En el prólogo a Transgresión femenina. Estudios sobre quince escritoras mexicanas (1900-1946) (Mountain View, Ca.: Floricanto Press, 2010), compilado por Patricia Rosas Lopátegui, el escritor René Avilés Fabila apunta con acierto que no debe dividirse la literatura en femenina y masculina. La literatura debe evaluarse por su calidad literaria y no por el género de quienes la escriben. No obstante, los artículos críticos que se hacen sobre quince escritoras mexicanas —algunas de ellas muy poco estudiadas— son imprescindibles pues en el México del siglo XX se permitía a algunas mujeres el ejercicio del periodismo, pero no siempre se les daba el reconocimiento y el apoyo para la escritura de ficción. De tal suerte, el título que ha elegido Rosas Lopátegui es el adecuado, pues ocurre una transgresión femenina cuando en este contexto las mujeres rompen con una vida que no les satisface y construyen un camino para pensarse y ejercitar la escritura de los temas que les interesan, que no necesariamente tienen que ser autobiográficos, sino que se trata de una apuesta a la creatividad.
De las escritoras que aquí se revisan se seleccionan las nacidas entre 1900 y 1946, algunas de ellas tuvieron azarosas vidas o dificultades para convertirse en creadoras literarias. Las escritoras analizadas en este libro son Antonieta Rivas Mercado, Nellie Campobello, Guadalupe Dueñas, Josefina Vicens, Elena Garro, Rosario Castellanos, María Luisa Mendoza, Amparo Dávila, Inés Arredondo, Pita Amor, Luisa Josefina Hernández, Elena Poniatowska, Beatriz Espejo, Helena Paz Garro y Silvia Molina. Los textos que sobre ellas se escriben dilucidan nuevas miradas sobre su labor creativa, sus contextos y estéticas literarias.
La presencia de Nahui Olin y su leyenda, Antonieta Rivas Mercado, la gran mecenas de los Contemporáneos, y Nellie Campobello, bailarina y narradora de la Revolución mexicana, están unidas no sólo por un final trágico, sino por sus importantes aportes a la cultura nacional. Algunas de ellas, como Nahui, siguen condenadas al silencio y valoración de su obra, actualmente inconseguible, pues sobre ella sólo se erige la leyenda de la mujer loca, violenta y ninfómana que se paseaba por la Alameda en la Ciudad de México. Otra, Nellie Campobello, nunca mereció la atención de las autoridades culturales para protegerla y rescatarla del secuestro y la muerte misteriosa que tuvo. Si la compiladora de este libro destacó a estas dos autoras, ojalá su próxima tarea sea el rescate de la obra de Nahui Olin para que los comentarios y el rescate de su obra sean dialógicos y reivindiquen a una poeta que bien debe inscribirse dentro de los movimientos de vanguardia.
Transgresión femenina es un libro en el que los datos biográficos de las autoras se revisan e investigan minuciosamente, como es el caso de Guadalupe Dueñas, de quien se han dado fechas diversas sobre su año de nacimiento. Incluso en un artículo muy reciente Beatriz Espejo dice que nació en 1912 o 1908. No obstante, la fecha de nacimiento de Dueñas es a partir de ahora el 19 de octubre de 1910, pues la compiladora se dio a la tarea de investigar la verdadera fecha. Si comenzamos a estudiar a nuestros autores por los datos biográficos correctos será más sencillo hablar sobre su obra, releer los textos, que en el caso de Dueñas son memorables, pues como afirma el dramaturgo Reynol Pérez Vázquez, “Dueñas se consagró como artífice del horror”, y la brevedad narrativa donde los ambientes y situaciones configuran los espacios de lo siniestro sólo tendrían comparación con la obra de escritoras como Amparo Dávila o Inés Arredondo.
Dos figuras poéticas se revisan en esta antología: Pita Amor y Helena Paz Garro. En el primer caso se bosqueja su vida y obra con el artículo de Raúl Uribe y la entrevista de Elvira Macías para la revista Proceso. En el segundo se recogen estudios sobre la obra poética de Paz Garro, una de las poetas mexicanas más soslayadas por la crítica literaria, no obstante su gran calidad. Sobre esta autora se recoge una completa e interesante entrevista de Armando Ponce, un material que complementa lo que la poeta había confesado ligeramente en otras entrevistas, así como en sus Memorias (2003).
Amparo Dávila y Josefina Vicens son autoras de pocos libros, pero de gran factura literaria. Dávila y Vicens nunca formaron generación literaria y sus obras hablan por ellas mismas, de ahí la importancia de destinarles un lugar en este libro, material obligado para los estudiosos de estas escritoras.
El libro de Rosas Lopátegui es una herramienta muy útil para valorar, revalorar o describir a quinces escritoras mexicanas a través de la mirada de sus críticos.
Los autores de los ensayos son Adriana Herrera Téllez, Ermilo Abreu Gómez, Carmina Mignon, Reynol Pérez Vázquez, Gerardo Bustamante Bermúdez, E. Carmen Piñera, Esmeralda Ceballos, Raúl Uribe, Elvira García, Gilda Luongo Morales, Carlos Loya, Leticia Romero Chumacero, Alberto Chimal, Mariana Libertad Suárez, Evodio Escalante, Ansa Gabriela Hernández, Mara L. García, Kristen F. Nigro, Estela Leñero Franco, Carlos Rojas Urrutia, Teresa Dovalpage, Sandra Montoya, Armando Ponce, Alfredo Cabildo Salomón y Vianett Medina. ®