Hace algo más de dos años una publicidad de la compañía sueca Vin&Sprit borró los límites actuales de México y, con una sola imagen, se metió de lleno con la historia, la geografía y las sensibilidades nacionales.
El anuncio era parte de la campaña “In a Absolut World” y, lejos de vender una ilusión individual a un potencial consumidor mexicano de vodka, “vendía” una ilusión colectiva: un mapa redibujaba las fronteras mexicano-estadounidenses y las retrotraía al siglo XIX. Se trataba, tácitamente, de un ejercicio de historia hipotética: ¿qué hubiera sido de este país de no haber sido derrotado en la guerra de 1846-1848?
La respuesta, también implícita, es que hubiera sido algo positivo. El lenguaje visual no deja, en este punto, mucho lugar para la ambigüedad. Ese México idílico suma 2 235 998 kilómetros cuadrados más y se “restituye” seis estados enteros (Texas, California, Arizona, Utah, Nevada y Nuevo México) y porciones de otros dos (Colorado y Wyoming).
El anuncio, como se recordará, cayó bastante mal entre los estadounidenses. Los más nacionalistas (en el peor sentido de esta palabra) reaccionaron con rapidez proponiendo boicots. La indignación, un poco espontánea y otro poco fogoneada por el sector militante de los conservadores más rancios (los mismos que dudan del certificado de nacimiento de Obama) creció de forma viral en Internet y logró su objetivo: Absolut retiró el anuncio.
Se trataba, tácitamente, de un ejercicio de historia hipotética: ¿qué hubiera sido de este país de no haber sido derrotado en la guerra de 1846-1848?
Más allá de cuestiones superficiales y dando por seguro que son varios los sectores que sacan provecho de este tipo de controversias (empezando por la propia compañía), la ira estadounidense se alimentó de algunos datos de la realidad que sirven para agitar la coctelera de los peores prejuicios.
Aquel mapa ficticio de Absolut “avanzaba”, en definitiva, sobre estados donde los latinos en general (y muy significativamente las personas de origen mexicano) no han dejado de aumentar su importancia numérica (con todo lo que esto conlleva en distintos planos que van desde el económico hasta el electoral).
Y si la pregunta que queda flotando es por qué tanto “rollo” con un simple anuncio publicitario, una respuesta posible es que buena parte de la sociedad estadounidense no está acostumbrada a perder. Ni siquiera en el terreno de la imaginación publicitaria.
De este lado de la frontera, en cambio, no somos tan exigentes. A propósito, Ricardo Rubio, de Lebrija Rubio Publicidad, recuerda que cuando el personaje Frito Bandido (un mexicano con bigotes, sombrero y pistolas) parodió a los mexicanos en las pantallas estadounidenses, aquí no hubo ni una sola queja. ®
Lourdes V.
Eso de que aquí nadie dijo nada sobre el personaje de Frito Bandito no es cierto. En varios periódicos y sitios en la red se expresó el descontento por la imagen estereotipada del mexicano en los EEUU. Pero quizá la indignación no llego a tanto como la de los gringos por el comercial de vodka porque en México tenemos cosas más importantes por los que preocuparnos, tanto a nivel personal, como en el económico, como en el social.
Pablo Santiago
No sé si alguno de ustedes sigue «Entourage», una serie americana sobre la trastienda de la vida de los actores y su «séquito» (amigos, novias, familia…). En la séptima temporada (la que estoy viendo ahora) uno de los personajes, amigo del protagonista, se ve forzado a invertir en una empresa de tequila. Curiosamente el nombre del tequila es «Avión» (yo soy gallego y aquí hay un municipio con ese nombre, que no tiene nada que ver con los aviones de volar, sino con una manera de decirle a los ríos en latín, el río Avon de Shakespeare tiene el mismo origen etimológico). Imagino que alguno de los guionistas conoce a algún emigrante gallego en México (hay un montón justamente de Avión) y la historia está basada en hechos reales.
El punto es que el dueño de la empresa de tequila se enfada porque el amigo del actor americano le consigue inversores estadounidenses que quieren comprarle todo el negocio, cambiarle la forma de la botella e incluso el nombre.
Supongo que los filoglobalizadores dirán que el mexicano es un nacionalista anticuado, que parte de los mexicanos lo considerarán un patriota y demás variaciones: todo depende de la óptica con que se mire. Desde el punto de vista económico coincide con este artículo: a los mercados -a los publicistas capitalistas en este caso- no les importa nada una frontera o una cultura: lo que vale es vender y hacer crecer el número de consumidores.
rogelio garza
Muy buen artículo.
Una prueba más de que la publicidad no respeta dogmas y cosas que se tienen por intocables o sagradas.
DBLQ!
…es la publicidad ideal alrededor de Ley Arizona…
DBLQ!
…nunca imaginé ver «cargo de consciencia», Estados Unidos y coinCidencia implicados en la misma idea…
¡Mexicanos a consumir vodka, que nos están echando porras!
Jose Manuel Gomez
Mas que el hecho de que la sociedad estadounidense no está acostumbrada a perder, está esa especie de »cargo de consiencia» por la manera en que obtuvieron esa extensa superficie de territorio, lleno de inmensas riquezas naturales, tales como el oro, diversos metales, bosques, petroleo etc. la costa oeste con acceso al Oceano Pacifico, todo lo cual a la postre les facilitó el camino para ser la potencia mundial en la actualidad. La invasión a México fue el medio para conseguirlo, disfrasada de la »Mexican-American War» como ellos le llaman. Tuvieron que argumentar infinidad de falsos pretextos para invadir Mexico…alguna coinsidencia con sus invasiones en la actualidad? Es por eso que cuando los temas de la fontera vienen a colación, les es tan incomodo y complicado manejarlos.