Un ahora petulante e impreciso

Now, obras de La Colección Jumex

La importancia del “ahora” es un espejismo que nos plantea el capitalismo tardío —una manera de promocionar a la Colección Jumex sin incurrir en un análisis crítico. El arte que tenemos en el Cabañas sirve, al fin y al cabo, para vender jugos procesados.

La obra de Gabriel Orozco forma parte de la Colección Jumex

Por primera vez se presenta en Guadalajara una selección de obras pertenecientes a la colección Jumex. Este conjunto de obras de la colección de Eugenio López Alonso incluye varias de artistas mexicanos como Gabriel Orozco y Gabriel Kuri. La exposición también forma parte de un programa de actividades culturales (charlas, películas y videos) que contará con la participación de académicos, investigadores, y críticos, así como de varios artistas incluidos en la muestra.

El tema de la exposición nace a partir de una obra del artista Doug Aitken (Estados Unidos, 1968), Now (Ahora, 2009), cuyo título hace referencia al presente y a la intención de la colección de reunir obras que reflejen el concepto de la contemporaneidad. El curador, Víctor Zamudio Taylor, ha divido a las obras en varios nucleos temáticos: Hospitium, Antihéroe, Malestares/Modernidad, Sublime y (Básicamente) Pintura. El primer tema se refiere al uso original del edificio del Cabañas como hospicio para huérfanos, ancianos y otros individuos desamparados desde mediados del siglo XIX hasta 1980. Antiéroe está ligado a la visión del artista José Clemente Orozco, quien se rehusaba a caer en la hagiografía al retratar a los héroes patrios de manera ambigua (algunos de sus mejores murales fueron pintados en la capilla del complejo arquitectónico).

Las piezas instaladas en el Cabañas son fotografías, objetos, instalaciones, intervenciones y reconfiguraciones, a las que se puede categorizar como pertenecientes a la condición post-media. Además de que la mayoría tienen una base conceptual fuerte, operan al margen de las técnicas tradicionales (pintura, escultura, arquitectura). Idealmente, los temas elegidos por Zamudio indicarían al público cómo confrontar estas obras, pero la museografía no clarifica cuáles obras pertenecen a las categorías utilizadas, lo que vuelve irrelevantes a estas últimas. Aun así, la mayoría de las salas resultan interesantes.

El ahora… ¿Pero cual ahora? ¿El ahora de quién?

[…] el choque del posmodernismo involucró la comprensión de que “lo nuevo” ya no podía ser considerado ajeno a la subjetividad constantemente bombardeada por los medios, quemándose del deseo de consumir.

[…] De manera imperiosa y tenebrosa, la sociedad capitalista moderna finalmente tiene un arte alineado con el público, con las élites sociales que la financian y con la industria académica que le sirve de compañera de viaje. En este sentido el arte se ha literalmente convertido en contemporáneo, gracias a su exorcismo de la alienación estética y a la creciente integración del arte dentro de la cultura. Cuando, en cifras millonarias, las masas demuestran su interés al atender museos de arte contemporáneo, y cuando un número de industrias culturales crecen alrededor de la otrora ciudadela de la negatividad, las bellas artes son reemplazadas por algo que ya ocupa la región intermediaria entre el entretenimiento de élite y la cultura de masa. Y su firma es precisamente el frenesí de lo “contemporáneo”: el hecho de que las ferias, bienales, simposios, revistas, y las nuevas muestras y museos taquilleros sean evidencia de la absorción del arte dentro de lo que es meramente presente —lo que no es mejor, ni peor, ni esperanzador, pero sí una instancia pervertida de lo determinado.[1]1

Una nota de El Informador sobre Now menciona que en el país contamos con varios de los más importantes coleccionistas de arte contemporáneo en el plano mundial. Tenemos también a dos de los artistas más exitosos, Gabriel Orozco y Francis Alÿs (el último es belga, pero pertenece al contexto artístico mexicano desde que se mudó a la Ciudad de México en 1986). El influyente Cuauhtémoc Medina fue el primer curador enfocado al arte contemporáneo latinoamericano en el Tate Modern, en Londres. Existen la fundación Jumex, la fundación Televisa, el museo Soumaya y la gran relación entre los Koppel, coleccionistas sinaloenses, con el museo de Filadelfia. Al margen de la calidad (o pobreza) de las obras expuestas en el Cabañas, ¿qué importancia puede tener esta muestra para la mayoría de los mexicanos? ¿Forma parte del interés en el arte contemporáneo que muchos mexicanos comparten (¿compartimos?), o es un hobby que sirve para deslumbrar al público por un tiempo limitado gracias a su supuesta relevancia actual?

Independientemente de las categorías usadas por Zamudio para clasificar las obras, el plantamiento del tema general como “el ahora”. Now resulta petulante e impreciso, un truísmo digno del sarcástico Duchamp.

Independientemente de las categorías usadas por Zamudio para clasificar las obras, el plantamiento del tema general como “el ahora”. Now resulta petulante e impreciso, un truísmo digno del sarcástico Duchamp. La obra de Aitken, una novedosa caja de luz con varias fotografías, se refiere, supuestamente, al ahora, y en este contexto, a la actualidad de las obras, a la habilidad de reunir lo mejor que ofrece el actual mercado del arte. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX comprar el arte considerado más nuevo era un acto quiza no de rebeldía, pero por lo menos una manera de apoyar las propuestas sociales y políticas de las vanguardias (dadaísmo, futurismo, surrealismo, sobre todo). De manera bastante paradójica, el arte contemporáneo, categoría necesariamente considerada lo más nuevo, el cutting edge, ha perdido gran parte de su fuerza crítica al ser institucionalizado y convertido en un espéctaculo masivo patrocinado por las élites. El mercado del arte, en otras palabras, se ha hecho tan eficaz en anular elementos potencialmente constestatarios que este mecanismo funciona de manera casi instantánea. Es imposible, por ejemplo, que un artista sea tomado seriamente sin que participe en el circo global de exposiciones, bienales y ferias que rigen al mundo del arte, pasando a ser así parte del espectáculo. En el Cabañas estamos ante artículos de lujo, mercancía que quizás no fue concebida como tal pero que funcionan así una vez que deja al artista. Esto es el verdadero ahora, el presente que nos prometieron ayer.

El curador se jacta de que las obras son actuales, que la colección es también de lo más actual, supongo que para darnos a entender que el gusto de por lo menos uno o varios mexicanos es avanzado y forma así parte vital del mundo del arte contemporáneo. Esta fijación en el “ahora” me recuerda a los truísmos de Jenny Holzer, breves frases que a primera vista parecen contener mucha sabiduría pero que resultan ser una parodia de las ideas, normas y mensajes que circulan en varios medios.[2]2

Holzer, truísmos

© Jenny Holzer

Son frases extrañas y sin contexto, evocan la autoridad de frases que ya conocemos gracias al discurso político, a la publicidad y a la “sabiduría” popular. Una vez que las leemos detenidamente resultan ser ridículas, su tono se revela grotesco. Igualmente, la insistencia en el ahora y el culto de lo contemporáneo no significan nada; si acaso demuestran el acceso al arte de punta al que sólo algunos pueden acceder en este país.

La importancia del “ahora” es un espejismo que nos plantea el capitalismo tardío —una manera de promocionar a la Colección Jumex sin incurrir en un análisis crítico. El arte que tenemos en el Cabañas sirve, al fin y al cabo, para vender jugos procesados, los cuales fueron ofrecidos a los asistentes al entrar al coctel de apertura. Esto es un ejemplo el triunfo del neoliberalismo en el mundo: los multimillonarios de cualquier país ya son capaces de comprar todo el arte que quieran y de presumirla como mercancía de última moda. ®

Now, Hospicio Cabañas, 7 de octubre de 2011 a 8 de enero de 2012, Guadalajara, Jalisco.
www.hospiciocabanas.com
www.lacoleccionjumex.org


[1] Cuauhtémoc Medina, «Eleven Theses on Contemporary Art,» E-Flux, 2011.

«[…] the shock of the postmodern involved the realization that “the new” could no longer be considered foreign to a subjectivity constantly bombarded by media and burning with the desire for consumption.

In a compelling and scary form, modern capitalist society finally has an art that aligns with the audience, with the social elites that finance it, and with the academic industry that serves as its fellow traveler. In this sense art has become literally contemporary, thanks to its exorcism of aesthetic alienation and the growing integration of art into culture. When, by the millions, the masses vote with their feet to attend contemporary art museums, and when a number of cultural industries grow up around the former citadel of negativity, fine art is replaced by something that already occupies an intermediary region between elite entertainment and mass culture. And its signature is precisely the frenzy of “the contemporary”: the fact that art fairs, biennales, symposia, magazines, and new blockbuster shows and museums constitute evidence of art’s absorption into that which is merely present—not better, not worse, not hopeful, but a perverted instance of the given

[2] Ser criticón es un signo de vita
Ser seguro de si mismo significa que eres un tonto
Estar aburrido te hacer locuras
La tranquilidad conduce a la creatividad más que la ansiedad
Clasificar al miedo clama
El cambio es útil cuando los oprimidos se convierten en tiranos
Perseguir lo nuevo es peligroso para la sociedad
Los niños son los más crueles
Los niños son la espereanza del futuro
La lucha de clases es una idea linda pero sin substancia
La división de clases es tan artificial como el plástico
Confundirse a sí mismo es una manera de mantenerse honesto
El crimen contra la propiedad no tiene importancia relativa
La decadencia puede ser un fin en si
La decencia es relativa
La dependencia es una manera de asegurar la comida
La descripción tiene más valor que la metáfora
Los desviados son sacrificados para incrementar la solidaridad del grupo
El asco es la reacción apropiada a casi todas las situaciones
La desorganización es un tipo de anestesia
No confíes demasiado en los expertos
El soñar despierto es una contradicción de miedo
Morir y regresar te da una perspectiva considerable
Morir debería ser tan fácil como caer de un tronco
Comer demasiado es criminal
Elaborar es una forma de contaminar
Las reacciones emocionales son tan valida como las reacciones intelectuales
Pásatela bien porque de todas maneras no puedes cambiar nada
Aún tu familia te puede traicionar

Compartir:

Publicado en: Arte, Octubre 2011

Apóyanos:

Aquí puedes Replicar

¿Quieres contribuir a la discusión o a la reflexión? Publicaremos tu comentario si éste no es ofensivo o irrelevante. Replicante cree en la libertad y está contra la censura, pero no tiene la obligación de publicar expresiones de los lectores que resulten contrarias a la inteligencia y la sensibilidad. Si estás de acuerdo con esto, adelante.