Cuando no halles a dónde ir,
busca el absoluto.
Cuando no tengas salida,
busca el absoluto.
Cuando se acabe el aire,
busca el absoluto.
Cuando llegue la noche y el mundo sea pequeño,
busca el absoluto.
Cuando el tiempo para esperar quede vencido
y los tiempos divinos indiferentes,
ferméntate dentro de los oídos,
busca el absoluto.
Cuando el silencio crezca, pero se ahonde el pantano
y tu apariencia sea una sombra que observa,
cerca, muy cerca,
busca el absoluto.
Cuando, después del terror, llamen a tu puerta,
extiende tu mano como si estuvieras dispuesto a perderla,
y mientras (mientras es lo eterno posible, el paraíso)
busca el absoluto.
Cuando la marea descienda, la lava descanse
y la tormenta quepa en una cubeta,
respira como el águila,
preserva el absoluto.
Y cuando, de verdad, asomarse sea una opción,
y las calles y fachadas retornen a su tedio habitual,
no repitas la búsqueda, no insistas,
que el absoluto ya te mira, no te pierde de vista,
te resguarda. Tú, que ahora las prisas te retrasan,
sé un gorrión, como el que pasa el día,
suelta el puño, mira el reloj, apúrate,
vive. ®
Nuevo Adeodato
Publicado en: Poesía
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