Las redes sociales virtuales y foros de discusión pública en la web en México son directamente proporcionales al nivel de debate que la incipiente democracia nacional ha alcanzado, a su escasa cultura política, su campechanismo valemadrista y a esa aparente necesidad de encontrar en lo banal y carente de gracia algo de que reírse.
La generalidad de los mensajes entre los usuarios de las diferentes redes sociales virtuales —que no son ni la mitad de los habitantes del país— se integra con elementos que terminan por convertirlos en espacios para el insulto explícito, la descalificación facilona —sin alcanzar siquiera la mínima intencionalidad de sarcasmo—, la futilidad de las historias que se cuentan, la discusión carente de argumentos y la creación intermitente y continua de sujetos-cliché al estilo de la consigna warholiana de los quince minutos de fama.Entre esa maraña de mensajes cuya trascendencia se refleja en la velocidad con que trascienden y son sustituidos por otros, destacó hace un par de semanas la figura de un sujeto ebrio que, ante la falta de interés de un reportero por conseguir una nota informativa valiosa en medio de la noche, se convierte en el protagonista de una suerte de narración pseudoperiodística moralizante sobre los efectos de beber alcohol en exceso.
Su “nombre” o referencia alcanzó fama con la misma velocidad que puede pronunciarse el título final recibido: “FUA”. En las primeras horas de su entrada a YouTube había superado las 10 mil visitas. Antes de ser eliminado por copyright, a demanda del sitio de noticias que lo publicó originalmente, el clip original sumaba 379,107 reproducciones.
Un segundo video “original” que prevalece en ese portal entre otras versiones con audios o imágenes editadas, además de remixes de canciones de géneros musicales variopintos, contaba hasta el momento de la redacción de este artículo con 264,135 visitas y un total de 498 comentarios al respecto, todos en español, de lo que puede inferirse su origen en el conjunto de usuarios de YouTube de México.
En el caso de twitter, los comentarios respecto del “FUA” se mantuvieron en los primeros diez del trendig topic para México durante una semana a partir de su aparición. Menos de un par de semanas después había sido sustituido por
El borrachín de marras y su discurso antiderrotista superó (como ocurre generalmente en esa nueva convivencia social entre lo virtual y lo real-en tanto que tangible) el ambiente web y brincó a las pantallas de televisión, señales de radiodifusoras y entró a las conversaciones entre grupos y familias; apareció en mítines políticos, en los twitters de legisladores y gobernantes, de presentadores de noticias como el propio Joaquín López Doriga, entre otros.
En su segunda semana de fama el sujeto comienza a aparecer en otro video, pero sobrio, para finalmente presentar el mismo discurso, con una intensidad similar en cuanto a su intencionalidad, pero de menor patetismo gracioso. El video tenía 474 mil visitas y 2,895 comentarios al momento de escribir el presente texto.
De la misma naturaleza del “FUA” queda el recuerdo de Guillermo López Langarica, ya fallecido, y por cuyo nombre probablemente sólo muy allegados a él podrían identificarlo. Aunque para los cerca de seis millones de visitantes que habría sumado el video en el pico de su momento de fama warholiano el nombre clave era “el Canaca”. La fama del sujeto, también ebrio, llegó a tal grado que cuando falleció, la noticia del hecho fue transmitida en horario estelar en El Noticiero de Joaquín López Dóriga. El video de la nota tiene al momento 3.4 millones de visitas. Los dos videos, la nota original que dio pie al post en YouTube y la de su muerte fueron reporteadas y difundidas originalmente por Televisa.
Hace cinco años “Édgar se Cae” catapultó a la fama efímera a un adolescente rollizo que caía a un riachuelo en medio de una sarta de insultos a un amigo que saboteaba su cruce. A la fecha, el video contabiliza 26,183,403 visitas, con 29,110 mensajes al pie.
Entre esa maraña de mensajes cuya trascendencia se refleja en la velocidad con que trascienden y son sustituidos por otros, destacó hace un par de semanas la figura de un sujeto ebrio que, ante la falta de interés de un reportero por conseguir una nota informativa valiosa en medio de la noche, se convierte en el protagonista de una suerte de narración pseudoperiodística moralizante sobre los efectos de beber alcohol en exceso.
La espectacularidad de “Édgar” llamó la atención de los ejecutivos de publicidad de Gamesa, que terminaron por pagarle cerca de tres millones de pesos por los derechos del video para editar un spot comercial para las galletas Emperador, en el cual, “Edgar”, cobró venganza. El video tiene hoy poco más de siete millones de visitas. También inspiró, entre otras réplicas, un segmento de un capítulo de El Chavo Animado y otro de Huevo Cartoon.
A esta vulgar —por común, vacua y repetitiva— manera de entretenimiento para los usuarios de Internet y alguno que otro extrawebhabitante, se suma otra forma de uso democrático de las redes sociales virtuales y de los “foros públicos” que los medios masivos han abierto en aras de establecer una relación más directa con sus audiencias, ya sea para obtener provecho o cumplir su función como proveedores de información pública —entendida ésta como herramienta para la toma de decisiones de una sociedad.
En su “Crítica del ciberdemocratismo”, publicada en agosto del año pasado en la revista Nexos,1 José Antonio Aguilar Rivera hace referencia a esta ansia políticamente correcta y autodemocratizante y de los medios de información como una forma de “democratismo”, basado en la apertura indiscriminada de los espacios para la audiencia que terminan por convertirse en una Babel de considerandos en suma incomprensibles, surgidos de contextos ideológicos o mínimas percepciones subjetivas y muchas veces virulentos, histéricos, ofensivos: centros virtuales de descarga emocional donde la razón es un lujo.
La ausencia de razón se recarga y produce un mayor peso negativo con la infinidad de faltas ortográficas, sintaxis inadecuada, confusiones básicas en la redacción, datos erróneos, pero sobre todo esa perceptible ansia de destacar así sea vía el encono y la provocación. Quienes opinan y comentan quieren ser leídos y se esfuerzan por lograrlo a través de la violencia verbal o el chascarrillo fácil y poco gracioso.
Frente a ello los medios de información, en su mayoría, tratan de hacer un filtro o una labor de community management ineficiente o simplemente intentan equilibrar el espacio, definir editorialmente, pero con tibieza, siempre preocupados por el reclamo de la violación a la libertad de expresión, el fantasma de la censura y su propio miedo a eliminar lo dicho por alguien, como extrapolando esa libertad que tanto defienden en sí, hacia los otros, sin importar si los otros se equivocan: quizá me parezca ofensivo, grosero, redundante, imprudente o estúpido tu dicho, pero defenderé tu derecho de expresarlo ante y aunque pase por encima de todo criterio responsable en el diálogo y el debate públicos.
“En el corazón de este fenómeno hay una creencia que funda el democratismo: todas las expresiones son iguales y todas, hasta la más absurda, deben ser escuchadas con el mismo respeto. Todos tenemos derecho, no sólo a expresarnos, sino a ser publicados”, considera Aguilar Rivera. La premisa del democratismo obliga por tanto a tomar lo dicho por el personaje de Clint Eastwood en la película El novato: “Las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene uno”, y añadirle que ese culo debe ser respetado aun cuando no cuente con los atributos de la belleza o, incluso, apeste.
Los ejemplos pueden estar cualquier día en un periódico en línea, ya sea nacional o local, del país, o una red social como Facebook o Twitter, pero por su peculiaridad y momento de ocurrencia, recurrir a dos específicos del año pasado permite ejemplificar con mucha claridad lo dicho antes.
El 18 de mayo de 2010 el editorial del periódico El Universal, titulado “El discurso de odio”,2 refería las reacciones generadas entre la sociedad luego del secuestro de Diego Fernández de Cevallos, aun reconociendo los rasgos de este personaje de la política mexicana, señalaba también la acritud de las consideraciones públicas respecto del caso, tratándose de la vida de un ser humano.
La respuesta de los lectores del periódico no se hizo esperar y se reflejó de forma virulenta en comentarios como: “uy que ardidos sera que escarraga los regaño y les dijo o le bajan el tono o no tienen derecho a bono navideño. Total que busquen abajo de la cama o mejor aún que le encarguen la investigación a Bazbaz y van a ver que en 4 dias ya tienen el dictamen de que se lo llevo Harry Potter” [1551Niebla].
O también: “Estan ardidos por que la gente que comenta estas notas dice lo que piensa, no como los psudoreporteros y lo editores paleros que solo escriben lo que el gobierno y los anunciantes quieren ver escrito. Y si algo nos queda claro es que la aplastante mayoria de nosotros estamos gozando de alegría por no tener mas a esa rata asquerosa entre nosotros” [Maconheiro].
“Orale creo que rompio record los comentarios de esta nota, mas de 600 Saludos!!! PD: No sean llorones editorialistas del universal, los comentarios reflejan el sentir del pueblo, aunque digan lo contrario” [JorgeTam]. Y ahí, el sentir del pueblo, su manera de concebirlo, de estructurarlo para poder justificar su libertad absoluta, incluso irresponsable, de poder expresarse, dejó su constancia.
Poco después vendría el caso del ex jugador de la Selección Mexicana de futbol, Guillermo Franco, a causa de su desempeño en las canchas de Sudáfrica 2010. Twitter fue el espacio donde el naturalizado mexicano se convirtió a lo largo de los últimos días del equipo nacional en uno de los principales trending topics, pero no con halagos, sino toda una suerte de ofensas:
“@wera_supernova :#placeressencillos mentársela al Guille Francocada vez que se pueda; @TheMCNs June 22nd – President Calderón Sent Flowers To Guille Franco, Thanking Him For Making Him The Second Most Hated Person In Mexico; @Jorgito Por si quieren agregar al Guille Franco a su Blackberry, su PIN es: P3ND3J0…
“…@OvejaX ¿En que se parecen la seleccion de Brasil y la de México? En que ellos tienen a Kaká y nosotros a la mierda del Guille Franco; @oscargaxiola Boletin de Ultima Hora Nueva superpromocion, si compras una TV en SAMS y el guille franco mete un gol te regalan una sucursal!!!; @eseMendiola @Pixel_vr Hola. Yo creo que el Guille Franco sólo dejará de ser un triste pendejo cuando le hagan un transplante de todo; @elpanadeoro ganaremos aunque tengamos que madrear a los argentinos. a messi a guille franco a milito a guille franco a agüero a guille franco”.
A la fecha, en México hay unos 32.8 millones de usuarios de Internet. De ese total 18.5 millones tienen una cuenta en Facebook y cuatro millones 103 mil 200 en twitter. Aun cuando baja, la penetración de ambas redes sociales virtuales en México es una de las más altas de América Latina; es decir, todo un potencial de usuarios con capacidad para moverse libremente en un espacio de expresión abierto al cual siempre defienden en aras de una supuesta democracia que les permite usarlo y decir ahí lo que quieran.
Más allá de los esfuerzos de algunas organizaciones no gubernamentales, colectivos de los autodenominados medios independientes y otros grupos civiles organizados, no existe un esfuerzo notable en el aprovechamiento de los recursos que ofrece una línea de comunicación multidireccional como las redes sociales virtuales.
México sigue viviendo las mismas crisis de credibilidad política, de manejo de la gobernabilidad y la seguridad, de pobreza y marginación, de niveles bajos en la atención a la salud y la educación. El esfuerzo más notable de un aprovechamiento ciudadano de las redes sociales virtuales es difícil de destacar, en cuanto a una abundante participación que se equipare con lo que alcanzan las banalidades que motivan la movilidad de los contenidos en dichas redes y foros.
Más allá de los esfuerzos de algunas organizaciones no gubernamentales, colectivos de los autodenominados medios independientes y otros grupos civiles organizados, no existe un esfuerzo notable en el aprovechamiento de los recursos que ofrece una línea de comunicación multidireccional como las redes sociales virtuales.
Lo más cercano a ello data ya de hace dos años con el grupo llamado internetnecesario3 en 2009, que luchó desde la trinchera del Twitter y Facebook para evitar el incremento de 3% a las telecomunicaciones, específicamente porque incluía gravar el uso de Internet, con un costo final para el usuario, no sólo para empresa prestadora del servicio.
Los integrantes de esa agrupación civil bombardearon a diputados y senadores a través de la página del pajarito azul y fustigaron sus intenciones de atentar contra la libertad de la ciudadanía de contar con espacios libres para su expresión como Internet.
Sin embargo, prácticamente nada hicieron o dijeron sobre el aumento de uno por ciento al Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA), los incrementos en el Impuesto Sobre la Renta (ISR) y la creación del Impuesto Especial de Tasa Única (IETU). Si bien este movimiento llegó a decenas de miles y traspasó incluso las fronteras del país, jamás alcanzó el impacto de personajes como los antes mencionados.
A todas luces, la percepción que puede tenerse de la forma en la que en México se han desarrollado las redes sociales y foros de expresión pública virtuales irían más allá del “democratismo” referido por Aguilar Rivera.
Mientras en este país el debate público se enciende en insultos y sinrazones, cuando es simplemente sofocado en las primeras chispas por la chabacanería ramplona, simple e idiotizante de los sujetos-cliché, en otras naciones, como el caso de España donde el movimiento masivo de protestas organizadas en todo su territorio el 15 de mayo de 2011, popularizado después como el 15M, redefinió incluso los resultados de un proceso electoral.
Ni qué decir de lo ocurrido en Egipto. En un solo día, mediante el uso de Twitter y Facebook, los activistas, en su mayoría jóvenes, lograron convocar a más de 60 mil personas a la plaza de Tahrir para protestar contra la dictadura del presidente Hosni Mubarak e iniciar lo que concluiría con su dimisión del poder.
Ambos procesos partieron de una organización comunitaria, con una potente actividad también en el plano callejero, entre los ciudadanos, desde las redes sociales virtuales a las físicas, en un nivel de participación popular que asombró a las modernas naciones europeas tan acostumbradas a verse como el top de los ejercicios democráticos.
Frente a la crisis social y política que vive México, el democratismo referido por Aguilar Rivera como esa defensa irracional de libertades sin la responsabilidad correspondiente y que no opone una verdadera resistencia a las estructuras legales, de convivencia y discusión pública anquilosadas que siguen inhibiendo el desarrollo de una sociedad como la mexicana, se queda corto.
Habría que pensar que, desde la perspectiva de nuestro uso de los espacios de expresión como las redes sociales y foros públicos virtuales estamos, en la realidad, en una etapa de democretinismo, donde la democracia y la libertad que queremos ejercer y defender se caracteriza por su estupidez, idiotez y falta de talento.4 ®
Guillermo Jaimes (@GuilloJB87)
Por supuesto, democretinismo es la nueva palabreja inventada por las arcadas intelectualoides -de cualquier signo y orientación política- para azuzar el petate del diablo frente a un fenómeno que no pueden controlar ni saben aún a dónde se dirige. ¿Es menos democrática una mentada de madre en Twitter que un análisis sobre las campañas políticas en Primer Plano? ¿Es menos democrática una trolleada a la cuenta de López Obrador en Feisbuc o de Felipe Calderón que un rimbombate discurso de Héctor Aguilar Camín en Milenio?
Lo que me da risa por supuesto, es que frente a un fenómeno que les supera, los intelectuales se agazapan en un caparazón hiper-conservador como medio de salvación.
Graz
Creo que las redes sociales, en realidad lo que han hecho es poner en internet las pláticas de pasillo que siempre han existido. Coincido con el autor en que el nivel de la discusión es muy bajo, se acude al insulto fácil, pareciera que mientras más groserías se digan se tiene más rázon. Da tristeza ver que la población que en México tiene acceso a internet y que seguramente tiene también un alto grado de educación tiene un nivel de análisis tan básico, que no es capaz de criticar al otro y criticarse a sí mismo.
Luis Castrillon
Antonio y Pau: Agradezco los comentarios. No los considero un insulto, porque no lo son. No intenté ser parcial, quizá termino siéndolo, pero me pregunto (sin sarcasmo alguno): ¿parcial hacia qué?
De las comas: creo que abusé del uso parentético, ahora lo percibo; quizá por incluir algunas acotaciones en la idea general de ese párrafo.
Y, más allá de que el concepto «Tercer Mundo» en principio fue una forma de querer autoadscribirse de los países no alineados (al socialismo del este Europa o al capitalismo occidental) una década después de la II Guerra Mundial, ¿cuál es la mente de tercer mundo?
LCastrillón
Antonio Rangel
Pau Evia, concuerdo con tu apreciación, pero ya me imagino que van a decir que nomás insultas. Y si yo digo que los argumentos del artículo son endebles, nomás insulto, y si digo que el autor no sabe poner comas, nomás insulto, y si digo que es parcial, nomás insulto, y así…
Pau Evia
Cito: «Habría que pensar que, desde la perspectiva de nuestro uso de los espacios de expresión como las redes sociales y foros públicos virtuales estamos, en la realidad, en una etapa de democretinismo, donde la democracia y la libertad que queremos ejercer y defender se caracteriza por su estupidez, idiotez y falta de talento.4 ®» Como claramente demostró el autor de tan risible artículo, felicidades por la mente de tercer mundo :)