo cuento: “La mitología está plagada de héroes, seres imperfectos escogidos por los dioses para demostrar las bondades de la pericia humana. Pese a sus desperfectos, nuestra especie siempre tendrá redención”.
Por supuesto, el creador de esta plaquet todavía tiene un largo camino largo por explorar, en el que seguramente irá mejorando la construcción de sus mundos místicos, pues sus cuentos no están exentos de detalles que a veces ponen en duda la verosimilitud del relato, como son la presencia ocasional de diálogos forzados o de saltos bruscos en el desarrollo de las escenas.
Yuxtaponer lo fantástico, en este caso, resulta ser la especialidad del autor, por lo que el primer libro de cuentos de J. A. Benson probablemente despertará el interés de los aficionados a la ciencia ficción, el horror y la aventura. Es probable que su lectura, como ocurrió con este lector, lo transporte a escenarios tan increíbles como siniestros de la imaginación, ahí donde habitan las fuerzas misteriosas que todavía no comprendemos del todo. ®