De los libros que me he leído en este año he elegido los que más me han inspirado más en cuanto a temas sociales. No sólo porque su contenido invita a la reflexión sino porque enseñan que, detrás de cada nota de prensa, de cada anécdota, hay personas vivas, llenas de sentimientos, añoranzas y un pasado encarnizadamente vigente.
Little Brother, Cory Doctorow, 2007
Marcus Yallow tiene diecisiete años y es un hacker. Cuando San Francisco sufre los peores ataques terroristas de su historia es detenido por conspiración. Tras una aberrante humillación por la policía estadounidense Yallow y sus amigos deciden vengarse del sistema y desenmascarar al Estado policial.
La clara referencia al Big Brother de George Orwell aparece durante toda la novela. El adolescente, experto en ordenadores y tecnología, describe con detalle cómo funcionan los sistemas de vigilancia que encuentra incluso en su escuela. La paraonia de seguridad nos sitúa en un Estados Unidos rendido al miedo y dispuesto a cazar al más ínfimo insurrecto.
La novela es un retrato de las nuevas generaciones, las que han crecido con un mouse en mano y con las contradicciones de la libertad del sistema. También nos remite a los niños de El señor de las moscas, empujados a tomar decisiones maduras y siniestras, más allá de su edad y su experiencia.
Doctorow ha hecho un excelente trabajo de investigación con la ayuda de periodistas, hackers y desarrolladores de software. A pesar de que en algunos momentos el lector no especializado puede perderse, el lenguaje de la novela permite la fluidez (Yallow narra su historia en primera persona). La exactitud le da credibilidad a las descripciones técnicas y transmite ese sentimiento de persecución.
La novela está disponible gratuitamente para descarga en bajo la licencia Creative Commons. (En inglés.)
Ejército enemigo, Alberto Olmos, 2011
Santiago Serrano, protagonista de esta historia, es todo menos un revolucionario. Es un personaje ruin, cínico y vacío. Trabaja para una agencia de publicidad y es consciente de que su trabajo consiste en engañar para vender. Daniel Mansilla es lo contrario. Ha dedicado su vida al trabajo en ONGs y es estimado por decenas de personas. A pesar de todo, mantienen una amistad que se ha forjado a base de intentar convencer, el uno al otro, de sus ideales.
Después de que Daniel es asesinado Santiago recibe la contraseña de su mail. Esto le lleva a investigar, con técnicas poco legales, qué hay detrás del asesinato de su amigo y por qué últimamente éste había abandonado la lucha social. “La solidaridad ha fracasado” es el slogan que Santiago le ha vendido a Daniel. Y a ambos les pasará factura.
Olmos critica sin contemplaciones a las ONGs con un estilo que a veces se acerca al periodismo. Para los que amamos la documentación resulta imprescindible conocer los argumentos del protagonista. A pesar de que al principio puede parecer redundante y poco atractiva, el misterio de la muerte poco a poco va tomando relevancia, lo cual dota a la novela de altas dosis de acción e intriga. Las dudas que provoca el libro son válidas y precisas, tomando en cuenta que en la actualidad parece que manifestarse es ser cool. Especialmente en España, donde se desarrolla la trama.
Generación Tch!, Benjamín Escalonilla, 2011
Si se quiere un texto hipertextual no es necesario bajarse un PDF lleno de links. Es posible tenerlo en papel. Benjamín Escalonilla hace de su novela un blog y, por ende, una historia infinita.
Al contrario de Little Brother, Escalonilla nos presenta a la generación anterior de activistas, la que está frustrada y confundida, que aún confía en el amor de pareja y cuyos mayores problemas son la infidelidad y no tener dinero suficiente para comprar vinilos. Pero que, a pesar de esto, no se rinde.
El libro relata las aventuras de un grupo de activistas espontáneos. Presenta a personajes con los que podemos identificarnos y que están inmersos en un mundo cómodo pero en decadencia. El protagonista, un diseñador gráfico en sus treintas, despierta un día cuestionando la realidad en la que vive y decide emprender acciones. La historia comienza en el cero y el lector recorre con los personajes la formación del grupo, la planeación de actividades, su realización e incluso la decisión de un nombre para el movimiento. La novela está llena de cervezas, música, amigos, trabajo, bromas, sexo y amor.
Al contrario de Little Brother, Escalonilla nos presenta a la generación anterior de activistas, la que está frustrada y confundida, que aún confía en el amor de pareja y cuyos mayores problemas son la infidelidad y no tener dinero suficiente para comprar vinilos. Pero que, a pesar de esto, no se rinde.
Tch! es hoy un colectivo.
Un día volveré, Juan Marsé, 1982
Esta novela narra la historia de Jan Julivert, un antiguo anarquista salido de la prisión. La historia comienza cuando Jan vuelve a Barcelona y se reencuentra con los fantasmas de su pasado.
Ambientada en la España de la posguerra, Marsé presenta las cicatrices internas de un personaje que parece haber enterrado con su pistola sus sueños de venganza. A pesar de su aparente sequía interna es empujado a rehacer su vida y a saldar cuentas.
Con un lenguaje claro pero a su vez exuberante en imágenes la historia, más que política, es un retrato de la intimidad. La amargura, el rencor y el resentimiento inundan el doloroso pasado de los personajes. Las descripciones del barrio de Gracia y del centro de la ciudad que hace el autor son exquisitas, más para los que tenemos la fortuna de conocer esta ciudad.
Personalmente, el marcado ambiente de barrio en la novela, a su vez atiborrado de personas pero desolador, me remitió a los cuentos de Juan Rulfo, en los cuales muchas veces todo queda dicho en los silencios y en las miradas.
La soledad de los números primos, Paolo Giordano, 2008
Finalmente, la que sería mi favorita. Esta novela no trata de revoluciones ni de reivindicaciones. Al menos no en lo social o político. Trata de las batallas del mundo interior, de las razones que llevan a alguien a forjar tal o cual personalidad, de las derrotas, las tristezas, y de cómo dos personas pueden coincidir y trazar líneas paralelas.
Alice y Mattia, como todos nosotros, tuvieron una infancia y, como la de todos, es el punto de partida del resto de nuestras vidas. Ellos no lo han tenido fácil. Accidentes, muertes y soledad marcan su destino. Mattia se convierte en un matemático. Alice sufre de anorexia y baja autoestima. A ambos les unen los silencios, las vergüenzas y una propensión a lo destructivo.
La soledad… es una novela del amor ausente y cómo éste crece con el cuerpo y el alma. Giordano también crece y madura. Se nota en su escritura conforme avanzan los capítulos. Cuando, por ejemplo, Mattia se ha hecho mayor, abundan las descripciones que utilizan palabras como arista, vértice, exponencial. Comprendemos mejor al personaje en cuanto éste puede poner en palabras (las de Giordano) el mundo que le rodea. A los lectores no nos queda más remedio que la empatía, el dolor y la aceptación. Y la sensación es exquisita y bella.
Leí en un blog que “Una vez leído el libro, da mucho que pensar, quieres hablar de él”. No puedo estar más de acuerdo. Giordano escribe de manera magistral. Chapeau!
Bonus: Do it!, Jerry Rubin, 1970
Publicado por primera vez en España hace unos tres años, este libro es un claro must para todo aquel que cree que el presente no es fortuito.
Se trata de un testimonio desfachatado de lo que se vivió en Estados Unidos a finales de los sesenta, escrito en primera persona por uno de sus protagonistas: Jerry Rubin. Narra, como si de su diario personal se tratase, sus experiencias e ideología. Nos deja claro el porqué de los movimientos hippies y yippies a la vez que humaniza a un sector de la juventud que ha sido mitificado en un aura de sexo, drogas y colores.
Las ilustraciones que acompañan al texto son un deleite y terminan de cerrar la experiencia del libro. Un viaje de ida y vuelta a un pasado con el cual podemos estar o no de acuerdo, pero que es importante e incluso divertido, conocer. ®
Bernardo Masini
¡Órale!
Ángela María también quedó muy impresionada con La soledad de los números primos. Entiendo que hay película también.