Los reflectores, al mediodía del sábado 3 de diciembre, estuvieron dirigidos a Enrique Peña Nieto. Intentaba articular una respuesta razonada a la complejísima pregunta del periodista del diario español El Mundo, Jacobo García, durante la reunión con los medios de comunicación, sobre los tres libros que han marcado su vida personal y política.
Recordemos una de las frases más contundentes que se dijeron durante la FIL 2011 que hoy llega a su fin, la cual quedará para el anecdotario: “El semillero de todos los cárteles de México es el PRI”. Así lo pronunció, durante la ceremonia de inauguración, el escritor Fernando Vallejo, quien —ya sabemos— fue reconocido con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Y estas palabras suyas tal vez sean el preámbulo de un 2012 absolutamente narcochispeante.
Un año en que el país invitado a la FIL será Chile (si alguien quiere una panorámica de la literatura joven de ese país valdría la pena que consiguiera un ejemplar de Voces-30. Nueva narrativa chilena 2011, de EbooksPatagonia, en la cual dieciocho escritores chilenos, menores de treinta años, muestran sus inquietudes literarias).
Otros carteles —sin acento— que valdría la pena revisar son los contenidos en el libro editado por el Conaculta y coordinado por el crítico de cine Carlos Bonfil ¡Hoy grandioso estreno! El cartel cinematográfico en México, el cual recorre en colectivo, con letras e imágenes, la historia de los carteles de cine, desde las películas mudas hasta recientes como Norteado o Luz silenciosa.
Sigamos con el PRI y con el cine; con los cárteles y con los carteles; con las filias y con las fobias fílmicas en la FIL 2011. Al igual que la presentación del libro La justeza del cine mexicano, de Jorge Ayala Blanco, por la reunión de Herta Müller y Mario Vargas Llosa en los primeros días de la FIL (recuérdese que Ayala es uno de los más profundos conocedores en México de la cultura alemana y, por supuesto, del cine germano, la FIL tendría que haber aprovechado su presencia durante esta edición en la que Alemania fue el invitado de honor), también hubo otro libro dedicado al cine de luchadores que fue opacado por la presencia del político de moda.
Los reflectores, al mediodía del sábado 3 de diciembre, estuvieron dirigidos a Enrique Peña Nieto. Intentaba articular una respuesta razonada a la complejísima pregunta del periodista del diario español El Mundo, Jacobo García, durante la reunión con los medios de comunicación, sobre los tres libros que han marcado su vida personal y política…
El precandidato a la presidencia de México, después de pensar un poco sobre cuáles han sido los libros que más le han gustado, dijo: “La Biblia, es uno. La Biblia en algún momento de mi vida y algunos pasajes bíblicos, no me leí toda La Biblia, pero sí algunas partes de la Biblia, sin duda alguna, en alguna etapa de mi vida fue importante, sobre todo en la etapa de la adolescencia”.
El precandidato a la presidencia de México, después de pensar un poco sobre cuáles han sido los libros que más le han gustado, dijo: “La Biblia, es uno. La Biblia en algún momento de mi vida y algunos pasajes bíblicos, no me leí toda La Biblia, pero sí algunas partes de la Biblia, sin duda alguna, en alguna etapa de mi vida fue importante, sobre todo en la etapa de la adolescencia”.
Confundido, titubeante, pidió ayuda a los presentes, quienes incluso le gritaron recomendaciones como “¡Pinocho!” Entre risas y murmullos escuchábamos tratábamos de entender ese galimatías: “Mira, no podría señalar un libro que me haya marcado de manera específica mi vocación, sin duda tiene que ver con la novela política, la novela histórica, son de mi particular agrado. Un último que estoy leyendo es una novela sobre La inoportuna muerte del presidente”, y volvió a pedir ayuda para acordarse del autor… “Tomasino”, le dijeron. “La verdad es que cuando leo me pasa que no registro todo el título”, señaló y así, trastabillando, continuó. Tal vez podrían haberle recomendado Liderazgo quántico, de Jorge Cuevas o ¿Qué tan valiente eres para ser feliz?, de Terry Guindi, presentados, créanlo, en la FIL.
En ninguna presentación, en ninguna, se me prohibió la entrada durante toda la Feria Internacional del Libro salvo en la “conferencia magistral” que Enrique Peña Nieto ofreció al mediodía del sábado 3 de diciembre, en el marco del Encuentro Internacional sobre Cultura Democrática, antes de sus declaraciones a los medios permeadas de política ficción. Además de tratar a la prensa nacional e internacional como fanáticos y no como periodistas, cuando la seguridad del mismo Peña Nieto quería formarnos como si estuviésemos en la firma de autógrafos de Yordi Rosado.
A la par, en el salón de al lado se presentaba el estupendo libro Historia ilustrada del cine de luchadores ¡Quiero ver sangre!, editado por la UNAM, escrito por Raúl Criollo, José Xavier Návar y Rafael Aviña. Un libro de lujo necesario para conocer más a fondo la historia del cine de luchadores en México y el pancracio fílmico mexicano hasta el día de hoy. Una imagen que queda perfecta para la ocasión es la del luchador Blue Demon —en el que no alcazo a ver si es también la Biblia que tanto le gusta a Peña Nieto— pero que me hace recordar aquella campaña del Consejo de la Comunicación en el que aparecen flamantes personajes de la televisión mexicana —¿Cuál será el libro preferido de la tapatía María Inés?— que leer es lo que menos les importa. Debajo de la imagen del luchador dice: “El gran Blue Demon en una de las típicas imágenes que trataron de prever un carácter ‘intelectual’ a los enmascarados”.
Bienvenido, lector, al preámbulo de un 2012 que tendrá, como ya lo vimos en esta FIL, una elección presidencial con final de telenovela. Por lo pronto yo me quedo pensando en las palabras del periodista Alejandro Almazán mencionadas en la conferencia “La guerra en México. Imagen, crónica y ¿ficción?”, dentro del Encuentro Internacional de Periodistas, en la que también estuvieron el escritor Élmer Mendoza, Marcela Turati y Alejandro Cossío —quien mostró un potente trabajo de cuatro fotoperiodistas—: “Se va a poner muy cabrón tanto en Guadalajara como en Culiacán. Habría que contar la gran batalla de los Zetas […] Al final creo que quien lo está haciendo es la literatura y nosotros que somos reporteros, parecería que nos estamos quedando en el rincón”. Así que ya empezamos a tomar notas para la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2012. ®