Idles entrega su álbum más consistente hasta la fecha, sí, con un puñado de sus diamantes más ásperos brillando a través de sonidos que aún deben pulirse.
Es muy triste que Joe Talbot tenga que robarle unas notas al último álbum de Idles, Ultra Mono (2020), para poner en su lugar a sus detractores. Guardar silencio sería mejor. De esta manera entrega letras clichés y trata de golpear a los que han acusado a la banda con el mote de eslogan: eso nos habla de por qué surgió el alboroto, en primer lugar. Al trabajar en sus propios “problemas” el líder de Idles, Joe Talbot, ha proporcionado una falsa positividad, de filo blando, de que cualquier mal queda atrás. Aquí Talbot añade su consentimiento de género y hasta el precio de los medicamentos recetados en su extensa lista de quejas que es Ultra Mono. Tener una queja contra la política —de sentido común— en Idles es como hacer un video con tus gatitos o tomarle una foto al arcoíris.
“War” es la pista de apertura menos eficaz y la más autocondescendiente que probablemente escucharé este año. La guitarra de Mark Bowen trabaja aquí y a lo largo de los senderos del álbum tratando de llegar, sin mucho éxito, a la vanguardia.
Y para despejar otro punto de contención, en la tierra de los agravios menores —si había alguna preocupación de que la banda se suavizó del brutalismo a la alegría como un acto de resistencia—, el track de apertura elimina eso de manera contundente. Como declaración de propósito, “War” es la pista de apertura menos eficaz y la más autocondescendiente que probablemente escucharé este año. La guitarra de Mark Bowen trabaja aquí y a lo largo de los senderos del álbum tratando de llegar, sin mucho éxito, a la vanguardia. En “War” las guitarras son retorcidas y tortuosas, así como Talbot brama sobre notas bajas aquello de “Waaaaaaaaarrrrrrr!!!!!” Es una guerra dentro de la guerra —como dijo Jeff Tweedy de su Wilco alguna vez—, pero en Ultra Mono es un claro llamado a las armas y un claro mensaje a cualquiera que dudara de la violencia de la banda.
Se ha convertido en una constante descubrir álbumes en los que la banda no lanza sus mejores tracks al principio del álbum, “War” entra en ese círculo vicioso. Cantada junto con Jehnny Beth (Savages), “Ne touche pas moi” destaca en un álbum en general no tan sólido. Traducida como “No me toques”, Talbot y Beth —sí, otra vez— ofrecen un himno particularmente feroz: “Cause your body is your body/ and it belongs to nobody but you”. Para una banda que no está en su mejor momento —en un entorno en vivo— puedes imaginar la rotura transfigurada de Talbot en la pared de su cuarto: “This is my dance space/ This is your dance space”, seguido de repetidos recordatorios de “consentimiento”, y ese ya es al menos, un impulso de energía en medio del álbum.
Musicalmente más variada que la anterior, “Grounds” lanza algunos sintetizadores degradados muy al estilo de Gary Numan en la mezcla, mientras que “Kill Them With Kindness” tiene un frente falso que da paso a un baile más abiertamente convulsionado, que recuerda a los primeros Wire. Sin embargo, la sutileza todavía es escasa, desde la frustración directa de “Anxiety” hasta la toma directa de Talbot en la mezcla armoniosa —y de letras explícitas— de “The Lover”.
Hay muchas quejas aquí, tanto de la prensa musical como de la misma banda en la sombra del disco, de esta manera Idles entrega su álbum más consistente hasta la fecha, sí, con un puñado de sus diamantes más ásperos brillando a través de sonidos que aún deben pulirse. Ultra Mono no tiene un sencillo para cantar en la regadera, como lo fue “Danny Nedelko”, pero está bien, es un disco que se adapta, que se adapta sólo a las necesidades de sus fans. ®