65 por ciento del territorio nacional forma parte de las listas sobre áreas de inseguridad elaboradas por los gobiernos de Australia, Estados Unidos, Francia, Italia, Reino Unido, España y Alemania en el último año. Aunque son diez entidades las que aparecen invariablemente en la relación de zonas peligrosas.
uno.
En tres medios nacionales, Excelsior, Proceso y El Universal aparecieron reportajes que afirman que en el municipio de Calera se encuentra una fosa clandestina; que en las carreteras que van (y vienen) de Jalisco a Jerez se instalan falsos retenes con delincuentes que asaltan, secuestran y despojan a los conductores. “Eso no es verdad”, afirman en un desplegado (10 octubre 2011) 27 líderes de agrupaciones, instituciones y consejos de productores. “Nomás tantito”, parecen decir, ya que se tienen “menos problemas de inseguridad” que en otros puntos del país.
Hace semanas se supo que un sacerdote católico, al transitar por una carretera estatal para cumplir su misión pastoral, en una camioneta blanca, fue rafagueado por un grupo de delincuentes con armas de alto poder. Cuando éstos se acercaron al vehículo y vieron de quién se trataba le pidieron disculpas por la “confusion” y le ofrecieron, en ese momento, otro vehículo en buen estado. “Ahí muere”, les respondió el cura. Lo dejaron ir, con los huevos en la garganta.
Desde hace tiempo se sabe también que la capilla localizada en un cerro de Plateros es hoy día una torre de vigilancia del crimen organizado, como se supo también que el pasado mes de agosto de este año fueron “levantados” un exalcalde de Cuencamé, Durango, y su propio chofer en Sombrerete. Acción que repite la desaparación del exedil de Fresnillo —sucesor de David Monreal Ávila— y el conductor de su vehículo, de quienes no se sabe nada desde su desaparición.
dos.
Prosigue el desplegado: “Mentira que las carreteras sean intransitables, que haya una situación de absoluta inseguridad y que las ciudades no puedan ni visitarse ni disfrutarse. Falso que prive la inseguridad”. Pero… el mismo día que apareció el desplegado, a ocho columnas, en primera plana de La Jornada, se “cabeceó” la principal: “Perecen 49 por acciones violentas en ocho estados. En Zacatecas emboscan y matan a seis policías municipals”; en Valparaíso, gendarmes que, luego de ultimados, se les prendió fuego, por lo que quedaron irreconocibles. Además de seis civiles que estuvieron cerca de la balacera. Por si fuera poco.
El pasado septiembre, en el municipio de Chalchihuites —municipio ubicado a 229 kilómetros al noroeste de la capital, Zacatecas—, fue secuestrada una investigadora del INAH (“el alto índice de violencia en Zacatecas ha ahuyentado a los visitantes. Una arqueóloga en Altavista tuvo que cerrar su proyecto, no sabe si continuará. A ello se suma la falta de mantenimiento, un problema que lleva décadas”, La Jornada, 16 nov. 2011) durante el fin de semana y trasladada, con los ojos vendados, a un poblado de Sombrerete. Ahí permaneció, junto con otros jóvenes, en la misma condición de rapto con violencia, en una casa de seguridad. Sus nueve compañeros de infortunio provenían de Jalisco con dirección a Durango, unos, y a Zacatecas otros. Todos fueron levantados en carreteras sobre distintos puntos de la entidad en que, ahora, “rechazamos que la inseguridad domine”.
¿Cómo fueron ubicados y rescatados de sus captores? Uno de los vehículos de las víctimas tenía un chip en alguna parte, detalle ignorado por el conductor; dispositivo que fue activado cuando se reporta la “desaparición”, a la aseguradora, de unidad y tripulantes. Es cuando las investigaciones (federales) apuntan a un municipio enorme: Sombrerete. Pero faltaba el lugar exacto o, por lo menos, aproximado.
Como es lógico, a los secuestrados se les despojó, además de los vehículos, de carteras, identificaciones, bolsos, celulares y zapatos. En algún momento los delincuentes hacen llamadas a sus cómplices desde los móviles que tienen aún crédito, cobertura y pilas. Así se ubica el poblado en que estaban en cautiverio, aunque —como es frecuente en estos casos, tienen “infiltrados” en todas partes—, los raptores huyen a tiempo. Este paisaje de violencia ha repercutido, por supuesto, en las oleadas de visitantes al sitio ceremonial de Altavista, punto en que cada año, para el equinoccio de primavera, se reúnen turistas nacionales y extranjeros.
tres.
“Perecen 49 por acciones violentas en ocho estados. En Zacatecas emboscan y matan a seis policías municipals”; en Valparaíso, gendarmes que, luego de ultimados, se les prendió fuego, por lo que quedaron irreconocibles. Además de seis civiles que estuvieron cerca de la balacera. Por si fuera poco.
Es cierto lo que afirman en el desplegado, con inserción pagada de nuestros impuestos: algún día se iniciará la construcción de bases militares en Fresnillo y Villa Hidalgo, Jalpa ya se abrió, aunque sólo en declaraciones pues la superficie que, dicen, ocupará en Fresnillo, por ejemplo, es propiedad ejidal y no ha habido acuerdo, como siempre, en el precio: y los ejidatarios están en su derecho de no malbaratar una herencia familiar que data de los años del reparto agrario del general Lázaro Cárdenas del Río, que en los años treinta del siglo pasado desmanteló las grandes haciendas y latifundios para que el campesino se hiciera de un patrimonio. Hasta que Carlos Salinas de Gortari, llamado La hormiga atómica, le puso precio a una herencia recibida después de la Revolución de 1910.
cuatro.
Entre las contradicciones en que incurre el desplegado hay una que provoca hipo: el agradecimiento que le profesan a Felipe Calderón Hinojosa, presidente autor de esta “guerra” ciega, a las fuerzas armadas y policías estatales y federales para “transitar por nuestras carreteras estatales”. Olvidan que entre esas fuerzas estuvieron los polis preventivos que entregaron a ocho cazadores de Guanajuato, en noviembre de 2010, en el municipio de Joaquín Amaro, al crimen organizado; omiten que una patrulla de Guadalupe escoltaba un convoy de narcos, con un cargamento de yerba en ésta; que fueron preventivos los que “desaparecieron” a un escolta de Cero Uno; que en la delegación Tlalpan de la Ciudad de México fueron federales los que allanaron el domicilio de un poeta…
cinco.
Desaparecidos que acaso se encuentren en alguna fosa clandestina como de la que se ocupó la periodista Verónica Espinosa, de Proceso, ubicada en Calera de Víctor Rosales —a 30 kilómetros al norte de Zacatecas—, entre los cuales, es indudable, hay ninis, indocumentados y menores de edad.
Es cierto: los abajo firmantes, entre los que se encuentra un panista identificado con la cripto-organización El Yunque, tienen “tacto” y “elegancia” para olvidar que gracias al actual gobierno federal fue declarada una “guerra sin cuartel” a las bandas criminales, que ya dejó un saldo de 60 mil muertos, diez mil desaparecidos y miles de niños huérfanos. Muchos ciudadanos que sin deberla ni temerla murieron en los lugares circunstanciales de las refriegas. Desaparecidos que acaso se encuentren en alguna fosa clandestina como de la que se ocupó la periodista Verónica Espinosa, de Proceso, ubicada en Calera de Víctor Rosales —a 30 kilómetros al norte de Zacatecas—, entre los cuales, es indudable, hay ninis, indocumentados y menores de edad.
seis.
Distrito Federal. La violencia creciente asociada al narcotráfico y el crimen organizado en México ha provocado que veinte estados del país y el Distrito Federal sean considerados zonas de riesgo para extranjeros.
Así, 65 por ciento del territorio nacional forma parte de las listas sobre áreas de inseguridad elaboradas por los gobiernos de Australia, Estados Unidos, Francia, Italia, Reino Unido, España y Alemania en el último año. Aunque son diez entidades las que aparecen invariablemente en la relación de zonas peligrosas: Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas, Baja California, Sonora, Coahuila, Sinaloa, Durango, Michoacán y Guerrero.
El listado ha ido en aumento a lo largo del año y cada país va sumando nombres a sus diagnósticos para emitir recomendaciones de viaje conforme a los episodios de violencia que se han registrado en otras regiones, como ocurrió con San Luis Potosí debido al ataque perpetrado en febrero pasado contra agentes de la Oficina de Aduanas y Control Migratorio de Estados Unidos (ICE), o como pasó con Veracruz, que se añadió después de la ola de homicidios de septiembre.
En la medida en que se dan a conocer homicidios, enfrentamientos o agresiones se han añadido también a estos mapas de riesgo elaborados por los ministerios de Relaciones Exteriores de cada país entidades como Jalisco, Nayarit, Colima, Aguascalientes, Zacatecas, Guanajuato y Quintana Roo.
Los ecos de la violencia en el país han llegado a lugares tan remotos como Australia, que el 30 de octubre emitió una alerta para sus ciudadanos, ya que “México tiene un alto índice de criminalidad […], incluso en destinos turísticos populares”, y que de forma inédita añadió a lista a la Ciudad de México como uno de los lugares del país inseguros.
Los ecos de la violencia en el país han llegado a lugares tan remotos como Australia, que el 30 de octubre emitió una alerta para sus ciudadanos, ya que “México tiene un alto índice de criminalidad […], incluso en destinos turísticos populares”, y que de forma inédita añadió a lista a la Ciudad de México como uno de los lugares del país inseguros.
Es la primera vez que una nación extranjera coloca al Distrito Federal en esta categoría, pues hasta la fecha en estas alertas a la capital del país sólo se le mencionaba por delincuencia común.
Estados Unidos es el país que ha clasificado al mayor número de estados como zonas de riesgo, al identificar en febrero pasado a 19 de ellos, con excepción de Quintana Roo y el Distrito Federal. En consecuencia, ha adoptado medidas concretas temporales para proteger a sus funcionarios en misión diplomática y a sus familiares, prohibiendo sus viajes a la frontera norte y ordenando la utilización de vehículos blindados para traslados de su personal.
Hace unos días Australia emitió recomendaciones de viaje y añadió un análisis sobre la inseguridad en México. El mensaje de advertencia elaborado por su Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio destaca que, desde 2008, el país “ha experimentado un aumento dramático en la violencia del narcotráfico. Los crímenes relacionados con el tráfico de drogas, incluyendo asesinatos, secuestros y robos de vehículos, se han generalizado”.
Agrega que en el país, “los tiroteos, ataques con granadas y atentados con coche-bomba se han producido en lugares públicos y las agresiones dirigidas contra personal militar, funcionarios gubernamentales y periodistas se han incrementado. Los viajeros pueden convertirse en víctimas de esta violencia”.
El gobierno australiano recomienda a sus ciudadanos que pretenden visitar el país o residen en él “ejercer un alto grado de precaución en México, debido a los altos niveles de delitos violentos y la violencia relacionada con las drogas”.
Detalla que las zonas más afectadas por la violencia del narcotráfico son los estados fronterizos del norte: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, así como los ubicados a lo largo de la costa del Pacífico como Durango, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Jalisco y Nayarit, siendo estas dos últimas entidades las que salen de la lista de diez que aparecen en todas las alertas extranjeras.
En la advertencia del gobierno australiano se desaconseja viajar en concreto a Ciudad Juárez, Chihuahua, “ante el muy alto nivel de violencia vinculada al narcotráfico”. Aunque también destaca la inseguridad en Monterrey, por el ataque del 25 de agosto en el Casino Royale, donde murieron 52 personas.
Destaca además que “el nivel de violencia relacionada con el narcotráfico en Acapulco, Guerrero, sigue creciendo”. Los incidentes han incluido tiroteos y asesinatos en lugares públicos. Agrega que “otras ciudades afectadas son populares destinos turísticos como la Ciudad de México, Zihuatanejo, Taxco, Cuernavaca, Mazatlán y la zona alrededor de las Barrancas del Cobre. Mientras que ataques violentos en bares públicos se realizaron en Puerto Vallarta y Cancún en agosto de 2010”.
Durante 2011 se han emitido al menos doce mensajes de alerta en el extranjero sobre los riesgos de viajar a diversas zonas de México ante la ola de violencia asociada al narcotráfico.
Estados Unidos es la nación que mayor número acumula con cinco advertencias: dos de ellas difundidas por el Departamento de Estado —febrero y abril— y el resto por los consulados generales, sobre las condiciones de inseguridad en la frontera norte. Esto significa que por lo pronto no nos visitará ningún australiano, ni Rusell Crowe, ni la actriz Nicole Kidman ni el actor y director Mel Gibson (Diario de Juárez).
siete.
La percepción de inseguridad que priva en México ha crecido en los últimos once meses como la humedad y el salitre en las construcciones viejas, lo que ha repercutido inevitablemente en la afluencia turística y en la asistencia de grupos extranjeros a festivales culturales que se calendarizan en cada entidad. Es el caso del llamado Teatro de Calle, que empezó con la visita de grupos que luego, o antes, de su presentación en el Festival Internacional Cervantino de Guanajuato, daban funciones extras en Zacatecas. Lo que este año no sucedió. Y así los alcaldes y el señor procurador se candidatean para senadores y diputados federales, o sea, ostentan los cargos como cuñas. De última hora da la vuelta al mundo la muerte sospechosamente accidental de Blake Mora, secretario de Gobernación y siete acompañantes, 48 horas antes de las elecciones de gobernador en Michoacán, comicios donde saldría derrotada la hermana “incómoda” de Felipe. ®