SUPER MARIO BROS CROSSOVER

Llevando el fandom al siguiente nivel

El mítico plomero múltiplemente referenciado (y reverenciado) por millones de gamers, nerds, desarrolladores y jugadores ocasionales alrededor del mundo realiza su comeback estelar en esta era ultrarreflexiva del videojuego. Alejado de cualquier cosa que puedan ser los barrocos juegos actuales de Nintendo para Wii (Super Mario Galaxy et al.), lo verdaderamente jugoso se está dando en el área independiente.

Exploding Rabbit, la compañía de un solo hombre (Jay Pavlina, “a badass mofo that has lived through many extreme situations and has developed superhuman powers as a result”, según su propia bio en su sitio oficial) ha lanzado recientemente el que bien podría ser el cover definitivo de las aventuras de los hermanos Mario: Super Mario Bros Crossover.

Cualquier otro juego casero que hayan jugado en flash está lejos de éste. Super Mario Bros Crossover homenajea y reverencia al tiempo que disecciona a los arquetipos clásicos del videojuego de 8 bits. En su versión 1.1, Crossover ofrece los mismos niveles que el Super Mario Bros original, con un pequeño giro de tuerca: podemos jugarlo lo mismo con Mario que con Rocket de Megaman, Samus de Metroid Prime, Bill R. de Contra, Link de The Legend of Zelda, Ryu de Ninja Gaiden o Simon de Castlevania. Al igual que en el ya clásico Somari (uno de los primerísimos mash ups gamers, el cruce entre el Super Mario tradicional y el Sonic the Hedgegog de Sega, aparecido alrededor de 1994 y que está revestido de tintes legendarios ya que, al ser un hack pirata, se desconoce quién, cómo, cuándo y dónde lo desarrolló), el cruce se antoja surrealista a la vez que seductor.

Cualquier otro juego casero que hayan jugado en flash está lejos de éste. Super Mario Bros Crossover homenajea y reverencia al tiempo que disecciona a los arquetipos clásicos del videojuego de 8 bits.

Detalles (tan sólo) en apariencia mínimos como la música (que cambia con cada personaje, sonando el tema clásico del carácter en cuestión), los movimientos (congruentes en todo momento con el carácter utilizado) o las habilidades que se van adquiriendo conforme avanza el juego, son una muestra del cuidado y el empeño que Pavlina colocó en esta pieza. Seña inequívoca del altísimo nivel de refinamiento, creativo y tecnológico, que el otrora simple aficionado ha alcanzado desde su casa, con sus propios medios.

Si bien tiene como sus predecesores ideológicos al brillantísimo Tuper Tario Tros, donde se mezclaba el clásico Tetris y el Super Mario Bros —los dos elementos centrales, como ya se leía por allí, del canon de un medio tan joven—, el delirante Rom Check Fail —el mash up definitivo, se le llamó en su momento, un juego complicadísimo e inestable en el que se entremezclaban clásicos como el mismo Mario con The Legend of Zelda o Space Invaders— o Super Mario Fusion —donde lo mismo se encontraban Halo que Doom— Super Mario Bros Crossover, aunque no nos da la posibilidad de reconvertir el escenario a nuestro gusto, como en Tuper Tario Tros, sí que le da un plus al género de plataformas al permitirnos elaborar estrategias gracias a la diversidad de posibles caracteres a escoger, acumular bonus y habilidades diferentes por personaje y revisitar la historia de un medio en los albores de su evolución.

Exploding Rabbit y su creador son una muestra de lo que el pop en manos creativas puede generar. Lejos de buscar la invención del hilo negro, el creador actual coge lo preexistente y lo mezcla (ya sea de manera obvia o no) para dar a luz a pequeños lapsos de brillantez creativa como este Crossover que nos ocupa. Así, con elementos como el próximo juego de Scott Pilgrim (donde al parecer se regresará al futuro de las gráficas de 8 bits), habrá que estar bien al pendiente y expectantes de las posibles revisitaciones que la tecnología permitirá hacer. Un viaje al pasado (desde el futuro) de un medio novísimo, excitante, y en plena (r) evolución. ®

Super Mario Run.

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Publicado en: Medios, Noviembre 2010

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