Para analizar las claves de la narrativa y de la producción de contenidos que serán preponderantes debemos tener en cuenta los usos y las costumbres de la nuevas generaciones. El comunicador Roberto Igarza sostiene que los cambios en la juventud se dan con mayor naturalidad que en otros segmentos. Y el dispositivo a analizar es el celular.
La narrativa de la televisión actual potencia la pulsión, lo inmediato, el blooper, el orgasmo, el crimen, el gol de media cancha. El “último momento”, el “llame YA” y el morbo le ganan la pulseada al contexto, a la reflexión y al análisis. La sensiblería se impone al hecho sensible y la lágrima es un estándar del dolor ajeno. La TV googlea, sus contenidos llegan en masa desde YouTube y las fuentes tuiteras de dudoso origen se citan al aire sin chequeo previo. La TV está desconcertada ante el sacudón digital y reacciona como puede con tal de mantener algo de su reinado moderno. Ante este panorama, todo vale.
La narrativa televisiva, tipificada en géneros tradicionales y secuenciada en cortes publicitarios, tiembla. La era del híbrido, del formato que se autosatisface contando su propia historia y que a veces procura imitar la lógica de la web sin llegar a ser interactiva encuentra su propio límite ético y estético. Ante el desembarco de la televisión digital y la superpoblación de teléfonos inteligentes la diosa de los contenidos profundizará, por un lado, el shock y el tiempo presente. Pero, por otra parte, las historias a demanda tendrán guiones como telarañas y propondrá un diálogo más activo con los usuarios no sólo en el consumo de sus contenidos. La historia ya está en las redes.
Más movilidad, más conexión
Para analizar las claves de la narrativa y de la producción de contenidos que serán preponderantes debemos tener en cuenta los usos y las costumbres de la nuevas generaciones. El comunicador Roberto Igarza sostiene que los cambios en la juventud se dan con mayor naturalidad que en otros segmentos. Y el dispositivo a analizar es el celular. “Hay una proyección que, de mantenerse la curva, dentro de cuatro años la totalidad de la población de Argentina tendrá dispositivos móviles con acceso a internet”, dice el especialista, y emula un viejo latiguillo de los vendedores callejeros pero remixeado: “En casi todos los bolsos de las damas y en los bolsillos de los caballeros hay un dispositivo móvil”. Latinoamérica no está ajena a esta tendencia que proyecta Igarza en el país del sur.
Esta realidad hiperconectada hace que miremos la tele mientras navegamos en las redes. Por ello, el especialista en comunicación digital introduce un nuevo concepto teórico: el hiperzapping. Y lo define así: “Es un paso posterior a lo que habitualmente se denomina el zapping como cambio de canales de forma constante dentro de una misma pantalla. El hiperzapping nos conduce a un zapping alineado entre diferentes pantallas, básicamente entre el televisor y el teléfono móvil. Televisión que se está consumiendo mientras se está en las redes sociales y viceversa”.
Ojos puestos en pantallas distintas
El desafío será pararse ante esta situación nueva “que requiere jugar en los intersticios, en los pasajes, en las traslaciones de una pantalla a la otra”. En esta era de transición el ser humano vive en un nomadismo tecnologizado con diferentes niveles de tecnologización.
“Según las edades, según los usos y costumbres, hay una preferencia por alguna de las pantallas. Cada vez más las personas apilan los medios de comunicación. Existe una acumulación de medios de comunicación a lo que yo le agrego apilamiento de medios y solapamiento de consumo”, dice Igarza. Ya que no sólo se acumulan medios sino que hay un ojo puesto en la pequeña pantalla, otro puesto en el televisor y una constante intermitencia entre uno y otro lleva a consumos que son difíciles de medir. “Esto será un gran desafío para la televisión en su relación con sus anunciantes, en la medida que no pueda medir cómo y de qué manera se consume”, advierte el comunicador.
Nómades tecnológicos
Si bien Igarza destaca que aún existe una gran porción de la población mundial que no está conectada y que difícilmente lo estará en los próximos años, es mucha la gente que está hiperconectada. “Esto nos lleva a nuevas formas de consumir cultura, nuevas formas de comunicación y nuevas narrativas. Sobre todo cuando las narrativas se están articulando en diferentes pantallas. La narrativa televisiva que a su vez posee un correlato en paralelo en las redes sociales. Mientras consumo una comedia de situación”, dice, “consumo redes sociales y en las redes comento la comedia. Y no sólo esto, comienzo a comentar el programa mucho antes de que salga al aire y también lo hago una vez que el programa finaliza”. La vida de los contenidos se va diseminando en distintas pantallas.
El desafío será pararse ante esta situación nueva “que requiere jugar en los intersticios, en los pasajes, en las traslaciones de una pantalla a la otra”. En esta era de transición el ser humano vive en un nomadismo tecnologizado con diferentes niveles de tecnologización.
Consumo individual
En Argentina hay cincurnta millones de dispositivos móviles. Más teléfonos que habitantes. El dato nos empuja a la reflexión ya que debemos proyectar el dispositivo como punto de contacto con internet. En este marco, muchos padres que no poseen el dominio digital están desconcertados con lo que sus hijos hacen en la red. En este sentido Igarza reconoce que en la computadora hay riesgos y sostiene que “debemos admitir que vivimos en una sociedad de riesgo”. “Pedirle a internet y a las redes sociales que no presenten los riesgos que la vida está presentando sería difícil. Las familias están poniendo énfasis en entender el fenómeno y en mirar más lo que hacen los chicos en la computadora que lo que hacen con el celular”.
“Son los dispositivos móviles los que no están a la vista de los padres y los que van a representar el mayor riesgo”, advierte Igarza. “Mientras aún no logramos adaptar el uso compartido de la computadora hogareña con niños y adolescentes ya estamos en transición hacia algo diferente con un consumo mucho más individuado y más complejo a la hora de proteger, acompañar, compartir y limitar en una pantalla que es de uso exclusivamente individual”, remata el especialista en Comunicación. ®
El blog de Igarza, Interactive Digital Media.