Pink Floyd y el vuelo de Algie

El nuevo proyecto de Battersea

Big man, pig man, ha ha, charade you are!
“Pigs (three different ones)”, Pink Floyd

Sus puertas se habían mantenido cerradas a los visitantes desde 1983, hasta un frío fin de semana de septiembre, cuando filas de nostálgicos ingleses acudieron a conocer el interior de la antigua central termoeléctrica de Battersea, como para reencontrar a un viejo amigo olvidado o descubrir un nuevo personaje fascinante.

battersea-Pink-floyd

Battersea es un barrio en el municipio de Wandsworth al sur de Londres. Su planta representa un patrimonio industrial para Gran Bretaña y significó una imagen trascendente en la carrera de Pink Floyd como portada de su disco Animals, de 1977. Al lado del Támesis, es un lugar emblemático que no figura en los folletos como sitio turístico excepto por el buen tino de un evento anual llamado “Open house”, en el cual diversos edificios londinenses de acceso restringido abrieron sus puertas por única ocasión. Encargada de proveer de energía a la ciudad durante medio siglo, Battersea se dejaría penetrar antes de convertirse en un ambicioso complejo comercial con departamentos de lujo, parques y almacenes de prestigio. En un plazo de diez años, aproximadamente.

Ésta solía ser una estampa habitual vista desde el tren entre las estaciones Vauxhall y Clapham Junction, rumbo al centro, pero se desconocían sus interiores. Esa vez había la oportunidad para explorar ese edificio, conocido y misterioso a la vez por su fachada de ladrillo art deco y dos enormes chimeneas blancas que semejan las columnas de un antiguo palacio.

La Battersea Power Station fue diseñada por sir Giles Gilbert Scott, integrante de una prestigiada familia de arquitectos, que también construyó el puente de Waterloo, la famosa cabina telefónica roja, otro icono londinense, y la catedral anglicana de Liverpool. De familia católica, concursó para construir esta iglesia en 1902 cuando sólo tenía veintidós años, lo que le atrajo notoriedad. A principios de 1930 la London Power Company le asignó el proyecto del esbozo del frente del edificio. Originalmente, el ingeniero Leonard Pearce se había encargado de los cimientos. El trabajo de Gilbert Scott consistió en darle una mejor proyección a su apariencia externa y eligió material de ladrillo, mármol italiano, pisos de madera y hierro forjado para las escaleras, cuyos restos aún pueden apreciarse. Battersea tuvo una vida activa desde 1933 y duró cincuenta años.

Muchos años después se rinde homenaje a su obra, y los visitantes no se inmutan por las cinco horas de espera en las filas. Algunos acamparon desde la noche anterior para asegurar el acceso inmediato. En su mayoría británicos, también se oían acentos asombrados provenientes de otras partes de Europa. La sorpresa impera en el limitado espacio y tiempo designado para los que esperan su turno con ansiedad, y los flashes fotográficos se proyectan como si se tratase de la alfombra roja para las celebridades. Pero es sólo una vieja planta que despierta la curiosidad de los veteranos que la conocieron en su apogeo y de los jóvenes que se familiarizaron con ella leyendo revistas, en internet o por el álbum de Pink Floyd.

¿Qué es lo que despierta la curiosidad por esta vetusta mole? La historia de Battersea tiene otras vertientes más afines a la cultura pop y rock más allá de la arquitectura. Quizá su imagen más representativa sea la que surgió de la cabeza de Roger Waters para crear la fotografía de la portada del décimo disco de Pink Floyd con el cerdo volador entre las chimeneas.

Los voluntarios encargados de controlar las filas no se dan abasto y exhortan a los visitantes a guardar sus cámaras una vez que entren para dar paso a los siguientes. Por dentro es sólo un recinto vacío; despojado de su techo se aceleró un desgaste progresivo. No hay sol, es una mañana nublada del otoño incipiente. Permanecen los vestigios de historias que se resguardan entre los muros de ladrillo y las columnas de hierro, oxidadas por la constante lluvia y la humedad. Otra larga fila de curiosos se forma afuera de una puerta con candado por la que todos miran a través del cerrojo. Un cuarto polvoso y en penumbra es cruzado por un frágil haz de luz. Algunos se retiran decepcionados al no encontrar una imagen sobrecogedora.

Por las noches la atmósfera es distinta a la de la visita matutina. Hay un ambiente fantasmal lo envuelve y el viento frío sopla mientras un aroma fétido emana de un recolector de basura.

¿Qué es lo que despierta la curiosidad por esta vetusta mole? La historia de Battersea tiene otras vertientes más afines a la cultura pop y rock más allá de la arquitectura. Quizá su imagen más representativa sea la que surgió de la cabeza de Roger Waters para crear la fotografía de la portada del décimo disco de Pink Floyd con el cerdo volador entre las chimeneas. Una obra musical en la que se hace una ácida burla del capitalismo: los perros representan a la ley, los cerdos a los mandatarios y las ovejas a los peones descerebrados. Un trabajo basado en la novela de George Orwell Animal Farm, aunque ésta es una crítica al comunismo.

“Have you heard the news?/ The dogs are dead!/ You better stay at home/ And do as you’re told/ Get out of the road if you want to grow old!” (¿Han oído las noticias?/ Los perros están muertos/ Deberían quedarse en casa y hacer lo que les digan/ ¡Salgan del camino si quieren envejecer!), cantaba la banda cuando se hallaba en uno de sus mayores momentos de popularidad, poco antes de llegar a la cumbre con The Wall.

En vez de un montaje que hubiese resultado menos costoso y más fácil de ejecutar, se realizó una producción con una sesión fotográfica de tres días. “Algie”, como se le llamó al famoso cerdo, creado por el artista Jeffrey Shaw, fue inflado durante varias horas, y los fotógrafos y el tirador contratados permanecieron inactivos la mayor parte del tiempo. Al segundo día los organizadores olvidaron llamar de nuevo al tirador y una racha de viento rompió las sogas que lo sostenían, liberando a “Algie”, que huyó por los cielos de Londres. El cerdo se perdió de vista a los cinco minutos, y los pilotos que despegaban del aeropuerto de Heathrow lo detectaron a una distancia de 30 mil pies de altura, lo que provocó un caos. Algunos vuelos se cancelaron mientras “Algie” paseaba por los aires. Aterrizó en una granja de Kent y, tras ser devuelto por un granjero y remendado, se realizó finalmente la toma definitiva.

En septiembre de 2011 se conmemoró en Battersea el 35 aniversario del lanzamiento de “Animals” con un nuevo cerdo hecho de PVC. Se pensó en reutilizar a “Algie”, que fue almacenado en un taller de Suffolk, pero debido al desgaste ya no se encontraba en condiciones de hacer travesuras aéreas, a diferencia de su padrino Waters. Hasta la fecha se mantiene como un emblema de los conciertos de este último y algunas réplicas se siguen utilizando, como la del último concierto en México en abril de 2012. Pigs in gigs!

Por las noches la atmósfera es distinta a la de la visita matutina. Hay un ambiente fantasmal lo envuelve y el viento frío sopla mientras un aroma fétido emana de un recolector de basura.

¿Qué es lo que le espera a Battersea? Durante años se especuló sobre su futuro después de que cesó su vida activa, y filas de inversionistas acudieron a presentar sus propuestas. Desde una galería de arte como sede del museo Tate hasta un parque de Disney o un estadio de futbol del equipo de Chelsea. Por la red circularon todo tipo de imágenes e infografías. Una de las más controvertidas fue la inversión de 188 millones de libras esterlinas de los empresarios hongkonenses Hwan, protagonistas de escándalos financieros en su país.

En julio de este año, según BBC News y el diario Evening Standard, se lanzó el plan maestro definitivo de renovación con capital de Malasia. El primer ministro, David Cameron, su contraparte Datuk Seri Najib Razak y el actual alcalde de Londres, Boris Johnson, acordaron una inversión para un proyecto urbano de ocho billones de libras. En un lapso de diez años se construirá en Battersea oficinas, parques, tiendas, más de tres mil casas y una nueva estación del metro, todo ello respetando la estructura original.

Un nuevo rostro para la vieja central de Battersea para las futuras generaciones. “Algie” voló entre sus chimeneas, y su imagen sigue plasmada en los aires para aquellos que dirijan su mirada al cielo. ®

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Publicado en: Apuntes y crónicas, Diciembre 2013

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