Un estudiante universitario recién egresado se lanzó a competir por una diputación independiente y lo consiguió. Pedro Kumamoto dice que los ciudadanos pueden y debe participar en la política para promover cambios en favor de una sociedad más democrática.
Como seguramente ya lo saben, Pedro Kumamoto Aguilar es un joven de 25 años que ganó recientemente la diputación por el distrito 10 de Zapopan, en la capital jalisciense —un distrito con uno de los mayores índices de población universitaria, de clase media, media alta y alta, y en donde tradicionalmente ha ganado el Partido Acción Nacional. Kumamoto nació en Guadalajara en 1990 y en las elecciones del 7 de junio obtuvo más de 50 mil votos —38%— como candidato independiente y con un presupuesto irrisorio —18,626 pesos de dinero público y 224,273 pesos de donaciones—, si se le compara con los millones de pesos de los grandes partidos. En torno de él se agrupó un numeroso equipo de voluntarios, estudiantes en su mayoría, que hicieron una extraordinaria y activa labor de propaganda en los medios sociales y en la organización de la campaña, incluso en el conteo de los votos al pie de las casillas. Su triunfo en la contienda electoral llamó la atención de medios nacionales y extranjeros y las notas y entrevistas se cuentan por cientos.
En 2008 Pedro Kumamoto vivió unos meses en la Ciudad de México con la intención de ingresar en la UNAM para estudiar arte dramático, pero no fue aceptado; lo mismo sucedió cuando quiso entrar al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, aunque estuvo entre los cincuenta finalistas. Había trabajado como mesero en un restaurante del Centro Histórico pero ahí, le dijo al diario tamaulipeco La Tarde, no recibía un trato respetuoso.1 Frustrado, regresó a la casa de sus padres, en Zapopan.
Ahora, recién egresado de la carrera de Gestión cultural del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente —con 9.9 de promedio—, Kumamoto asumirá el cargo de diputado a la LXI Legislatura del Congreso del Estado de Jalisco el 1 de noviembre. Aunque será uno —y el primero— independiente entre otros 38 diputados de seis partidos políticos, Kumamoto tiene el respaldo de miles de ciudadanos, a los que les exige una participación real y efectiva en la “arena colectiva”. Aquí, una conversación sobre sus ideas.
Lo personal es político
—Vienes de la gestión cultural y vas a la gestión de la cosa pública… Decía Groucho Marx que “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. ¿Qué es la política? ¿Cuál será tu papel en ese ámbito?
—A Groucho Marx lo respeto y admiro en muchas cosas, pero no coincido con su definición. “Lo político” o “la política” es una dimensión humana transversal. Nos acompaña en el día a día y para mí es algo mucho más simple: es el acto de participar en la arena colectiva. En algunas ocasiones participamos porque nos interesa y en muchas otras la arena pública se inmiscuye en nuestra vida, de ahí que coincida con [Carol] Hanisch cuando afirma que “Lo personal es político”.
En la esfera de la gestión pública busco que mi papel sea el de catalizador del debate público, un mediador o puente. Entre la sociedad y el Congreso, entre las distintas posturas o ideologías, entre los partidos políticos, entre quienes creen que se debe repensar (¿reformular?) al Estado y quienes lo ven consolidado. Creo que el diálogo es una de las últimas prioridades en las agendas legislativas y debería ser la principal; desde mi perspectiva es la esencia misma del parlamentarismo.
—Bueno, Groucho era un humorista, lo cité porque hasta hace poco tú organizaste espectáculos de stand up comedy; dejémoslo en paz, esto es serio. Impunidad, corrupción, inseguridad, pobreza, educación… Los problemas que aquejan al país son muchos y muy graves. ¿En cuáles de ellos se centrará tu agenda como diputado independiente?
—Todas las problemáticas son muy importantes. Personalmente la inequidad, en su sentido amplio, es un tema que me interesa mucho. Es importante mencionar que muchos de los problemas que mencionas no son competencia de un legislador local, mi campo de acción está limitado por la centralización que ha recobrado bríos en nuestro país.
Sin embargo, no podemos quedarnos cruzados de brazos, por eso esta diputación tiene como centro la participación ciudadana. Un tema que para muchas personas es lateral, para nosotros significa la posibilidad de articular las herramientas para que las agendas de la sociedad puedan transitar. Sin importar el espectro ideológico, la condición social, el sexo o campo profesional las personas deben poder incidir en la agenda pública. Eso es lo que permiten mecanismos de participación ciudadana como el plebiscito, el referéndum, la consulta popular o los presupuestos participativos. Desde mi perspectiva, es la semilla de una democracia realmente consolidada.
—¿De izquierda, liberal? ¿Has hecho el test de Political compass? ¿Lo harías para los lectores?
—Justo me describiste. Así salgo en el test. Lo hice por curiosidad hace un año y creo que me mantengo en el mismo espectro. Te anexo la imagen con el resultado.
—¿Cuál es tu punto de vista sobre la legalización de las drogas?
—Creo que el tema de la legalización de la marihuana con fines medicinales debe suceder. También creo que debemos de discutir sin fobias sobre qué modelo nos puede redituar mayores beneficios en tópicos sanitarios, de seguridad y de control.
—Me gustaría saber más de lo que piensas sobre este tema. ¿Por qué no la marihuana o la cocaína o cualquier otra droga para la recreación, como sucede con el alcohol o el tabaco? Si aspiramos a construir una soiedad verdaderamente libre deberíamos de despojarnos de todo tipo de prejuicios.
—La arbitrariedad en la selección de las drogas que consideramos legales proviene de concepciones poco analíticas. Por eso lo que propongo es que verdaderamente le entremos al debate. Sí, desde una perspectiva de libertad, y que también analicemos las problemáticas de salud pública, seguridad y de acceso que podríamos evitar o que se generarían. Lo que es muy claro es que este modelo de “combate” está presentando resultados terribles en todas las esferas.
—¿Sobre el matrimonio homosexual?
—El matrimonio homosexual es un derecho universal que la Corte ya ha reconocido. Este pronunciamiento debe recordarnos que vivimos en un país que en su Constitución establece que nadie puede ser privado de derechos por su orientación sexual. Personalmente creo que es un paso necesario para tener una sociedad respetuosa de la diversidad.
—¿Y del derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo?
—Es un tema en el que me he comprometido a impulsar su debate público. Creo que hay problemáticas que van desde una perspectiva de salud pública, inequidad entre hombres y mujeres, apoyo a las madres solteras y, desde luego, las distintas perspectivas éticas que se plasman en este tópico. Creo que una discusión abierta, sin fundamentalismos ni superioridades morales es necesaria.
—¿Deben someterse a consulta los derechos de las minorías?
—Creo que los derechos no se deben consultar. También creo que los derechos son construcciones sociales que necesitan ser impulsados y conquistados por la población, esto significa que las minorías y el Estado deben de tender vasos comunicantes basados en sensibilidad y respeto para poder conocer las problemáticas y necesidades propias de ese grupo social.
Fue el Estado
—Ayotzinapa… ¿fue el Estado?
—He leído el artículo de [Esteban] Illades2 y me pareció una muy necesaria crónica que nos permite conocer de manera integral lo sucedido esa noche.
En estricto sentido, Ayotzinapa fue el Estado. Las investigaciones demuestran la participación de la policía, miembros de protección civil y el ejecutivo municipal como responsables y autores directos de tal atrocidad.
«Este crimen [Ayotzinapa] puede dejarnos preguntas para reflexionar si, en el sentido amplio, ¿es el Estado mexicano un espacio de violencia estructural y de injusticia? Yo creo que las respuestas podrían darnos líneas de acción en legislación y en políticas públicas.»
Sin embargo, este crimen puede dejarnos preguntas para reflexionar si, en el sentido amplio, ¿es el Estado mexicano un espacio de violencia estructural y de injusticia? Yo creo que las respuestas podrían darnos líneas de acción en legislación y en políticas públicas.
—¿Detestas a Peña Nieto? ¿Qué pasó con los 132?
—No se trata de filias o fobias hacia una persona. Se trata del rechazo al proyecto político que dirige o, por lo menos, comparte. Un proyecto autoritario, centralizador, depredador de los recursos naturales, vertical, sin creatividad y poco o nada dialogante con la sociedad pero entreguista a los grupos de poder. En aras de lo que él ha denominado como progreso o “Pacto por México” se ha menoscabado la capacidad deliberativa de la sociedad con sus autoridades. Yo no concibo un gobierno sin sus ciudadanos y eso es lo que más me preocupa del proyecto de Peña.
Sobre 132 creo que estamos empezando a vislumbrar sus resultados: el movimiento logró politizar a una generación de jóvenes urbanos que, al menos en Jalisco, están desarrollando proyectos muy interesantes. Yo no fui parte del movimiento, pero eso no significa que me sea ajeno. De alguna manera, el que hayamos llegado a la conclusión de participar en un proyecto electoral bajo la figura independiente le debe mucho a la coyuntura del 2012.
—¿Echarías abajo todas las reformas?
—Seguro existen componentes legítimos en las búsquedas dentro de las reformas. Sin embargo, lo más criticable a ese proceso, y por lo que no apoyo su desarrollo, viene del impulso autoritario y oscuro de su constitución: el “Pacto por México”. Un proceso sin controles ciudadanos, sin rendición de cuentas ni una mediación adecuada con la sociedad.
—¿Hay algún programa de Televisa que te parezca interesante? ¿Cuál fue tu experiencia al haber participado en Sin Filtro3?
—La verdad no tengo tiempo para ver televisión. He visto pocos programas de Televisa, pero de lo que he visto me ha gustado el periodismo de investigación en Punto de partida.
En Sin Filtro me fue muy bien. Conocí a varias personas muy inteligentes que forman parte de la nueva cara de los partidos políticos y espero que puedan desarrollar las reformas necesarias para que sus institutos cambien de raíz.
Los y las
—El periodista español Alex Grijelmo escribe en su libro El estilo del periodista que “Todo periodista —hombre o mujer— debe prestar atención a su lenguaje para no caer en usos sexistas pero tampoco absurdos lingüísticos. Hay que evitar un empleo discriminatorio de la lengua, pero no se puede terminar en el extremo contrario, que olvida el genio interno del idioma para fabricar una ingeniería lingüística según la cual palabras que no tenían género de repente lo encuentran y otras, que sí lo tienen, deben perderlo”. En lo personal, me parece muy chocante e innecesario el empleo de “los y las” para tratar de expresar respeto o igualdad de género… ¿También se debería de hablar así en la vida cotidiana?
—No se si “se debería”, soy alguien que no trata de obligar con sus imperativos personales a las realidades colectivas. Siempre invito pero nunca impongo. Yo lo hago por una búsqueda de equidad. Entiendo las críticas, sin embargo prefiero tardarme más tiempo en decir “los y las” que obviar en mis palabras a las mujeres.
Una mirada al mundo
—Son pocos los políticos mexicanos que se expresan en torno a problemas mundiales muy graves: Venezuela y Grecia, por ejemplo. ¿Cuál es tu opinión en estos casos?
—Creo que tendría que ser un poco más específica la pregunta. Lo digo porque de Venezuela podemos hablar del autoritarismo y la restricción a las libertades personales o podríamos hablar de los maravillosos proyectos comunitarios como los emprendidos en el campo musical encabezados por Dudamel. Lo mismo podría suceder con Grecia. Todo depende de la materia que analicemos del país.
—En el caso particular de Venezuela me refería al autoritarismo, que mencionas, a la feroz represión y hasta el encarcelamiento de la oposición, censura a los medios y a la debacle de la economía… En cuanto a Dudamel, músico extraordinario y chavista, como él mismo lo dijo, se le criticó duramente que interpretara un mambo, con los músicos Abreu y Christian Vásquez, el día que mataron a muchachos en la calle —4 de febrero de 2014—, aunque luego publicó un comunicado de diez líneas que decía: “Lo lamento”. Podrán ser muy lindos esos proyectos con los niños, pero Dudamel es cómplice de un régimen antidemocrático… “El talento sin probidad es un azote”, dijo, paradójicamente, Simón Bolívar. En marzo de ese año, al frente de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, Dudamel dio un concierto en Montreal. En una entrevista con Michael Cooper para la serie Time Talks del New York Times Dudamel declaró que en Venezuela “vivimos el mejor de los mundos posibles”.4
—Creo que ningún proyecto, económico o político, puede restringir las libertades de sus habitantes. No coincido con quienes piensan que son “males necesarios” para lograr el desarrollo.
—La izquierda radical de Podemos ha ganado espacios en España, y Syriza está en el poder en Grecia. ¿Qué opinión te merecen esos partidos, sus líderes, sus programas?
«Soy crítico de la aparente falta de apertura y capacidad de deliberación que se le ha visto últimamente a Podemos. Este mal de hacer listas cerradas como exigencia de Pablo Iglesias y el hermetismo con el que trabaja la alta jerarquía del partido podría empezar a emular a “la casta” a la que se critica.»
—Los dos partidos son alianzas entre una compleja red de izquierdas. Por ello es difícil generar una opinión unitaria a un objeto tan heterogéneo. En los dos espacios confluyen desde anarquismos hasta socialdemocracia. Saldada esta primera consideración, creo que los dos partidos han representado un verdadero reto para los sistemas partidistas tradicionales. Me da gusto que los espectros políticos deban renovarse y dar cabida a programas que por mucho tiempo se mantuvieron marginados. Debemos recordar que estos dos países están sumergidos en una gran crisis generada por la derecha, sus despilfarros y su limitada capacidad para hacer frente a los retos micro y macro económicos.
También soy crítico de la aparente falta de apertura y capacidad de deliberación que se le ha visto últimamente a Podemos. Este mal de hacer listas cerradas como exigencia de Pablo Iglesias y el hermetismo con el que trabaja la alta jerarquía del partido podría empezar a emular a “la casta” a la que se critica. Por eso, sería de la idea que estos partidos dieron una bocanada de participación ciudadana a sus respectivas democracias y ahora tienen una responsabilidad mucho mayor: ¿Cómo institucionalizar la participación sin volverse tiranías? ¿Cómo innovar los programas económicos sin generar agendas revanchistas o inviables? ¿Cómo mantenerse autocríticos y eficientes?
—Seguramente son muchos más de tres los libros que han cambiado tu vida, pero ¿cuáles les sugerirías a los jóvenes interesados en los problemas sociales?
—Para entender una nueva perspectiva del desarrollo, de los límites y objetivos de los Estados, sugiero leer a Amartya Sen en Desarrollo y libertad. Por su espíritu de innovación y por la claridad de las búsquedas Joseph Stiglitz es un autor muy interesante, tanto sus libros de texto como aquellos en los que problematiza a la globalización son sumamente ilustrativos.
—Ya casi no estás en Facebook… ¿lo abandonas?
—Ya casi no tengo vida personal, espero que poco a poco la pueda recuperar. Extraño a mis amigos, pero vale la pena. Esto, sin duda, vale la pena. ®
Notas
1. “Del #Yosoy132 al Congreso de Jalisco”, La Tarde, 29 de junio de 2015.
2. Esteban Illades, “La noche más triste”, Nexos, enero de 2015.
3. Sin Filtro es “Un programa de análisis político nacional e internacional donde quienes opinan son jóvenes universitarios, independientes, críticos y totalmente sin filtro”. El programa, conducido por Genaro Lozano, se emite por Foro TV desde el 28 de octubre de 2012 y el primer tema que se trató fue el de “la democratización de los medios de comunicación masiva”. Algunos de su integrantes, como Antonio Attolini, fueron integrantes o simpatizantes del movimiento YoSoy132, aunque las cuentas oficiales de #Yosoy132 en Twitter se deslindaron del programa y de Antonio Attolini como vocero.
4. La entrevista puede leerse aquí. Peor aún, el Sistema de Orquestas ha sido denunciado por el periodista Geoffrey Barker en su libro El Sistema. Orchestrating Venezuela’s Youth.